Préstamo de Finlandia a Costa Rica
fuente de alta corrupción

Miguel A. Cabrera

Un préstamo de  32 millones de dólares destinado a la compra de aparatos e insumos médicos, para modernizar una red de hospitales y policlínicas del país. El llamado Proyecto Finlandia fue aprobado por el parlamento costarricense en diciembre del 2001. Las compras fueron realizadas durante los años 2002 y 2003. Una primera nota periodística del 21 de abril de 2004 levantó el velo de un enorme escándalo de corrupción. En octubre 2004 un ex Presidente de la República, connotados políticos y hombres de negocios acusados de corrupción estaban  presos. Una ola de indignación  sacudió la sociedad costarricense con amplia repercusión internacional.

 

 

El atractivo de los préstamos ‘blandos’

 

“Acción benévola y generosa de un país rico”, así lo llamaba el diputado Eliseo Vargas, promotor del Proyecto Finlandia cuando la Asamblea Legislativa aprobaba en el tiempo récord de tres días el proyecto de ley. Eliseo Vargas es uno de los procesados con prisión  Finlandia a través de su Ministerio de Ayuda al Desarrollo otorgó un préstamo de 32 millones de dólares (luego se agregaron otros 7,5 millones) a 10 años plazo y sin pago de intereses, a través del banco Sampo. El Gobierno Finlandés se hizo cargo del pago de los intereses. El préstamo estaba destinado a la compra de aparatos e insumos médicos por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para la modernización tecnológica de su red de hospitales y policlínicas.

 

Los uruguayos conocemos muy bien el atractivo de los préstamos blandos. Por esto la afición de nuestros gobernantes a los préstamos del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y  el BID. Según ellos, nos ayudan a pagar los intereses de la deuda externa y a emprender proyectos sociales que de otro modo sería imposible realizar en los más variados sectores: salud, educación, transportes, asentamientos, producción etc. Su cualidad de “préstamos blandos” los vuelve amistosos, aunque nos aumenten la deuda externa. En el caso de Costa Rica las condiciones ventajosas del proyecto Finlandia hizo que encontrara apoyo inmediato y entusiasta por parte de los políticos.

 

CCSS es una Institución Autónoma del Estado, una especie de Ente Autónomo. Tiene como misión “brindar atención integral de la salud y promover su conservación en el individuo, la familia, la comunidad y el ambiente, así como garantizar la protección económica a los diferentes  grupos de la población del país”. La CCSS se financia con aportes patronales, de los trabajadores y del Estado. Su Junta Directiva está integrada por 9 miembros, tres representantes de los patrones y otros tres de los trabajadores. El  Gobierno Central nombra al Presidente Ejecutivo y a otros dos miembros. La CCSS entre otras múltiples funciones sociales gestiona 29 hospitales.

 

Crédito generoso pero condicionado

 

La llamada “ayuda al desarrollo” de los países ricos del Norte es una manera de financiar la venta de sus productos, bajo el hermoso rótulo de ayuda a los países en vías de desarrollo. En este caso, el gobierno de Finlandia puso como condición que el 50% del crédito se destinara a la compra de aparatos finlandeses. Pero las cosas se hicieron de tal modo –como veremos más adelante- que todas las compras terminaron haciéndose en Finlandia.

 

Cuando surgió la posibilidad del préstamo finlandés –veremos más adelante como fue eso- se necesitaba que el Congreso lo aprobara por ley. Nunca en Costa Rica un proyecto de ley había logrado un tratamiento tan rápido, en tres días fue ingresado, discutido y aprobado. En esos momentos era tal la bondad del Proyecto Finlandia y la urgencia y necesidad de  poner al día la tecnología de los hospitales, que la rapidez del tratamiento parlamentario no despertó sospechas.

 

 

Licitación pública con un único concurrente

 

En ese entonces tampoco despertó sospechas que a la licitación pública de mayo de 2002  se presentara una sola empresa, el consorcio finlandés Instrumentarium Medko Medikal. Parecía que las exigencias de la licitación eran tales que ahuyentaron la participación de otros concurrentes.

 

En el correr de los años 2002 y 2003 se adquirieron en total 3.037 equipos entre otros: máquinas de anestesia de alta tecnología, incubadoras, equipos de rayos X, camas para cuidado intensivo, monitores etc. por un total de 39,5 millones de dólares.  Por su envergadura esta fue la segunda compra más grande en toda la historia de CCSS, creada en 1942.

 

Tampoco llegó a trascender la extraña manera de cómo se confeccionó la lista definitiva de los equipos a comprar. En una primera instancia, en setiembre del año 2000, la gerencia División de Modernización, ejecutora del Programa Finlandia, había pedido a los directores de clínicas y hospitales del país que enviaran una lista de sus necesidades prioritarias en cuanto equipamiento médico. Pero en el año 2002 la gerencia de Modernización les envió a los directores una lista de 22 aparatos de alta tecnología para que eligieran, únicamente  entre esos productos, sus nuevas prioridades, dejando de lado el listado anterior. En carta remitida el 22 de julio del 2002, los miembros de la Comisión de Radiología manifestaron su “profunda extrañeza” porque se les solicitó analizar, en una hora, la conveniencia de una compra por2,8 millones de dólares. Consideraron “exagerada” la adquisición de 30 equipos finlandeses de rayos X, de tipo arco en C. Hubo entonces quejas de distintos centros hospitalarios por esa extraña manera de definir las compras.

 

Comienza a conocerse la verdadera historia

 

Sucedió el 21 de abril del 2004 cuando el diario costarricense La Nación publicó los primeros hallazgos de una investigación periodística. Para entender esa noticia necesitamos conocer algunos datos de la operativa Proyecto Finlandia. En ese tiempo el Presidente Ejecutivo de CCSS era Eliseo Vargas Por otra parte la Corporación Fischel, de capitales ticos, la más poderosa cadena farmacéutica de Costa Rica, era la representante de Instrumentarium Medko Medikal, y a su vez, uno de los principales proveedores de bienes y servicios de la CCSS.  En ese momento Olman Valverde Rojas era el gerente financiero de la Corporación Fischel.

 

La noticia era que en setiembre del 2003 E.Vargas quiso comprar una lujosa vivienda en 700 mil dólares pero el dueño rechazó la oferta. Pero el 23 de octubre logra Olman Valverde comprar el inmueble y se lo arrienda a E.Vargas por 2.500 dólares mensuales. El asunto estaba que en ese lugar privilegiado el alquiler de una casa oscilaba entre 5 mil y 5.500 dólares. El efecto inmediato de esa denuncia fue que Vargas y Valverde Rojas dimitieran de su cargo el mismo día 21 de abril.

 

A partir  de ese momento se sucedieron las denuncias por nuevos datos publicados por La Nación y como resultado de las investigaciones Judiciales y del Ministerio Público que comenzaron a realizarse. Así pudo reconstruirse la verdadera historia del Proyecto Finlandia y la enmarañada red de intereses involucrados. El 7 de mayo el Ministerio Público allanó las oficinas de la CCSS, oficinas centrales de Fischel y la vivienda de Eliseo Vargas. El 3 de junio, la Fiscal detiene a Walter Reiche Fischel y a Rándall Vargas Pérez, presidente ejecutivo y abogado de la Corporación Fischel por la supuesta destrucción de documentos relacionados con las investigaciones. El 12 de julio, seis miembros de la Junta Directiva y el nuevo Presidente Ejecutivo de la CCSS  presentaron su renuncia, tras estar suspendidos por investigación por el aparente uso de dineros públicos en espacios televisivos contratados en apoyo a Eliseo Vargas. El 4 de setiembre, trascienden supuestos pagos de la Corporación  Fischel a una sociedad anónima en Panamá, vinculada al ex presidente Rafael Ángel Calderón.

 

Importa saber que Eliseo Vargas era el jefe de la bancada del Partido Unidad Social Cristiana cuando se tramitó el Proyecto Finlandia y en mayo del 2002 se convirtió en el Presidente Ejecutivo de la CCSS, al asumir la presidencia de la República  Abel Pacheco del Partido Liberación Nacional, de tendencia social demócrata. El sistema bipartidista de Costa Rica se afirma en esos dos grandes partidos políticos.

 

El pacto secreto de la corrupción

 

Walter Reiche –presidente ejecutivo de la Corporación Fischel- y Bruce Jiménez, directivo de Inversiones Oscol S.A. con sede en Panamá, firmaron una carta, que resultó clave para comprender como era el negocio. La Nación  se había hecho de una copia de esa carta. Ambos personajes tramitaron la comisión de 20% que el consorcio finlandés Instrumentarium iba a pagar por la venta del equipo médico a la CCSS.  Aquí nos encontramos con el núcleo generador de la corrupción. Nada más ni nada menos que 8.8 millones de dólares (de un total de 39.5 millones) eran  destinados a coimear todo lo que fuera necesario para realizar la venta.

 

Según revela la carta, Bruce Jiménez sabía desde setiembre del 2000 (el Proyecto Finlandia fue aprobado en diciembre del 2001) que Instrumentarium Medko Medikal pagaría ese porcentaje pero el dinero no lo enviarían directamente a la Corporation Fischel. Por medio de esa carta Fischer y Bruce instruyen a los finlandeses a donde tienen que enviar la comisión pactada. Esto es,  a Inversiones Oscol S.A., que hasta hacía poco tiempo era una empresa de la Corporation Fischel. Finalmente el dinero no fue a ninguna cuenta de Oscol sino que fluyó en una red de tres cuentas bancarias a nombre de Walter Reiche en el  BAC Panamá, las sociedades O.Fischel R. Cía Panamá, Marchwood Holdiangsl Inc. y Harcourt Holdiangs Inc.  De estas dos últimas cuentas el dinero comenzó a distribuirse como una gran tela de araña en altos estratos de poder.

 

El reparto de la “comisión”

 

8.8 millones de dólares es mucho dinero a repartir. Después de todas las indagaciones realizadas se pudo ir reconstruyendo aunque no en forma completa el reparto llevado a cabo. La Corporación Fischel recibió 716.950 dólares de los 750.00 pactados con Oscol por los servicios de capacitación, mantenimiento e instalación de los equipos a la CCSS, y  otros 379.353 por materiales y otros gastos. Se giraron 270.000 dólares en cheques al portador que se repartieron entre otros a Gerardo Bolaños, ex diputado, ex presidente de la Junta Directiva de CCSS y Juan Carlos Sánchez, ex gerente de la División  Modernización de CCSS. Hubo también un giro por 735.000 dólares con los cuales  Olman Valverde Rojas, gerente financiero de la Corporación Fischel, adquirió la lujosa vivienda que alquiló luego a Eliseo Vargas.

 

Otra beneficiaria de esos dineros fue Andrea Vargas, hija de Eliseo Vargas quien con un préstamo de la firma Marchwood  Holding Inc. perteneciente a Waltar Reiche, había adquirido un vehículo Toyota, cuyo valor era de 23.700 dólares. La operación se realizó el 11 de agosto del 2003. .

 

Se supo también que 440.500 dólares se giraron a la sociedad Sultana Panamá, controlada por el ex presidente (1990-1994) Rafael Ángel Calderón. Además recibió cuatro cheques por 80.000 dólares que fueron cambiados en Costa Rica. En total recibió el ex presidente 520.000 dólares.

 

Por otra parte, según declaraciones de Eliseo Vargas, Rafael Calderón anunció en una reunión  en su casa por mayo o junio del 2002 –recién se había realizado la licitación- la forma de como se asignarían entre ellos cuatro el 5% del préstamo finlandés por impulsar su aprobación y ejecución: 370.000 dólares para él,  otros tantos para Gerardo Bolaños y Juan Carlos Sánchez y a Eliseo Vargas el doble por la ayuda que había recibido de él como diputado y por ser en ese momento el presidente ejecutivo de la CCSS, es decir, 740.000 dólares.

 

El ex presidente Rafael Ángel Calderón (1900-1904) es el líder máximo del Partido Unidad Social Cristiana que con el Partido Liberación Nacional de tendencia social demócrata se alternan en el poder.  Miguel Ángel Rodríguez del mismo partido que Rafael Calderón ocupó la presidencia del país en el período 1998-2002. Luego el poder pasó a la social democracia. La ironía de la vida hizo que Rafael Calderón  a fines del 2004 aterrizara en una celda contigua a la ocupada por M.A. Rodríguez, acusado de haber recibido una comisión de 2.4 millones de dólares de la empresa francesa Alcatel por lograr concretar un préstamo de 149 millones. Miguel A. Rodríguez como consecuencia de ese proceso por corrupción  protagonizó un hecho sin  precedentes: llegar a ser elegido y luego ocupar solamente por un mes la Secretaría General de la OEA

 

Es sorprendente que en Uruguay haya gente que todavía siga apostando a las inversiones de empresas privadas extranjeras para lograr un desarrollo sustentable del país.

 

 

Un asesor técnico muy comedido

 

El ingeniero Alfredo Azofeifa era el asesor técnico principal del Proyecto Finlandia. El fue el encargado de definir las especificaciones técnicas de la licitación y avaló la lista definitiva de equipos médicos a adquirir. Expresó que “yo soy un asesor, doy una recomendación que se complementa con otros parámetros”. Además añadió “solo le puedo decir que hay una petición directa de las clínicas para cada equipo comprado”.

 

Lo curioso fue que A. Azofeifa meses antes de que se le asignara esas funciones viajó a Finlandia y visitó empresas fabricantes de equipo médico. Y más curioso aún que él  viajó –según sus palabras-  por iniciativa propia y que él mismo cubrió los gastos.”Yo tengo una hija que estudia en Inglaterra y tenía planeado un viaje a ese país. Me interesaba conocer Finlandia, un país muy atractivo y el costo no me representaba un despilfarro terrible”. Sostuvo también que se enteró por un periódico de que había conversaciones con el gobierno de Finlandia para tramitar un crédito a CCSS para la compra de equipo médico.

 

El gerente de la División Modernización y el encargado administrativo del proyecto Finlandia declararon que desconocen quién comisionó a Azofeifa para viajar a Finlandia ni tampoco las razones por las que Azofeifa dio un informe que no le fue solicitado.

 

Y de esta manera muy sofisticada se fue creando esa trama de corrupción creada por la empresa finlandesa vendedora de aparatos médicos.

 

¿Qué pasó con los aparatos médicos adquiridos?

 

Habiendo gastado 8.8 millones  de dólares en “comisión” uno podría esperar que al menos todos los aparatos médicos adquiridos fueran de utilidad. No fue así el caso. Más arriba nos hemos referido al disgusto de algunos centros hospitalarios porque en la lista definitiva no habían sido contemplados sus pedidos.  Pero recién en el 2004 cuando comenzaron las investigaciones se tuvo una mejor idea de la situación. Se supo entonces que se compraron equipos sin tener dónde instalarlos ni personal para ponerlos a funcionar.

 

El caso más sonado lo denunció la Comisión de Radiología de la CCSS.  Ya habían objetado que era exagerado el número de equipos de rayos x que se proponían comprar. Además eran del tipo arco en C que es un equipo muy caro, 93.000 dólares cada uno. Pero resultó que destinaron equipos de arco en C a clínicas periféricas donde ni siquiera habían técnicos para que los operaran. El Coordinador de la Comisión  explicó que “el arco es un equipo muy caro, con un uso muy limitado; no es un equipo portátil y es para hospitales muy grandes, no para clínicas periféricas. Yo no sé por qué era ese interés que se tenía de que se compraran arcos en C si la compra que hacía más falta eran los mamógrafos”.

 

Sin embargo en los años 2002 y 2003 la auditoría interna de la CCSS había elevado 11 informes a las autoridades con las irregularidades que venían observando en la compra y uso de los equipos médicos. Pero como suele pasar con los informes de las auditorías no fueron suficientemente tomados  en cuenta por las autoridades de la institución.. 

 

Origen del proyecto Finlandia

 

Ante el desastre y la crisis provocada por el proyecto Finlandia los costarricenses comenzaron a preguntarse de quién había sido la brillante idea. No fue fácil precisarlo. Las autoridades de la CCSS, primeros sospechosos, afirmaron que fue el ex ministro de Salud, quien introdujo el proyecto por primera vez en la institución. El ministro Pardo Evans a su vez dice que fue la agregada comercial de Finlandia en Nicaragua quien lo visitó cuando era ministro,  para ofrecerle a Costa Rica la oportunidad de tomar un crédito blando destinado a la compra de equipo médico. Pero Heidi Pihlatie, entonces encargada de negocios de Finlandia asegura que fue directamente la firma INSTRUMENTARIUM y funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país quienes activaron la iniciativa para que Costa Rica comprase los equipos.

 

El círculo cerraba perfectamente. Instrumentarium quería vender sus equipos médicos y para financiar la operación recurrió al gobierno, en particular al Ministerio Ayuda al desarrollo. Luego destina 20 % del monto total del préstamo para sobornar a todas las personas e instituciones que fueran necesarias. Por fin, logra vender los equipos que quería vender y no necesariamente los que Costa Rica necesitaba. Y como broche de oro,  todos los comprometidos en el negocio fueron a los tribunales y muchos quedaron presos, menos, los finlandeses.

 

¡Abramos los ojos, uruguayos y uruguayas, abramos bien abiertos los ojos!

 

En Uruguay estamos viviendo con el emprendimiento de la planta de celulosa de Botnia una situación muy semejante a la vivida con el proyecto Finlandia en Costa Rica. La gran diferencia está a nivel de escala, el proyecto Finlandia es juego de niños en comparación con el proyecto Botnia de Fray Bentos. Los lectores de Sol y Luna conocen la envergadura del proyecto Botnia. En  tres artículos dedicados al tema (El escándalo de Bolonia, Sol y Luna Nos.84, 85 y 86) informamos sobre los distintos aspectos del negocio Botnia.

 

La iniciativa de construir una planta de celulosa en Uruguay no provino del gobierno uruguayo ni de la población. Tuvo su origen en el grupo Botnia como el proyecto Finlandia en la empresa Instrumentarium. Era para Botnia un negocio redondo construir la planta en Uruguay, más aún ahora que le es insostenible mantener sus plantas en  Finlandia. Hasta donde sabemos Botnia no recurrió al gobierno finlandés por la financiación de su planta de celulosa sino por algo mucho más importante y de mucha gravedad para Uruguay. Botnia exigió que el gobierno finlandés presionara al gobierno uruguayo para que firmara un acuerdo de inversiones que le proporcionara todas las garantías posibles a su emprendimiento privado. Un acuerdo infame para Uruguay. Botnia había comenzado a efectivizar su proyecto desde muchos años antes, comprando tierras y plantando eucalyptus. Llegado el momento oportuno aterrizó en Fray Bentos con un despliegue de marketing impresionante. Es oportuno recordar lo que dijo el ingeniero químico argentino Luis Grintas en un reportaje radial y que reprodujimos en nuestro primer artículo sobre Botnia. Sin pelos en la lengua decía:: “estamos presenciando algo monstruoso que es la instalación de las dos plantas de celulosa en Fray Bentos (…) qué estudios se pueden hacer a estos sinvergüenzas que los sacan de Europa por contaminadores y que vienen con plata para corromper a cuanto organismo o cuanto legislador o gente se les ponga en el camino”. l Lityoralias contamidustrias contamiinantes al Sur.

 

 No hacemos ningún relato de ciencia ficción si imaginamos una situación que puede darse en el Uruguay en un futuro no muy lejano. En ese momento investigaciones periodísticas comenzaron a traer a la luz pública las graves contaminaciones ambientales que desde mucho tiempo atrás estaban produciendo las plantas de celulosa de Fray Bentos. Muchísimos uruguayos se veían gravemente afectados en su salud por esos fenómenos. Manifestaciones pacíficas de la gente de Fray Bentos fueron severamente reprimidas por fuerzas policiales y miliares amparadas en cláusulas del Acuerdo con Finlandia que el gobierno uruguayo había ratificado en 2004. Posteriormente, investigaciones de la Universidad de la República y del poder judicial conformaron y ampliaron el alcance de las gravísimas irregularidades descubiertas en los permisos obtenidos por Botnia para instalar y mantener en funcionamiento su planta de celulosa. Finalmente, mucha gente, incluidos políticos y asesores técnicos, fueron citados por los Tribunales y muchos de ellos fueron procesados y puestos en prisión. Ningún finlandés fue interrogado ni puesto preso.

 

NOTA: La información presentada en esta nota fue recogida de una serie de artículos publicados por el diario costarricense La Nación y  otras publicaciones de Costa Rica.

Miguel A. Cabrera
Publicado en Sol y Luna Nº 87, julio / agosto 2005, p. 15-16

Ir a índice de ensayo

Ir a índice de Cabrera, Miguel A.

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio