Lauretta
María Magdalena Ceol

A Roberto Perín
El primo Italiano
Italia 1920

Lauretta y Pietro, de niños, pasaban los veranos, siempre juntos. Ambos padres tenían sus casas de vacaciones en la misma playa.

Después de las travesuras de rigor, y ya en la adolescencia, se atraían; lo que de jóvenes se convirtió en un fuerte amor. Llegó el tiempo que Pietro debía hacer el servicio militar. Se prometieron, a orilla del mar, amarse hasta la eternidad.

Uruguay 1970

En Punta Ballena, existe una casa, realmente deslumbrante. Está en una altura cercana a la costa. Su enorme parque, tiene un estilo versallesco. Senderos curvos, rectos; caprichosas formas realizadas en piedra y cantos rodados; que apretujan todo tipo de flores..

En el sendero de la entrada principal, un rectángulo de madera, con un misterioso nombre de mujer, esculpido.

En la parte alta, vitrales en forma ojival, de tenues colores. Los techos, en distintos planos, dan en el verde y azul del espacio, una proyección de arte bizantino.

El ama de llaves contó, en el comercio donde se provee, que allí vive un hombre solo, huraño; de nombre Pietro Rosselli; quién dedicó esa casa a una mujer, a la que espera.

Uruguay 2003 

De paso hacia Chile, recaló en Montevideo, un esquiador, quien venía de Italia, del Campeonato Mundial de Sky Nórdico, que se realizó en el Val de Fieme. En la conserjería del hotel, le dieron una carta que dejó un médico. Estaba dirigida a Pietro Rosselli, de Uruguay; y no sabía que hacer con ella.

Le dije conocer ese nombre y a su casa.

Me dirigí a Punta Ballena. Lo que encontré allí, fueron, paredes de musgo invernal. Vitrales destrozados. Un parque lleno de altas malezas. Las ramas de los árboles, sobre la fachada, dando al conjunto, un aspecto fantasmal.

Sólo se mantenía, en su esplendor, el rectángulo de madera, con el nombre de mujer, esculpido.

Tal vez las cosas tengan vida propia, y en ella palpita aún, aquel ensueño.

Me invadió un profundo silencio.

Me dirigí al comercio, a preguntar por el hombre italiano.

-"Murió hace, ya, algunos años. Nadie reclamó la casa".-

Fui a la costa, me senté en la arena. Abrí la carta...

Cuando me retiré, allí la dejé.


"Italia.
Sr. Pietro Rosselli:

He querido esperar los últimos días de mi vida, para enterarlo, mi Capitán, de algo de su mayor interés: La suerte que corrió Lauretta. (La mujer que Ud. Amó) Ella, con el seudónimo de "Eva", colaboraba con los partisanos, en un grupo que capturamos, y al que Ud. nos dio la orden de ejecutar. 

Aun recuerdo cómo, aquella mujerzuela, se retorcía mientras la torturábamos, y luego tuvimos que matar.

Cuando cayó El Duce, Ud. Viajó al Uruguay con los dineros del Estado. Me encomendó, en aquella época, que buscara a Lauretta y la enviara hacia Ud., a su país de destino. No tuve el coraje de explicarle lo sucedido, y ha sido como una deuda pendiente que tenía que saldar.

Su Teniente:

Giacomo Rossi"

La arena cubrió la carta.

Dicen, que en las noches de verano, la brisa lleva un lamento que emana de la casa y se asemeja a un gemido.

La aguas lo arrastran mar adentro y lo empujan hacia la eternidad.

Ma.Magdalena Ceol
Taller de Escritura y Estilo "Atrapasueños" de la Biblioteca "Carlos Roxlo", barrio La Teja (Montevideo) Año 2006
Juan Ramón Cabrera - Coordinador

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