El bisabuelo canario
Josefina Camacho

Pequeño de tez clara , recias facciones y ligero andar, canario de vida dura llegaste a ésta América en busca de mejorar tu destino. Tus manos grandes y acostumbradas al rudo trabajo tomaron sin temor la mancera del arado , llevando con valor las riendas de los mansos bueyes , compañeros de las frías madrugadas. Los duros terrones que generosos dejaron trabajar lo que sería cuna de semillas donde tú pusiste todas esperanzas para tu futuro. Tus ojos del color de la miel se llenaron de lágrimas cuando te abrumaba la melancolía de tu querida isla. En ésta tu nueva tierra recordaste con tristeza aquella blanca y acogedora casa paterna en tu Gomera natal. La sangre guanche que con orgullo llevas hace que nunca demuestres tu flaqueza pero dentro de ese cuerpo que tan fuerte vemos, hay un gran corazón tierno y bueno. Te das de lleno al trabajo endureces las facciones apretando los dientes y… sigues adelante. Tus jornadas son agotadoras cuando al caer el sol aún te encuentras en medio del campo. Cuando recuerdas aquellos ojos tristes que te dieron una mirada cómplice y cordial el día que dijiste que querías partir a América sin soñar siquiera cómo sería. Aquella última caricia con manos suaves y temblorosas , y el beso querendón de quien antes de atar tus pensamientos, prefirió morir de pena. Si; aquella canaria pequeñita y dulce doña Leandra, tu madre, mi bisabuela. Cuando la nombras tu sonrisa se hace más dulce tus ojos brillan cómo si la estuvieras mirando. Cuentas cómo era y lo bien que siempre se llevaron, describiéndola con gran cariño. Pequeña, morena con un moño en su nuca el que cubre durante el día con un sombrero de paja. Vestida siempre con largos pollerones, los que cubre con un delantal que tiene un gran bolsillo en el que guardas todo lo que se pueda imaginar, desde la lana cuando teje a las semillas cuando ayuda en la siembra. Canaria alegre y trabajadora, sencilla y cariñosa gran compañera de tu padre el que no quería que dejaras aquello… Si; cuando lo recuerdas sufres mucho y hasta te culpas de su muerte, (no te vallas macho) si tú nos dejas no lo voy a resistir. Cuentas con pena que te repetía una y otra vez. Él trabajaba la tierra cómo tú y fue quien te enseñó todo lo que sabes. Junto a tu madre y hermanos de sol a sol supieron de jornadas interminables pero felices…La fuerza que da la juventud te impulsó a buscar nuevos horizontes sin pensar que las distancias eran tan grandes. Eran muchos los planes que te hiciste, contabas con traer a la familia las cosas allá se habían puesto difíciles. Contigo vinieron dos hermanos el mas pequeño quedó por Cuba nunca mas supiste de su destino y el que llegó junto a ti tomó otro rumbo auque quedó en el mismo país que tú Uruguay, se veían muy poco. Ahí fue cuando encontraste razón a tu padre sin pensarlo la familia se estaba distanciando. Cuando podías escribías pero las noticias llegaban con atraso los medios eran otros. Nunca tus padres supieron que el mas pequeño de los hijos quedó separado de los hermanos no te animaste a decirlo. Una tarde en que llegó carta de tu familia con tres meses de atraso, traía la triste noticia de la muerte de tu padre, se enfermó al tiempo de que sus hijos lo dejaron. La última carta que recibiste decía que tu madre estaba muy enferma hasta que perdiste contacto con tu familia. El tiempo pasó y formaste tu propia familia con una bella campesina de ojos claros que te dio seis hijos y te acompañó muchos años. Trabajando junto a ti hasta que el destino se la llevó. Siempre lo dices cuando se fue mi compañera quedé solo por segunda vez, los hijos nos vamos del lado de los padres y ahí sabemos lo que es la soledad. La vida me dio una compañera y me la llevó sin permiso. Me dediqué al trabajo sin sentir el peso de los años, en los días de soledad mi mente recordaba con tristeza mi hogar paterno, mi compañera que joder con la vida. Cuando el sol brilla en el verde de las plantas, los animales pastan plácidamente, observo la naturaleza los pájaros vuelan libremente buscando el alimento para los pichones. Pienso…joder, que le erré feo cuando dejé aquello nunca más mis ojos verán un amanecer de mi querida isla... Ya no trabajas la tierra, eso quedó atrás , tú te dedicas a recorrer lo que hiciste con tanto sacrificio. El cuerpo frágil pero ligero andar con tus gastados ojos claros miras orgulloso lo que lograste hacer. Hoy son tus hijos y los hijos de tus hijos los que siguen la tradición del rudo y noble trabajo de la tierra. Sólo te queda dejar pasar el tiempo y, esperar con todas tus fuerzas que llegue el momento de partir al viaje seguro. No le temes casi lo esperas con todas tus fuerzas, allá te esperan sabes que te esperan. ..

Josefina Camacho

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