El payador

poema de Alcides de María 

(Calisto el Ñato)

Título: El Payador
Autor: Eugenio Prino del Castillo
Fecha de publicación: 1956
Notas: Ilustración a pluma.
Extraído de Colecciones Digitales BNU
Aparece en las colecciones: Pinturas, grabados e ilustraciones sobre el payador

Como en el campo la flor

de incomparable belleza

a que da naturaleza

su fragancia y su color,

así nace el payador

que a la calandria remeda

porque, cuando le hacen rueda

imita al pájaro aquel,

alzando el canto como él

cuando canta en la arboleda...

 

Flor que presta amenidad

y del campo es ornamento,

destello del pensamiento
brillando en la oscuridad;

bardo que en la soledad

alza su voz inspirada,

remedo de mucho y nada,

mezcla de acíbar y miel,

genio que busca oropel

para su gloria soñada...

 

Ritmo que a un tiempo atesora

como en copioso raudal,

el eco del vendaval

y el trino de ave cantora:

cuerda que ríe y que llora

con la misma vibración,
latido de un corazón

que siente dichas y penas,

conjunto de horas serenas

y de violenta pasión.

 

El canta cuanto se encierra

de la patria en la extensión,

y en amena descripción

las costumbres de su tierra;

el pinta el bosque y la sierra,

el arroyuelo y el río,

las lágrimas del rocío

que seca el viento fugaz,

y al gaucho diestro y audaz

que monta potro bravío.

 

El sabe, cantando amores,

darle a su voz la ternura

con que el arroyo murmura

cuando acaricia las flores;

y si cantar los rigores

quiere del bien a que adora,

tiene su voz seductora

que suena como un lamento,

el melancólico acento

de la tórtola que llora.

 

El tiene el eco potente
de sonora catarata
cuando su labio relata
las hazañas de un valiente;
él canta con voz doliente
la ausencia del bien querido.
y hace llegar al oído
si narra vengado ultraje.
como el rugido salvaje.
del león que se siente herido...

 

Con intuición de poeta

y las alas de su anhelo

remonta a veces el vuelo

a la mansión de un planeta;
él a reglas no sujeta

su inspiración ni su idea:

él canta lo que desea,

lo que siente, lo que estima...

¡porque sólo canta y rima

como el pájaro gorjea!

 

Lleva entre el poncho escondida
la guitarra quejumbrosa
con que se canta a la hermosa
los pesares de la vida;
ese instrumento en que anidan
como esencia de su ser
los recuerdos de su ayer,
su tristeza y su alegría.
el cariño o la falsía
del amigo y la mujer.

 

El es quien con sus canciones

hace al paisano gozar,

el que consigue animar

la ramada y los fogones;

el alegra las reuniones

en las yerras y carreras,

el que pasa las tranqueras

sin permiso del patrón...

y libre como el halcón

cruza montes y praderas.

 

El que del gaucho matrero

cuenta la vida pasada,

y la tapera olvidada

donde ocultó el parejero;

las hazañas del guerrero,

los pesares de la ausencia,

y la cruz que, en la eminencia,

señala la humilde fosa

del que en la lucha gloriosa

murió por la independencia.

poema de Alcides de María (Calisto el Ñato)
Publicado, originalmente, en el libro "Cantos Tradicionales".

Reproducido en el libro "Panorama de la poesía gauchesca y nativista del Uruguay" Desde Bartolomé Hidalgo hasta nuestros días
Selección, prólogo y notas de Serafín J. García

Editorial Claridad año 1941

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

Link del texto: http://www.autoresdeluruguay.uy/biblioteca/Serafin_Garcia/lib/exe/fetch.php?media=poesia_gauchesca_y_nativista_serafinjgarcia_red_50.pdf

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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