Entorno

Leonardo de León

Ya mi alma se expande
en el pavimento oscuro, sin tránsito.
Las lunas se hacen soles en la noche
con nubes de estrellas opacas.
El canto de un pájaro, una forma del silencio.
La calidez de un beso, una suerte 
funesta del vacío.
El tacto, una anestesia del dolor.
La felicidad, una tristeza sonriente.

Ya la huída corre en círculo
ante el latido remanente que no es
otra cosa que el ruido apagado de una hora.
El reloj desconoce la aguja hiriente.
Yo desconozco la herida.

Leonardo de León
De Brevedades Negras

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