Margarita Xirgu A un siglo de su nacimiento por Angel Curotto
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Su padre fue un republicano en la época de Pi y Margall, obrero catalán de fines del siglo pasado hecho al trabajo duro y mal compensado, soñando en conquistas sociales que, en aquellos días, se consideraban inalcanzables. Y su madre, una mujer de hogar, servidora de sus buenos vecinos. Lugar: Molins de Rey, pueblo industrial muy cerca de la capital catalana. La primera luz infantil de su matrimonio feliz fue el nacimiento de una niña muy pequeña y muy morocha, que creció oyendo en la voz de los camaradas de trabajo de su padre, en noches de frío pero de compañerismo, las lecturas en común de las obras de Emilio Zola, Benito Pérez Galdós, León Tolstoi... Lecturas que algunas veces se convertían en improvisados ensayos de páginas literarias u obras dramáticas de poetas o dramaturgos de Cataluña... Fue en ese clima que creció aquella niña de cabellos muy negros, aquella pequeña que había nacido el 22 de julio de 1888. Hace un siglo... Leía mucho y le agradaba recitar, interviniendo en las fiestas escolares con verdadero entusiasmo. Una tarde, a solicitud de un amigo de su padre que dirigía el cuadro filo dramático del pueblo, ante la imprevista afección de una de sus actrices, solicitó al señor Xirgu que accediera a permitir que la niña encarnara un pequeño papel en "Don Alvaro o la fuerza del sino", obra del Duque de Rivas que estaba anunciada para el día siguiente. Y allá fueron los tres —padre, madre y la niña— hasta la sala del "Ateneo" y empezó a ensayar, asombrando a todos su naturalidad y disposición para la escena. Trabajo improvisado, como tantas veces ha ocurrido en el teatro que se convierte en una carta del destino. Tenía la niña doce años, logrando así que se trazara la partida de nacimiento teatral de Margarita Xirgu. La buena acogida que mereció su trabajo escénico, determinó que poco después fuera invitada para integrar el cuadro filo dramático "Gent nova" que organizaba espectáculos que los fines de semana se cumplían en Badalona y en pueblos vecinos. De allí en adelante, la pasión de Margarita por el teatro fue creciendo día a día, en forma incontenible, determinando a sus padres a aceptar su vocación artística, controlada siempre por la más austera vigilancia. Pero el teatro es el teatro y la vocación, cuando es auténtica, no conoce barreras. El espacio que tiene asignado una nota periodística, nos obliga a saltar en el tiempo. Vencidos los avalares de los primeros años, Margarita vive sus noches estudiando o interpretando distintas comedias, en aquellos pequeños escenarios en que actúan los centros filo dramáticos, de un lugar a otro de su provincia natal. Estudia día y noche, sin por eso dejar de cuidar a su hermanito menor, pero siempre con muchas ambiciones y soñando con los aplausos de otros públicos, de otras capitales y... ¿por qué no?... alcanzando "algún día" la consagración, frente a pueblos lejanos de Europa o de América, como lo hablan logrado otros comediantes... Y tenía razón. Los detalles de su carrera, tenaz y sacrificada, darían lugar a una gran historia artística, historia que superó todos los vaticinios. Las fechas, los nombres y los acontecimientos marcan grandes momentos de su vida. En apurada síntesis, trataremos de evocarlos, señalando de manera especial aquellas circunstancias en una gloriosa y dramática carrera a la que dedicó sus horas, sus días y sus años —hasta su último anochecer...— al servicio del teatro y de la cultura en nuestro propio país. Fue entonces, cuando más la conocimos y cuando más aprendimos de ella. Pero retomemos el hilo de la historia y digamos que fue en el año 1906 cuando Margarita inició su vida de actriz profesional. Tenía diez y ocho años... Y lo hizo por primera vez como comediante contratada, atenta a sus deberes y obligaciones, Interpretando la obra de Angel Guimerá "Mar y cielo", alta expresión del teatro catalán, prosiguiendo después con representaciones de dramas de Angel Guimerá, Santiago Rusiñol, Adrián Gual y otros actuando en muchas ocasiones Junto a prestigiosos comediantes de la categoría de Enrique Borrás y Juan Vehil. Al año siguiente, la muerte de su padre ensombrece su espíritu pero acompañada siempre por su madre, sigue su misión... La prensa destaca cada vez más sus méritos en largas crónicas, relacionadas por sus magníficos trabajos en "El yermo de las almas", primera obra de don Ramón del Valle Inclán que se interpreta en Cataluña, estrenando al año siguiente en la ciudad de Málaga su primer trabajo en castellano con el estreno de "Nena Teruel" de los hermanos Joaquín y Serafín Álvarez Quintero. Fue así que después de varios años de ir conquistando los escenarios más prestigiosos de Barcelona interpretando un repertorio de selección — de "Teresa Raquin" de Zola a "Salomé" de Oscar Wilde, dentro de una lista interminable de títulos— se presenta una noche en su camarín el empresario más poderoso de la época: don Faustino Da Rosa, que tiene a su cargo las programaciones más importantes de Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile y le propone un ventajoso contrato para actuar en América del Sur. Doscientos cincuenta francos oro por día y pasajes para todo el elenco y el cuarenta por ciento sobre las recaudaciones. Margarita tarda en contestar... Durante varios días medita... pero al final, acepta. Y en mayo de 1913, después de ir a París donde adquiere su nuevo vestuario para la escena, cruza el Atlántico. Aquellos que le habían parecido Imposibles sueños, ya eran realidad... Tenia veinte y cinco años y el aplauso de otros públicos la estimulaban noche a noche, mientras los críticos americanos saludaban en ella a una renovadora del teatro hispano. Al año siguiente —1914— Margarita Xirgu, estimulada por otra muy grande actriz como lo era María Guerrero, se presenta ante el público madrileño, haciendo alarde de un repertorio universal: Benavente, Ruslñol, Martínez Sierra, Guimerá, Wilde, Suderman, Bataille, Bracco, Hofmannstal, Nicodemi, Bersteln, Hauptmann... quedando así incorporada definitivamente al teatro castellano, acompañada por primeros actores de la categoría de Borrás. Thulller, Morano, Muñoz, Lope Lagar... Y por escenarios, el gran Teatro Español, Eslava, Princesa... Pero, quememos etapas. Otras visitas a América realizó con sus elencos, actuando en Méjico y Cuba (1921); en el año 1923 retorna a Uruguay, Argentina, Chile. Perú, Venezuela, Cuba, México y Costa Rica... En el ano 1927 —y con decorados de nuestro compatriota Manuel Barradas sobre bocetos de Salvador Dalí, estrena Margarita Xirgu "Mariana Pineda" de Federico García Lorca, con quien se inicia una amistad que fue pródiga en grandes acontecimientos artísticos, como lo fueron los estrenos de "La zapatera prodigiosa" en el año 1930; al año siguiente. en horas ya muy difíciles para su nación, da a conocer el poema de Rafael Alberti, titulado "Fermín Galán", y en 1932, desde el glorioso escenario del Teatro Español, interpreta "La corona" de D. Manuel Azaña, "El otro" de D. Miguel de Unamuno, revelando, además, otro gran dramaturgo: Alejandro Casona con su pieza "La sirena varada". Las etapas de la vida de una gran actriz la jalonan los grandes triunfos y Margarita los alcanza en su propia tierra para pasearlos después por el mundo. Y así llegamos en 1934 al estreno de "Yerma", del gran poeta granadino y “Otra vez el diablo" de Casona. Y en la temporada siguiente se aplaude "Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores”... 1936 se convierte en un año de dolor y de tragedia. En medio de las angustias de la vida política conmueve a España la muerte de don Ramón del Valle Inclán, de quien Margarita había estrenado entre sus muchas obras "Divinas palabras” aquel formidable esperpento que veinte años después viniera Margarita —ya en el exilio— a dirigir en Buenos Aires, en una interpretación memorable que tuvo por protagonistas a María Casares y Alfredo Alcón. En los primeros meses del año graves disturbios políticos anuncian tristes horas en la península. Ante la posibilidad de acontecimientos que se agravan por momentos, Margarita acepta una invitación para actuar en México y Cuba. García Lorca la acompañará en la gira, mientras seguirá escribiendo para ella, pero horas antes de la partida, Federico desiste y esa decisión marcó su triste destino final en su tierra granadina; mientras que Margarita, sin proponérselo ni pensarlo, inició un exilio por tierras de América que duró treinta y tres años... Recorre varias veces los mismos países esperando la liberación de su España. Nuestra América, que tan de cerca vivió aquella tremenda guerra civil española, sin quererlo, hizo de Margarita el símbolo de la libertad. En cada país en que se presentaba, el público la recibía y la aclamaba de pie; y sus únicas palabras fueron siempre las mismas: "todos los aplausos vayan para el poeta...” Largas ovaciones y prolongados silencios que mucho querían decir. Y desde 1936, Margarita...” condenada al exilio a perpetuidad con la confiscación de todos sus bienes" por decisión del tirano —anduvo por el continente con su elenco de fieles comediantes, trabajando para vivir... Nosotros conocimos a ella en el año 1924 y nos reencontramos en el año 1936. Ella era siempre la misma, con su misma conducta, sirviendo al buen teatro, sin traicionar jamás los propósitos que habían marcado una gran carrera. En el año 1943, el SODRE intentó organizar una temporada de teatro estable sobre la base del conjunto de la señora Xirgu, integrado además con intérpretes nacionales, para difundir obras de escritores uruguayos y altas expresiones del teatro universal, bajo la dirección de Margarita Xirgu. Pero esta nueva tentativa de un teatro nuestro tan bien inspirada, duró unos pocos meses; los suficientes para no olvidar aquel gran espectáculo de "El gran teatro del mundo" ni los estrenos nacionales de importantes obras dramáticas de Justino Zavala Muniz, Jules Supervielle, Edmundo Bianchl, Clotilde Luisi y José María Podestá. Terminada la temporada, el crítico y querido amigo José P. Blixen Ramírez nos citó una noche con urgencia para vernos con Margarita y su esposo. La brusca terminación de la temporada del SODRE había truncado los planes que para ese año se había trazado Margarita y era necesario encontrar una solución de emergencia. El señor Blixen Ramírez, conociendo mi larga experiencia de actuaciones teatrales cumplidas por el interior del país con distintos elencos durante muchos años y mi vieja amistad con el señor Bernardo Glucksman que administraba la mayoría de las salas de tierra adentro, me propuso que buscara la posibilidad de organizar una gira por el interior. Aceptamos la propuesta y en pocos días todo quedó resuelto. La gira se cumplió ante salas colmadas, con un éxito que superó todas las predicciones; y la oportunidad de que el público del interior pudiera conocer y admirar a una figura dramática universal de tan elevada categoría. Todas estas circunstancias Incrementaron entre la eminente actriz y su esposo y nosotros una gran amistad en días de intenso trabajo, en una común lucha por el teatro. Creada en el año 1947 la Comedia Nacional, por iniciativa de la Comisión de Teatros Municipales presidida por D. Justino Zavala Muniz, ésta en todo momento bregó durante la década que ejerciera su mandato (1947-1957) por contar con la colaboración de los más prestigiosos elementos artísticos en lo que se refería a intérpretes y directores de escena. Y como el teatro vive de realizaciones y también de milagros, éstos se lograron con la presencia de figuras de alta valla que con su acción fueron vigorizando a nuestro elenco oficial. Y he aquí que una noche de fines de agosto del año 1949 el señor Zavala Muniz nos llamó en horas de la madrugada telefónicamente para decirnos: —Curotto... Acabo de oír por la radio la noticia de que el gobierno del general clausuró al Teatro Argentino de Buenos Aires en que estaba actuando la compañía de Margarita Xirgu... Yo estimo que en las primeras horas de mañana convendría que usted viajara a Buenos Aíres y que se ponga al habla con Margarita invitándola a venirse a Montevideo para dirigir e interpretar algunos espectáculos y también para hacerse cargo de la dirección de la Escuela Municipal de Arte Dramático. ¿Qué le parece? Desde luego, la idea me pareció magnífica, aunque conociendo a Margarita y la firmeza de sus decisiones, no me pareció tarea fácil. Porque Margarita, quien en todo momento nos había parecido un ser de excepción, no era mujer fácil de convencer. Embarcamos el mismo día y a la tarde logramos visitarla en su hotel bonaerense, después de haber conversado antes con su esposo y gran compañero. Encontramos a ella muy triste y muy deprimida, aunque no vencida; estaba acostumbrada a las desilusiones que son tan comunes en la vida teatral, agravadas en los últimos tiempos por los hechos políticos de notoriedad. Oyó ella nuestras palabras muy pacientemente, así como la invitación que en nombre de altas autoridades del país le formuláramos. Y después de un largo silencio, con aquella suave voz, con resuelta decisión nos dijo: —Profundamente agradezco a Ud. y a sus amigos, que son también los míos, la invitación que acaba de hacerme. Pero... decididamente, no la acepto. Estoy muy cansada y enferma. Necesito reposar un tiempo. Después de tantas giras y tantos dictadores, que me castigaron con injusticias en mis andanzas por América, necesito un poco de paz. Mañana o pasado marcharemos a Chile, donde poseemos con Miguel una casita de descanso al pie de los Andes. —Pero... —Mira lo que acaba de ocurrirme ahora. Con el pretexto de que la sala en que actuaba no estaba en condiciones de funcionamiento, en el preciso momento en que acabo de estrenar "El malentendido", de Camus —próximo Premio Nobel que anuncia su visita a Buenos Aires— el señor Perón me clausura la sala. ¡No, no, no...! No puede ser. Se me acabaron las fuerzas. No soy mujer de rendirse ante un fracaso teatral... pero ante estas injusticias o persecuciones me siento impotente. —Comprendo, Margarita, el alcance de sus argumentos. En nombre de nuestra amistad le pido que no adopte una decisión definitiva. Descanse. Medite. Mañana vendré a despedirme y a tomar un café. Terminada la entrevista nos despedimos muy cordialmente y como lo habíamos manifestado, regresamos al día siguiente, por la tarde. Nuevo encuentro con la gran actriz y su esposo, en un ambiente muy cordial pero afirmativo en cuanto a la resolución que nos había expresado. —Entonces. Margarita, ¿se mantiene en su decisión? ¿Es posible...? Y Margarita nos respondió con un gesto afirmativo, sin decir palabras. Ante esa actitud, tímidamente, tugamos nuestra última carta. —Antes de retirarnos, deseamos expresarle algo. Estamos pensando que cuando usted se manifieste a sus amigos de Montevideo, sus razones serán aceptadas. Conociendo a Usted y su manera de ser, estamos seguros que mañana vendrá con nosotros a Montevideo para saludar a sus amigos y agradecerles que en una hora desafortunada, hay quienes todavía son solidarios suyos y en un momento de desgracia le ofrecen trabajo y amistad A lo que su esposo, don Miguel Ortin, agregó: —Mira Margarita, en lo que dice Curotto hay mucha razón. Yo, también creo que debemos ir a Montevideo a saludar a esos señores que siempre fueron nuestros amigos. Se produjo un largo y embarazoso silencio, que rompió Margarita sin mucho entusiasmo. —Está bien. Está bien. SI ustedes lo entienden así. Nunca debemos dejar de ser bien nacidos. Dos días después regresamos a Montevideo, acompañados por la actriz y su esposo. La misma noche de la llegada, a las diez, la comisión en pleno —Zavala Munlz, Fernández Ríos, Caporale Scelta, Farell y Echegaray— recibieron a la señora Xirgu. En rueda de café muy cordial, nosotros informamos a la comisión de los magros resultados de nuestra gestión. En el correr de la conversación y ante los distintos argumentos esgrimidos por todos los miembros, la señora Xirgu pareció menos firme en su primitiva decisión. El señor Zavala Muniz, que tenia veteranía como polemizador parlamentario y sus compañeros Fernández Ríos y Caporale esgrimían con facilidad distintas razones: las horas transcurrían y la solución no surgía cuando Margarita preguntó —A todo esto, ¿qué horas son Miguel? —Las cuatro de la mañana, mujer. —|Qué barbaridad! Dios nos va a castigar por gastar así nuestras horas. Y después de mirarnos a todos, uno a uno. Margarita se puso de pie y golpeando con su mano sobre la mesa, con firmeza, dijo: —Bueno, ¡acepto! Y al intentar extender su mano para despedirse, el señor Farell que era el tesorero de la comisión, manifestó: —Un momento, señora. Agradecemos su decisión pero necesitamos conocer cuáles serán sus condiciones de trabajo, así como sus honorarios como directora de la Comedia Nacional y de la Escuela Dramática. Y ante nuestra emocionada sorpresa, Margarita con decisión contestó: —Lo que más me importa es trabajar y vivir en un país que vive en libertad y en democracia. ¡He padecido tanto desde que salí de mí infortunada España! Y cambiando de tono, prosiguió: —En cuanto a los honorarios y condiciones de trabajo acepto desde ya las que me proponga el señor Curotto. Conociéndolo como lo conozco, sé que no será capaz de traicionar a ustedes ni a mí. Y así terminó aquella histórica noche. ¿Resultados? Un mes y medio después, el 23 de octubre de 1947, la Comedia Nacional estrenaba en nuestro primer coliseo la obra de Rojas "La celestina", protagonizada y dirigida por Margarita Xirgu, uno de los más grandes acontecimientos de la historia del elenco de la Comedla Nacional; y el 14 de noviembre del mismo año, con la presencia de las más altas autoridades de la nación y jerarcas comunales, críticos, comediantes y escritores nacionales, se inauguraba la Escuela Municipal de Arte Dramático —actualmente Escuela Dramática "Margarita Xirgu”— institución de la que ya egresaron generaciones de intérpretes, muchos de los cuales ocupan altas jerarquías en distintos teatros de América y Europa. En el año 1961 la señora Margarita Xirgu se hizo ciudadana uruguaya mereciendo la Credencial Cívica DA. A. 12.414. Exceptuando actuaciones cumplidas con la Comedia Argentina en 1958 en Buenos Aires y trabajos de dirección realizados en ese mismo país; y representaciones de obras de García Lorca en México y en Estados Unidos, en las décadas del sesenta, vivió siempre en nuestro país, gran parte de ello en su casa de Punta Ballena. Margarita falleció en Montevideo la mañana del día 25 de abril de 1969 y sus restos descansan en el cementerio del Buceo, en un panteón del primer cuerpo. Al cumplirse el primer centenario de su nacimiento hemos deseado traer a nuestros lectores algunos recuerdos de distintos episodios de su vida artística; recuerdos de una existencia rica en emociones y en acontecimientos, en una permanente lucha por la cultura, por el arte dramático y por el ejercicio de la libertad. Tiene nuestra evocación, la emoción agradecida de quienes tanto la aplaudieran en España y en América. Y, muy especialmente, en nuestra nación. Ver, además: Margarita en paz, por María Ester Gilio (Uruguay) |
por Angel Curotto
Publicado, originalmente, en: Crónicas Culturales
Suplemento Dominical "El Día" N° 2843 Montevideo, 17 de julio de 1988
Link del texto: https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/54533 pdf
Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)
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