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Dos almas perdidas
Josefina Camacho

En las calles de la enorme ciudad, iluminada por coloridos carteles, la multitud camina de un lado a otro. Todo es ruido, movimiento .voces que gritan casi con la euforia de quien sale por las noches en busca de aventuras.

El frío es agobiador pero para quienes están de divertimento eso no molesta en absoluto.

Regios coches cargados de perfumadas mujeres, caballeros bien vestidos con sus puros entre los dedos haciendo ver sus fuerzas económicas.

Eso es la noche de la gran ciudad del norte, donde quien posee lo que quiere no se preocupa de quien no tiene ni lo mas imprescindible para vivir.

Se presta para comprar y vender (amor) para aprovechar la inocencia  de tiernas criaturas que en su afán de tener una noche de fantasía se dejan llevar por una noche de pasión desenfrenada.

Mañana a la luz del día todo será verdadero y cada cual volverá a su cueva donde pertenece, sin remordimientos ni penas por ninguna de las partes pues esa es su vida…si así se la puede llamar.

En el cielo, las estrellas brillan con intensidad, el frío cala hasta los huesos y allí, en un rincón de la vereda, junto a una vidriera iluminada y con bonitos maniquíes…

Dos pequeñas figuras acurrucadas  y entrelazadas por sus pequeños bracitos están sufriendo el helado frío de la noche.

Frío por dentro porque la soledad de esas dos tiernas criaturas es inmensa. Añorando el calor de hogar, de los besos y abrazos de sus madres de las que nunca se tenían que haber separado .Frío por fuera pues solo visten mugrientos y viejos harapos  que el paso del tiempo ha ido royendo…

Por  cama –solo cartones y diarios por frazada  el cielo con su manto de estrellas que al titilar les parece enviar señales de tiernos besos.

El mayor … ojos grises ,, cabellos castaños mirada tierna y triste , bello perfil acuna entre sus pequeños brazos  al mas pequeño , mientras acaricia sus cabellos rebeldes y mugrientos enredados por falta de cuidado.

Ignorados por la frialdad del mundo que los rodea, son   dos presas de las drogas y el abandono que les ha atrapado sin un porqué.

Se alejaron de sus familias en busca de  un mejor futuro, en su inocencia pensaron que ellos como dos pequeños hombres conquistarían el mundo.

Uno ha dejado detrás padres y seis hermanitos, en momentos de  reflexión   lamenta el estar lejos, El otro mas pequeño siguió los instintos de su amigo pues le admiraba y sería esa la perdición de los dos.

Entre sus manos sostienen la bolsita de la mortal droga, la que hará que no sientan hambre y ni el ruido de sus propias tripas al pedir alimento.

Inhalan, una y otra vez, ya uno luego el otro así están pasando los peores momentos de  sus pobres vidas.

Solo la hermosa y brillante luna es testigo del pesar de estas dos criaturitas que el mundo ha olvidado y Dios no los vio a tiempo…

De pronto  el mas pequeño de tan solo nueve años, mira a su amigo, hermano de infortunios .

Sus ojitos negros y casi sin vida imploran por su madrecita , con un hilo de voz  -carnalito querido , no me dejes ir, estoy cansado .. aprieta   mis manos , no tengo fuerzas , no te veo casi.

El otro mas fuerte aun , con el pecho oprimido por el dolor de ver su amiguito en ese estado , aprieta junto a su pequeño pecho el cuerpecito flaco y desnutrido..

Le mira con ternura mientras sus claros ojos se llenan de lagrimas, le dice – Porque estás llorando carnalito? Que te pasa? Estoy aquí, no tengas miedo…

-Tengo frío, tengo sueño  quisiera  dormir entre los brazos de mamá

_No me digas eso por favor, no te me vayas, mírame y no te duermas, tengo miedo de quedarme solo.

Solos los dos, con la noche fría, por testigo  la inmensa luna que vela el sueño profundo del niño, las estrellas que les dan sus fulgores para no dejarles ante tanta soledad.

La calle sigue con sus ruidos, los autos siguen con sus cargas de inconscientes seres que pasan despreocupados delante de estas dos almitas abandonadas de la mano de Dios.

El mayor de los niños mira a su amiguito, contempla su carita sucia, sus  pobres ropas, sus flacas manos que aprietan una bolsa de la asesina droga…

Piensa Dios; donde estas? Porque nos has abandonado? Madre dime desde donde estés, me perdonas por haberme alejado de tu lado?

-Vida; porque te ensañas de esta manera con nosotros porque te alejas del cuerpo de mi carnalito?

Dos lágrimas, gruesas, queman el dulce rostro dejando sus ojos claros envueltos en una nueve de dolor.

Apretando junto a su pecho, quiere brindar calor a su amiguito  pero todo es en vano, la señora de la guadaña no perdona … se lo llevó sin permiso como hace con quienes no tienen la posibilidad de una vida mejor..

El sueño vence al niño que se duerme con su amiguito entre sus brazos y sobre sus débiles piernitas para darle más calor.

Mientras  duerme, sueña que la vida es bella y que son felices y que los dos estarán juntos hasta que sean muy viejitos y que su amiguito Martín le cuidará de viejo…

Amanece; despierta el niño rodeado de gente que pasa, indiferente, sin mirar, sin pararse para preguntarles que precisan.

Recuerda el episodio de la noche y mira la carita de su amiguito  los ojos duros y oscuros, una sonrisa angelical como diciendo - no sufras estoy bien….

Ya no llora, ya no sufre ,ya no siente este duro golpe bajo que el destino le dio , servirá para que su vida sea un seguir hundiéndose mas y más en el mundo de  la oscuridad y la dureza…

Nada le importará de lo que pueda venir, ya nada será igual para el.

Siente que el destino le está jugando una mala pasada y que de aquí en más él será quien regirá su andar, sin pensar en lo que pueda venir. Como del poeta de su pueblo  cuando escribió”vida”  se propone ser arquitecto de su propio destino y dice –“vida nada me debes  vida estamos en paz”

Dispuesto a seguir una vida incierta y  sumida en los vicios mas increíbles, esa alma seguirá por el mundo con su sufrimiento a cuestas sin comentar a nadie lo que pasó por sus pequeños años, tan duros y castigados por la sociedad que ignora tanta crueldad escondida en el bajo mundo de las drogas...

Crecerá con la dureza en el alma y nadie podrá lograr que sea feliz.

Josefina Camacho

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