ALucynación |
Y
ahora la línea de mercurio baja. Ah...pesado,viejo termómetro desgastándose
en la misma envejecida pared, esclavo de los vaivenes térmicos. Rompiendo
los secretos del clima a veces antes que la piel... A
qué se juega hoy? " El signo es siempre menor que el concepto que
representa" ha escrito ...Jung? Si, Jung. "Y...bueno",
piensa Lucy, "esta noche será terriblemente fría. Imagino el frío
como una inmensa, inabarcable extensión...de qué? De hielo?
No. El hielo es frío pero no es " el Frío ". Por qué
pienso siempre cosas tan vanas,
tan inútiles en el gabinete de física del bisabuelo? Por qué?
Será posible que se esconda todavía aquí?
Siendo invisible...no necesita refugiarse entre estos estantes
apolillados. Las sombras necesitan dormir? Todavía seguirán sujetas al
equilibrio acción- reposo? O, de lo contrario, libres de toda polaridad,
pueden quedarse en cualquier parte, cerca o lejos de la familia?
Es cierto que, muchas veces, al entrar, percibo todo velado por una
neblina opiácea....Estimado bisabuelo, usted ha sido pura mente...y las
mentes, en especial como la suya, necesitan reposo...O no ha quedado otra
cosa que nostalgia por un hábito, por una adicción asociada a tantos
aciertos? En fin...cualquier cosa que imagine estará siempre lejos de la
verdad. Sólo volviéndose sombra se puede saber qué hacen las sombras.
Querido, involuntario abuelo de mi padre...se habrá merecido un
cuerpo sutil y glorioso
como sugieren algunos teólogos
aficionados a la parpsicología...?
O ya hubo demasiada gloria en su vida...?" Se
acerca a la puerta apagando luces. Querría burlarse del termómetro, del
mercurio, del frío, de la oscuridad que va convocando. También de la
pobladísima y afilada mente del bisabuelo ilustre. De la mente que, sin
duda, no ha muerto del todo y que, tal vez, no lo deja descansar....ni
subir, ni expandirse, ni alcanzar la ansiada libertad.....Cuál sería la
idea de trascendencia que podría elaborar alguien tan encerrado en la
mente? Y ese encierro, de alguna extraña manera, parece tomar prisionera
a Lucy, aunque no sepa bien cómo y por qué. -Malditos
intelectuales. No viven completamente ni dejan vivir! – rezonga, muy
fastidiada de pronto, cerrando de un portazo el vetusto y fantasmal
gabinete. El
resto de la casa es agradable, con un mínimo de muebles de buen gusto, la
mayoría restaurados y con algún vestigio de historias familiares
conocidas a medias. La mentira amable y los secretos son costumbres
ancestrales que pesan sobre Lucy. En ciertas noches, especialmente cuando
el viento del Sur pasa gimiendo, estremeciendo las pesadas cortinas, le ha
parecido escuchar los lamentos del alma familiar. Sin embargo, el
bisabuelo tenía una poderosa adhesión a la verdad. Inclusive se había
hecho un nombre levantando velos ajenos y descubriendo solapadas
conciencias. Pero, de su propia verdad, poco se sabía. No se encontraron
cartas de ninguna clase luego de su muerte. Nada íntimo, nada con atisbos
de ternura, nada comprometedor. En caso de que hubiere autorizado una
biografía, algo muy poco probable, su vida más privada se había
desenvuelto en la más absoluta reserva. Al punto que a Lucy le causaba
asombro ser un vestigio tan palpable, tan de carne y hueso de las
intimidades de tan discreto caballero. -Pero
conoció el amor – murmura Lucy – y no le negó el nombre a mi abuelo. El
nombre de la bisabuela era un absoluto misterio y de su rostro seguramente
hubo vestigios en algún rasgo del hijo, y tal vez los hubo en la
siguiente generación, y hasta llegar a la propia Lucy. Pero, de lo único
que estaba segura Lucy, ya que no había retratos, es que , puesto que en
nada se parecía ni a su madre ni tampoco mucho a su padre, en su singular
cara habría algo de la mujer que pudo quebrar la reserva del inconmovible
señor de la ciudad brumosa. Por eso solía quedarse frente al espejo,
contemplando sus ojos de color ámbar, como si los iris pudieran confesar
algo. Pero
ahora debe elegir un vestido para recibir al amigo de la infancia que, con
británica puntualidad, llegará a las ocho. El es el
polo intelectual de su vida y, tan unido a ella, como sus
respectivos bisabuelos, siendo tan diferentes, habían estado unidos. Lucy
se siente, toda ella, más como un legado, que como una mujer. Por
qué las cosas han devenido de tal manera que deba cargar con un apellido
ilustre y, por si fuera poco, cargar con la devoción del descendiente de
aquel aburrido urdidor de obviedades, el Dr. Watson? Sólo que ambos
comparten una extrañísima pasión para los tiempos que corren. Pasión
por la verdad y por el honor. " Yo he ido más lejos que el
bisabuelo, al parecer. La verdad que busco no es la de los otros.Y el
secreto que quiero develar es el de mi esencia. Así como el del sentido
de mi vida en medio del caos " – se explica a sí misma una y otra
vez.
Y...por cierto, no está dispuesta, ni a pincharse , ni a absorver
nada, salvo, a lo sumo, a envolver sus pensamientos en humaredas de
distintas procedencias por si acaso.
Fue un placer tirar las últimas jeringas que apareciern en el
fondo de un cajón del exqusito escritorio de palo de rosa. Aunque a
veces...le agrada pensar que, si el bisabuelo Holmes viviera en estos
tiempos de la nueva era, buscaría como ella salir de los límites de la
mente y, con el intento de meditar, descansar en el vacío. Por qué no?
Quizá... -Mi
abuelo no fue abandonado en un hospicio de Londres, después de todo.
Y...dado el refinamiento de Sherlock, hasta es posible que la bisabuela
tuviera sangre azul.... Watson IV
no tiene ningún problema. Conoce perfectamente bien toda la línea
de sus ancestros y los nombres de una serie de tíos y tías abuelas
diseminados por todos los continentes. Elegido el vestido, revisa la
calefacción de todo el piso. Los vidrios de todas las ventanas ya están
empañados y, a las ocho, ya estará más que cerrada la noche.
Luego, sentada en el sofá tapizado de lejana seda, una vez más se
pregunta por qué traer todos los objetos del culto familar a la América
nó más pobre sino más dependiente, invadida y vendida.
Por qué el minucioso trabajo, casi imposible, de reconstruír el
gabinete de trabajo, las habitaciones secretas de Sherlock Holmes en el
distante Sur? " Si hubo mucho que ocultar...tal vez éste sea el
mejor lugar.
Aquí Watson y yo, Lucy Holmes, podemos presentar nuestros
apellidos, sin despertar más que algunos comentarios acerca de las
coincidencias. Salvo las películas sobre nuestros bisabuelos, que irán
escaseando con el paso del tiempo... cada vez son menos los lectores de
Sir Conan Doyle, el biógrafo de la familia. Y los secretos de alcoba de
la calle Baker no estarán mejor guardados que aquí...donde tampoco los
conocemos ", y Lucy deja escapar una suave risa que coincide con el
timbre de las ocho en punto.
Watson IV llega arrastrado por
sus lentes y él mismo parece la carreta de su cerebro. -El
farol de la entrada está roto, Lucy. Y hay un bulto en tu escalera,
querida. Casi me rompo el alma. -En
qué categoría entra eso, Watson? -Eso
qué? -Farol
roto,bulto en la escalera, hombre tropezando. Signos o símbolos? -"Un
símbolo" ,diría Jung, " siempre representa algo más que su
significado evidente o inmediato. Un símbolo insinúa algo no conocido aún
" – recita Watson, completamente docto – Querida mía, yo sólo
percibo evidencias. -Y
qué es el bulto? Sólo un bulto? Qué es lo que abulta en mi escalera? -Qué
se yo. Una bolsa de basura o, a lo mejor, un hombre durmiendo..un
borracho. -Watson...eso
sería terrible...La noche está terriblemente fría...Si hubieras visto
lo que ha pasado con la columna de mercurio de... -Es
obvio que no he tenido todavía el honor de entrar al santuario de tu
bisabuelo, Lucy. Pero el frío esta noche no necesita predicciones de
ninguna clase. Además..qué podría ver con mis lentes empañados por el
exceso de tu calefacción? -Un
hombre durmiendo a la intemperie, querido Watson, es un signo de miseria y
de injusticia social. Un farol roto....puede simbolizar la repentina
ceguera del alma. Quizá estamos perdidos... -Querida
Lucy, un farol roto no es más que un signo de descuido o de vandalismo.
Un bulto humano...es un hombre dominado por la ley de gravedad, un hombre
sin gobierno de sí. O sea uno que ya está listo para ser arrojado en el
basural más próximo. Porque un bulto no es, en definitiva, más que un
volumen que se puede cargar y cambiar de lugar. No crees? -Qué
voy a creer?
Que un hombre que entra en casa de una mujer con semejante
historia...no tiene ninguna gracia. Todo ese asunto del farol roto y el
bulto en la escalera...no es más que una invención. Una intriga
tuya encubriendo alguna metáfora que debo descifrar. -No,
Lucy. Te estás equivocando. -Ya
sé. Es una manera de decirme que algo te impide hacerme el
amor esta noche, queridoWatson. -Pero
no... -Elemental,
elemental...No has dado ningún paso insinuante hacia mí. Y, en cambio,
me presentas una figura para sumergirme en las más vanas reflexiones. -A
qué le llamas "figura", Lucy? -En
realidad....no se. -Estás
hablando por hablar. -Te
sirvo un whisky? -Prefiero
cerveza. -Seguro.
Según vienen tus ímpetus es más adecuada la cerveza. Después podrás
dormir en el gabinete de mi bisabuelo.
Si es que piensas quedarte.... -Lucy...Qué
te parece si saco el bulto de tu escalera? -Qué?
Lo arrastrarás hasta el basural más próximo?
Tendrás que recorrer mucho. No hay esa cosa por acá. -Pensaba
en la escalera del vecino. -Watson...si
tu historia es cierta, cosa que dudo, pero, si lo fuera, antes de hacer
nada hay que averiguar de qué se trata ese bulto. -Voy
a investigar entonces, Lucy. -Dónde
vas? Si se trata de un enigma, hemos de resolverlo de acuerdo a la tradición
familiar. Inevitablemente tu te equivocarás, y yo sabré la verdad encerrándome
en el famoso gabinete y encendiendo una de las pipas de mi bisabuelo. Y
así es que Lucy entra de nuevo en el gabinete del ilustre, elige y
enciende una de las pipas y se hunde con el ceño fruncido y los ojos
entornados
en el histórico sillón. Watson se queda cerca de la puerta,
vaciando de a poco una botella de cerveza. Pasa
el tiempo.
Cada tanto Watson pregunta: " Y bien, querida Lucy? Ya tienes
la solución?"
Lucy responde con un chistido y Watson vuelve a la cerveza. Ya no
es una botella sino dos, tres... Finalmente
llega la medianoche. Lucy se levanta y arrastra a Watson fuera del
gabinete. -Ya
lo tengo – dice. -Qué
averiguaste? -Que
si fuera una bolsa de basura...no hay problema. A las tres de la mañana
pasan los basureros y se la llevarán.
Pero si fuera un hombre durmiendo en una noche tan inconveniente y
además borracho...lo mejor sería llamar a la policía. -Entonces.... -Hay
otra posibilidad.
También puede ser un hombre ni dormido ni borracho. Podría ser
uno de los tantos sin techo buscando refugio en la entrada. -Qué
hacemos, entonces? -Nada.
Cada tanto pasa una patrulla. Seguro que ya lo vieron y se lo llevaron. -Me
fijo? Nos fijamos? -No
es necesario. La cuestión es que no es nuestro bulto. Vamos a cenar. -No
estoy demasiado tranquilo, Lucy. -Porque
pasaste por encima del bulto y luego te pusiste a tomar cerveza? -Tal
vez mis comentarios fueron...un tanto frívolos... -Mas
bien un tanto despiadados...querido Watson. Pero no te preocupes. De una
manera u otra las cosas se arreglan solas.
Además, mientras haya políticos y tecnócratas
no faltarán teorías que justifiquen la pobreza. Por supuesto, los
más demagogos harán promesas. Pero...qué podemos hacer tú y yo?
Descendemos de una clase que cuida sus privilegios, y nuestros
bisabuelos especulaban... defendiendo los bienes ajenos...y los fueros de
la aristocracia con exquisito celo.
Tal vez, si nuestros gobiernos tuvieran asesores sabios, con
experiencia en erradicar la pobreza limpiamente....quiero decir sin matar
ni encerrar a nadie, ni marginar....la vergüenza terminaría...Pero ésto
es lo que siempre decimos mientras cenamos o tomamos café por ahí....Hasta
podríamos fantasear con que nuestro presidente llama a Mohamad Yunus para
aprender a darle techo a la gente más sumergida..no? Si en Pakistán se
pudo....por qué no en nuestro Río de la Plata? -La
cuestión, Lucy....es que el tal bulto está en tu escalera. Tal vez sea
tu reponsabilidad.... -Bueno...si,
también. Todos estamos involucrados en los crímenes sociales. Pero yo no
arreglo el mundo en las mesas de café. -En
qué quedamos? Terminas de decir... -No,
Watson. Yo solamente escucho. Alimento mi cerebro con toda esa información...pero
creo que ni Sherlock Holmes podría resolver este tremendo enigma de la
destrucción del hombre por el hombre. Aunque, entre nosotros, no creo que
le importara mucho. Suena
el timbre.Con insistencia. -Qué
indiscreción! Quién puede ser a esta hora? -El
bulto...
– susurra, mas bien gime Watson. -Querrías
abrir, querido, amable
Watson? Como
no puede ser menos, efectivamente, Watson abre la puerta, dándose de cara
con un policía de gran tamaño. -Hay
un hombre muerto
en su puerta, señor -
dice, con mala cara. -No
es mi puerta, señor – balbucea Watson. -Ni
ese hombre es mi hombre – agrega Lucy, mirando por sobre el hombro de
Watson. -Es
el hombre de esta puerta
- insiste el policía – De quién es la puerta? -Mía.
Y qué? – responde Lucy. -Entonces,
éste tiene que ser su hombre. Lo reconoce? -Nooo.
Jamás lo he visto. -Está
en su puerta y está muerto. Bien muerto. -Oh...era
obvio que si no era una bolsa de basura...moriría de frío. Con esta
noche. Y está cayendo nieve! Mira, Watson! Nieve, quien lo diría... -Tal
vez necesite un buen abogado, señorita... -Holmes.
Un buen detective sería más apropiado, agente. -El
esclarecimiento
del caso es lo verdaderamente obvio, señorita Holmes. Qué hizo
entre las diecinueve y las veinte horas? -Lo
se muy bien. Esperar a Watson. Y de este lado de la puerta. En realidad
fue el Dr. Watson quien vió a ese hombre antes de tocar el timbre... -Un
momento! Yo sólo vi un bulto en la escalera. -Usted
es abogado o médico, Dr. Watson? -Médico,
agente. -Querría
revisar el cadáver? -Umh....No
hay duda. Es un hombre muerto de frío.
Deje tranquila a la señorita y hágale un juicio al invierno.
Aunque me pregunto cómo se convoca y cómo se inculpa al
invierno... -Dios
mío...muerto de frío...y toda esta calefacción prendida en casa -
murmura Lucy, repentinamente espantada. -No
es el invierno quien mata de frío a los hombres, Dr. Watson. -Ah,
no? -Nadie
podría definir la esencia del frío. Por tanto...no creo que el invierno
sea culpable. No puede haber intención criminal en el mero hecho de ser
lo que se es. Por ejemplo, " invierno". Si nos vemos forzados a
reconocer la existencia del frío como sustancia inherente al invierno, o
como su esencia misma, tendremos que reconocer que falto de conciencia de
sí, el invierno es inocente. El invierno es frío pero no mata
deliberadamente de frío. Pero...los seres humanos sí pueden dejar morir
de frío a otros seres humanos. Me sigue? -Hasta
dónde debo seguirlo? -Hasta
el pie de esta escalera donde sigue estando el hombre muerto que termina
de revisar. En cierta forma...ésto es un crimen por omisión de
asistencia. Con el agravante, como bien ha dicho la señorita, de que en
la casa está encendida la calefacción.
Y también es obvio que se ha tomado cerveza.... -El
Dr. Watson tan sólo mencionó un bulto. Querría pasar y tomar usted
también un poco de cerveza,o whisky? Lo que guste.
Pero es urgente que entremos y cerremos la puerta. De lo contrario
pronto habrá más decesos por frío...y de éste lado de la puerta. -No
estaría mal – suspira el policía, entrando y sacándose la gorra. -Tome
asiento, agente. Quiero preguntarle algo. Se puede identificar al muerto? -Ya
se verá. Tiene un tatuaje en la muñeca derecha, señorita Holmes. -Números?
Viene de algún campo de refugiados..? -No.
Un nombre, solamente. -Qué
nombre? Entonces...pasa
algo difícil de creer.
Desaparece el uniforme y se manifiesta una presencia flamígera,
como si todo él fuera una espada de fuego. Y él ángel, no sin cierto
dolor, dice el nombre. -Lázaro, señorita Holmes. Lázaro. A buen entendedor... |
Ángela Cáceres
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