Antoni J. COLOM

La (de)construcción del conocimiento pedagógico. Nuevas perspectivas en teoría de la educación.

Ediciones Paidós, Barcelona-Buenos Aires-México, 2002, 233 p.

Por Lic. Miguel A. Cabrera

El autor Antoni J. Colom Canellas es profesor de la Universidad de las Islas Baleares, Departamento de Ciencias de Educación, en el área de teoría e historia de la educación. Sus últimas obras son Desarrollo sostenible y educación para el desarrollo (Octaedro, 2000), Pedagogía institucional (Síntesis, 2000) y Teoría de la educación (Síntesis, 2001).

El libro la (de)construcción del conocimiento pedagógico responde a la problemática que el autor plantea de la siguiente manera:"Fenómenos tan cotidianos como el fracaso escolar, los problemas de disciplina en el aula, el comportamiento de los estudiantes adolescentes, la violencia escolar, el fracaso en la universidad de brillantes alumnos de secundaria o, el caso inverso, el éxito universitario y profesional de malos estudiantes, incluso cuestiones tan simples como el fracaso de un método que el curso anterior había funcionado a la perfección con alumnos de idénticas edades y similares características, carecen de espacio en la teoría." (159-160) Es decir, las teorías de la educación actualmente predominantes son incapaces de abordar los problemas escolares cotidianos.

¿Por qué? se pregunta el autor. Porque esa teoría de la educación se ha caracterizado por ser "sistemática, fundamental, general y que, en consecuencia, ha tenido en el orden y en la estructura, en la linealidad y en los estereotipos, su razón de ser". Una teoría entonces que no puede captar los "ruidos" educativos, es decir, cuestiones que no se adaptan a esa estructura escolar presupuesta, coherente y ordenada. (p. 159)

La tesis del autor es que esas teorías educativas son herederas de la visión de la realidad impuesta por la teoría científica de la modernidad. "En la modernidad, la teoría (científica) nos creó una realidad asentada en el orden, la estructuración, la inmovilidad, lo determinado, lo cierto, lo definido y lo atemporal. Cualquier realidad era pues estudiada como si fuese ordenada, estructurada, inmóvil, determinada, cierta, definida, y atemporal. (p.150) Por lo tanto, si queremos construir el conocimiento pedagógico que de cuenta de la realidad escolar, tenemos que comenzar por deconstruir esa teoría. Esto es lo que hace el autor en esta obra.

En los capítulos 1 y 2 están dedicados al método científico y a la narrativa científica. El método científico, el clásico método experimental. "Curiosamente –nos dice el autor- la racionalidad tan compleja del método científico se reconvierte, al final del proceso, en una visión de la realidad de racionalidad muy simple", de una realidad absolutamente ordenada, casi prefijada y determinada. (p. 29)

El largo proceso de deconstrucción de la teoría científica moderna fue inaugurado por la

introducción del concepto "sistema" (L. Von Bertalanffy) que permite estudiar cualquier situación en la que se puedan encontrar más de dos ambientes o elementos en interacción. (p .46) En este capítulo 3, A.J. Colom pasa revista primero a las características de los sistemas abiertos y luego de los denominados sistemas cibernéticos. Estos últimos tienen la particularidad de "que ellos mismos se autorregulan o controlan, gracias a su capacidad de utilizar para tales fines los flujos de información que reciben de su medio externo." ( p. 59) De este modo es posible dar cuenta de la evolución de los estados de un sistema (p. 66). Mientras que el método experimental difícilmente pueda aplicarse en el campo de las ciencias sociales y educativas, el enfoque sistémico en cambio puede utilizarse tanto en las ciencias naturales como en las sociales y humanas.

La deconstrucción de la ciencia moderna da un paso decisivo con las teorías de la complejidad (E.Morin, D.Bhom, J. De Rosnay.). Nadie debe llamarse a engaño, nos dice el autor, la simplicidad tanto la experimental como la cibernética es una abstracción, en definitiva, una forma de manipular la realidad para darla a entender. (p. 70) La ciencia de la complejidad pretende abarcar la realidad sin estas simplificaciones, busca estudiarla en sus múltiples dimensiones, relaciones y elementos, en concordancia o en oposición, "pero nunca reduciéndola para facilitarnos la tarea de aproximarnos a ella". (p. 69) Esta complejidad engloba también "al sistema, a su vez complejo que conforman en una misma situación el investigador y el objeto de la investigación". (p. 73)

En el capítulo 4, La teoría tras la modernidad y antes de presentar la teoría del caos (capítulo 5), el autor hace un rápido balance cultural tras la muerte del capitalismo clásico y la aparición del nuevo capitalismo. "El concepto económico de las mercancías se transforma en el concepto económico de la información", nos dice. (p. 86) Con la muerte de Dios, "el hombre está solo, pero también está libre". "Al no existir nada, sólo se da lo que es, o sea, el presente. Sólo existe lo que sucede. No se da el futuro porque de todas formas no existe el sujeto y, por tanto, tampoco la proyección. Sólo se da la pura presencia". (p. 88) Es decir, "tras la modernidad se va evidenciando una crisis de interpretación, o si se quiere, se cambian las narraciones e incluso las gramáticas que las sustentan." (p. 96)

Llegado a este punto, el autor concluye que "el orden es el lugar desde el que ha operado la racionalidad en la modernidad y, por eso, la ciencia ha entendido siempre la verdad en razón inversa a la incertidumbre. El orden era, en consecuencia, fruto de la certeza y viceversa. Ciencia y orden han sido dos caras de la misma moneda. La ciencia nos propiciaba un mundo ordenado –racionalidad- y el mundo ordenado lo era gracias a la actividad que la ciencia generaba." (p. 94)

Sin embargo "hoy –nos dice el autor- conocer es reconocer la complejidad de las cosas, por lo que cuanto mayor es el conocimiento de la complejidad, más alto es el nivel de desorden y de incertidumbre." (p. 101) Por esto le parece que "la teoría del caos conformaría la gramática de una nueva narración acerca de la realidad, acaso la más capacitada para oponerse a la narración científica de la modernidad" (p. 104)

Como decíamos más arriba el autor dedica el capítulo 5 (p. 107-157) al estudio de la teoría del caos, presentada como la deconstrucción de la teoría (científica moderna). Para este estudio se sirve entre otras obras: Escohotado, A. (2000), Caos y orden, Madrid, Espasa; Balandier, G. (1996), El desorden y la teoría del caos y las ciencias sociales, Barcelona, Gedisa; Briggs, J. Y Peat, F.D. (1994), Espejo y reflejo; del caos al orden, Barcelona, Gedisa y (1999), Las siete leyes del caos, Barcelona, Grijalbo. Al final de la obra el autor presenta una bibliografía comentada (p. 223-233) de mucha utilidad y de fácil consulta.

La teoría del caos se refiere a la situación que se presenta en sistemas de alta complejidad. El autor repite una y otra vez "que el caos no es una característica de los elementos que conforman el sistema, sino de las interacciones que entre estos elementos se dan. (p. 145) O en otra formulación, "el caos reside en la complejidad de las relaciones que se establecen entre los elementos del sistema" (p. 182)

Los sistemas estudiados por la teoría del caos son entonces sistemas no lineales, complejos, irregulares e inciertos, que muestran gran sensibilidad a sus condiciones iniciales, son sistemas irreversibles, evolucionan de manera alineal, cuya conducta futura no se puede anticipar a partir de sus patrones pasados. Sistemas de los que carecemos de información de sus condiciones iniciales, sistemas de inestabilidad perenne, ya que evolucionan permanente e irregularmente bajo la dialéctica orden-desorden. (p. 121-123)

Cuando logramos deconstruir en nuestras mentes la teoría científica moderna aparece entonces que la teoría del caos, si bien no es comprobable experimentalmente es sin embargo evidenciable en la realidad. (p.124) La teoría del caos crea una gramática narrativa cuyos conceptos claves son neguentropía o retroacción positiva, disipación, bifurcaciones, atractores y fractales. Desde la perspectiva de la teoría del caos "el orden se bifurca en infinidad de posibles desórdenes, que, a su vez, cuando se concretizan en un nuevo orden, generan la dinámica evolutiva de los sistemas y de las sociedades". (p. 138)

En el sexto y último capítulo del libro trata de los posibilismos educativos de la teoría del caos y de la construcción de la nueva teoría de la educación. Después de pasar revista a una serie de estudios de los últimos años sobre la educación, el autor llega a la conclusión de que "la teoría del caos cumple la misión de mostrarnos tal cual es la realidad de la educación: fenómeno irreversible en lo temporal, de alta complejidad, en absoluto lineal, con diferencias significativas en su punto de partida (la diversidad genética y social, biológica y psicológica, cultural y de clase, que se da entre los niños de las escuelas infantiles), impredecible, de alta contingencia, continuamente estructurante y por estructurar, dinámico y, en definitiva, caótico. Es lógico que viendo acaso por primera vez la realidad educativa tal cual es, se pueda ahora, deconstruyendo las teorías, construir su conocimiento desde la práctica educativa". (p. 163)

Deconstruida la teoría queda la vía libre para la construcción del conocimiento educativo. Pero con la condición, nos dice el autor, que "una teoría caótica y compleja de la educación sólo será posible si se refiere a una práctica caótica y compleja de la educación." (p. 189) Rastrea elementos de esta práctica compleja de la educación en "el aprendizaje en laberinto" (J.Attali, 1998, les chemins de sagesse, Paris, Fayard), en "el aprendizaje interpretativo", "la autogestión educativa", "la investigación-acción", y en "la educación ambiental". (p. 191-199)

Considera también que hay dos estrategias que pueden coadyuvar aún más a construir el conocimiento, la creatividad y el hipertexto. (p. 199-212) En fin, "no se trata de hablar de una escuela caótica sino de la aplicación de la teoría del caos para la construcción de una nueva forma de aprendizaje, un aprendizaje que deberá ser construido por los alumnos desde la complejidad y utilizando la complejidad. Una escuela que no se base en la linealidad y en el análisis, sino en la complejidad y la síntesis; una escuela abierta a su realidad social, que prepare definitivamente para el cambio y la innovación." (p. 212)

Lic. Miguel A. Cabrera
Recensión publicada en Conversación

Revista Interdisciplinaria de Reflexión y Experiencia Educativa, Nº 7, Junio 2004

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