Ubicación del Bajo

 

La calle Yerbal

Era la avenida más importante del Bajo. Empezaba, como ya he dicho, en la proa de nuestro almacén, caminaba unos cincuenta metros y se encontraba con Ituzaingó, calle que arrancaba en Yerbal, justo en la puerta de nuestro negocio: seguía una cuadra larga has Juan Carlos Gómez (Cámaras), luego hasta Bartolomé Mitre (Cerro) y terminaba en Ciudadela. 
Desde Camacuá pasando por Ituzaingó, Juan Carlos Gómez y hasta Bartolomé Mitre, estaba totalmente colmada de prostíbulos, no existiendo en este trecho, ninguna casa particular. El tramo que iba desde Bartolomé Mitre a Ciudadela era muy corto y ahí solo recuerdo un café llamado "El Chumbito", una panadería situada en los bajos de la timba de "El Tábano", una peluquería atendida por un tal "Peluquilla" y el restaurante "La Parrilla". Todo esto pertenecía a la acera sur de la calle Yerbal, porque la acera de enfrente pertenecía totalmente al viejo Mercado Central. Aclaro que en este trecho no recuerdo ningún prostibulo. 
En la calle Yerbal estaba lo mas granado del Bajo, pero hasta un costo de cinco reales. Este era el precio del "acto de amor", no aceptando ninguna meretriz la menor rebaja porque eso se consideraba denigrante y su amor propio no las dejaba que su mercancía fuera manoseada. 

La calle Brecha

Esta calle empezaba en la puerta del Templo Ingles, donde se dice que muchos guapos murieron prendidos de sus rejas, porque ahí se citaban para aclarar sus entredichos, aunque todo esto no es mas que una novela porque en las rejas del Templo Ingles había mucha luz y no convenía darse cita. 
De modo que Brecha comenzaba en la unión de las calles Recinto y Maldonado, llegando en su primer trecho hasta Camacuá. Este pedazo, muy corto, estoy seguro que estaba libre de prostíbulos e incluso recuerdo que vivían muchas familias. Pero el tramo de Camacuá a Reconquista era como Yerbal: no había casa en que no estuviera instalado un lenocinio. Creo que aquella gente era capaz de poner un prostibulo en un simple agujero. 
Aquí también el precio era de cincuenta centésimos, pero las menos agraciadas hacían la competencia, cobrando cuatro reales, que en aquel tiempo era una buena rebaja. Por supuesto que luego se exponían a la mofa y al odio de las compañeras de oficio que se burlaban de ellas con frases lapidarias como esta: "Che, vos vas a terminar en Recinto ocupandote de tinguiñazos!" 
Después de Reconquista, había una cuadra muy larga hasta Juan Carlos Gómez, que era la terminación de Brecha. Ahí se encontraban el bar "La Gran Peña" y una lechería que se llamaba "La Blanca" con algunas mesitas, pero en cuyo local, lo que menos se hacía era tomar leche. 
Había también algunas casas de familia y dos o tres prostibulos de francesas, colocados muy discretamente, en los cuales el amor costaba dos pesos, porque las chicas "hacían el oficio" (mas adelante explicaré lo que era "hacer el oficio"). Estas chicas francesas eran muy atentas y tenían las habitaciones muy bien puestas, sobre todo la casa en cuya puerta había un palo de teléfono muy ancho. En uno de sus aposentos había un espejo colocado al mismo nivel del lecho y que supongo no era para apretarse los barritos de la cara ni para que la clientela se afeitase. 

Las calles Bartolomé Mitre y Juan C. Gómez

En estas dos calles se ejercía el meretricio desde Reconquista hasta el mar. Había pocos prostibulos y eran de precios variados. 

La calle Recinto

Comenzaba en la puerta del Templo Ingles y seguía unas cuadras hasta unirse en una proa con Reconquista. En estas cuadras había mujeres de color que aceptaban a un hombre por un rato para sacarle algunos reales. 

La calle Camacuá

A pesar de ser ésta una calle donde vivían varias familias de suma decencia, lograron colocarse dos o tres prostibulos que costó mucho para eliminarlos. Esto ocurría con cierta frecuencia. Por ejemplo hubo uno que se coló no en Camacuá sino en Reconquista casi Ituzaingó donde también vivía gente honesta. Este prostíbulo fue famoso porque ahí trabajaba una francesa apodada "La Botafogo", famosa por sus peinados de una altura de medio metro y por pintarse en la cara un lunar del tamaño de un pocillo de café. 
Camacuá comenzaba en Treinta y Tres, cruzaba Brecha, pasaba por la segunda seccional de Policía, seguía una cuadra de trescientos metros, trasponía Yerbal y cruzando Juan Carlos Gómez y Bartolomé Mitre, terminaba en Ciudadela. La continuación de Camacuá era Canelones, precisamente donde ahora hay una terminal de ómnibus. A esta calle, en la cual nací, solo le queda un cachito como recuerdo, que es donde está el edificio del diario "Acción". Al trozo donde está ubicado el nuevo Mercado Central, le correspondería el nombre de Yerbal, porque está justo en la línea de esa antigua calle. 

La calle Maldonado

Maldonado comenzaba en la puerta del Templo Ingles, o sea, la terminación de Recinto. Hasta Ciudadela, había algún prostibulo que otro, pero de precios reducidos. Estos estaban frente a la "muralla" y en los días de temporal tenían que clausurarlos porque las olas inundaban las azoteas y las habitaciones. 
Con todo lo dicho, queda bien ubicado lo que era aquella zona. De manera que toda casa "non santa" colocada a una distancia mas o menos próxima a lo detallado anteriormente, no pertenecía al grupo de calles a las que se les llamó "El Bajo".

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