Cacería
Miriam Chechile 

La noche anterior quedó acordado, mañana al amanecer irían de cacería mayor. 

La plaga los tenía hartos, con sus destrozos a los sembrados.

El día amaneció espléndido, mejor, sería lujo. Derroche de aire fresco, trinos, aromas agrestes.

Avanzaban lentamente, conversando, disfrutando con anterioridad los logros deseados.

Después de unas horas y cuando faltaba poco para la llegada. Sorpresivamente se oscureció el cielo, y rayos y truenos, más que notorios, presagiaron la tormenta.

Primero, tímidamente, después con toda su fuerza, la lluvia caía a raudales.

Cabizbajos, a las puteadas, seguidos por la jauría de enarcados lomos empapados, el heterogéneo grupo, regresa.

-¡Cha' digo. ¡Qué mala suerte! Dejaremos para mañana o pasado..., No queda otra.-

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