La tempestad en el desván
(Casus Beli de un adolescente difícil)
1992
Anacon Da’ Avita

II

Nada hay, nada esperes del mundo hoy.
Cielos atormentados,
cielos contaminados.
Nada hay, nada hay.
Solo nubes de vapor
y, fuera del tiempo,
el arenero se eleva.
Hay un cielo eterno:
es de arena.
Neptuno hoy duerme en ríos de sombras,
se acuesta y sueña con otros ríos.
Se pierde y se ahoga en los ríos de Dios.
La vida ha sido derrocada.
1989

IV

Qué se siente cuando las sombras
nocturnas despiertan?
...???
No oigo! 
Cada vez que vuelvo
es porque me he despedido
de algo o de alguien.
- Adiós - dije
y - Adiós - me respondieron.

Calla y duerme profundamente
en los brazos de Neptuno
porque las burbujas
en su boca dicen que aún vives.
Calla y duerme.
De mi boca nada sale:
cerré mi cripta y coloqué mi nombre.

Alguien de cabeza deforme,
alguien de manto blanco
me ha colocado una cinta mortuoria.
Yo cerraba los ojos al sol en Enero
cuando dormía.
Ahora sólo dejo que se cierren
para la muerte.

Quisiera ser mi sombra,
elevarme y no caer,
bailar dentro del aire
y sentir que los brazos de la memoria
me abrazan sin rozarme...

Que los extraños no se asombren
cuando vuelva.
1990

V

Contra los ecos de la muerte,
por el deceso de la noche,
el Diablo ríe y se mezcla con la gente.
Monstruos alados golpean
y su furia resplandece.
Puedes mirar.
Por favor, no te atormentes aún,
pronto vas a nacer.
1989

VI

La fiebre aumenta con la llegada de la noche.
El río, atrapado tras el cristal, se retuerce compulsivamente
para no morir del todo.
...
Algo se levanta. Es el día. Ha llegado el día.
Las sombras y los ruidos ahora se confunden en sus actos
monótonos dejándole el paso a los recuerdos y a la pesadumbre;
a la vigilia. Un vaho trepa por los cuerpos y se deposita en la
memoria. Un vaho cubre el aire; es esa misma, usual sensación.
El sopor, la reclusión y el hastío sobresalta siempre a las
almas y las agobia.
Es el día. Ha llegado el día de decidir el final.
1989

VII

Hastío puro, pródigo,
casi necio, ciego de dolor,
hambriento, acostumbrado.
Y luego el sueño, que todo lo puede.
Y luego el sueño despertando
el único infierno, el más
fuerte, el curioso, el que acecha
detrás de cada imagen,
el que espía desde el espejo.
1992

VIII

La sombra de la tinta en la pared.
Reconozco el último murmullo
de los soles en áspero estallar
el súbito apagar de las esferas.
No hay pena ni culpa hay.
Los gestos endurecidos
son los restos infames
del caliente brillo.

IX

Si la tela es oscura.
Si quien teje con su ira nos engaña
y aparentando dulzura
perversa y dulcemente nos atrapa
y este Hades nos depara,
él, la araña, ¿será ciertamente quién
desde el eje vigila?
¿Será que con el tiempo no aprendemos que
en esta oscura entraña
siniestramente nos atrapa?.
La dantesca artimaña ha cobrado vida.
1991

X

Hay otro río que corre incorruptible,
pero, como el médano, se mueve y se descompone.
Yo me observo en las aguas,
cristales de los tiempos.

Anacon Da’ Avita

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