Silueta de Historiador Crónica de M. Ferdinand Pontac (Luis Bonavita) Suplemento dominical del Diario El Día Año VII Nº 270 (Montevideo, 13 de marzo de 1938)
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ASISTIMOS a una vertiginosa simplificación de las letras. Rompe sus diques la poesía. Estertora la novela. Se transforma la historia. Se hace novelada. Candente. Más digna de ser historia que de continuar siendo romance. La muerte de Houssaye a manos de Ludwig, la de Aulard a manos de Zweig, la de Lord Rosebery a manos de Maurois, no son sino otra forma de la profecía de Froilo. Los académicos palpan el peligro del viejo riel. Inclinado sobre la huesa, Banvllle anunciaba su intención de renovarse, y animaba a Madelin a especializarse en tales períodos revolucionarlos. Los triunfadores de última hora hieren el canevá de los documentos con la aguja sutil de la imaginación, o la alada de la belleza. Lo ha hecho Oulié para acercarse al alma de Charcot, y Goffln para desnudar la de Carlota. Humanizan la historia. No sacrificando la verdad, si no embelleciéndola. La gran Historia confina con la leyenda. Que el lector moderno no lo sospeche. No podría comprender que no es digno de ser verdad lo que no está al alcance de su fe, y que si la belleza no es mas que una de las formas de la honradez, tiene que ser, sin duda alguna, la más delicada de todas. **** Fernández Saldaña no se ha rendido al canto de la sirena. Cuando alguien le insinuó la idea de seguir en el Uruguay las huellas de Iparraguirre, colmando así el vacío que no estuvo en condiciones de colmar Salaverría, no buceó en bibliotecas. Fue a la fuente viva. Los archivos. Nos inició en el secreto de su acción, de ia que conservamos memoria detallada. El poeta vasco había tenido negocio en nuestra ciudad, apenas trasplantado de Europa. El historiador enderezó sus pasos hacia el archivo de la Policía de Montevideo. “Licencias para abrir casas de negocio”. En el periodo 1860-66, encontró: "14 de Agosto 1861. José M. Iparreguerri. 18 de Julio Núm. 288. Café". Con este dato entró en el laberinto. Debía salir de el con su magistral monografía, tal vez la más completa que haya salido de su pluma, y que dio a Iparraguirre, cuando se engalanó con ella "La Prensa”, una notoriedad mayor que la que pudo brindarle su turbulenta mocedad revolucionarla. La biografía de Iparraguirre quedará como ejemplo de la actividad del doctor J. M. Fernández Saldaña. Era un hombre, el buscado, del que no se sabia nada. Nada más que había estado en el Uruguay. Ni siquiera la época precisa. La sorpresa del lector cuando se le da rehecha esa vida de misterio para las nuevas generaciones, no es menor que la de Julián Becerro de Bengoa, que conociendo la vida española del vasco ilustre, se lo encontró una mañana luminosa a la puerta de un rancho en las cercanías de Mercedes. Indagó curioso el Inspector de Escuelas: "¿Pariente acaso de Iparragulrre, el autor del "Guernikako Arbola?” —Y ante su asombro: "Soy yo, yo mismo". Sin ningún dato concreto, edificó el autor, tras penoso rastreo, la biografía del vasco que había sido poeta laureado, para anclar un día. Junto a la Plaza Cagancha, en un café de tercer orden que tendría que vivir poco, como vivió, porque sólo tenia para defenderse los pergaminos de la puerta: pintado sobre ella, el árbol de los Fueros. Y así son casi todas las biografías de Fernández Saldaña. Humildes. Secundarias. De personas sobre las que no se sabe nada. O casi nada. Apenas se tiene de ellas, a veces, una necrológica sistemáticamente apologética, cuyos datos, muchas veces interesados, debe rectificar el autor a fuerza de consultas. Porque siempre aspira a decir la verdad, el historiador de quien tratamos La dice siempre. Trata a los hombres como hombres. No le preocupa la cercanía de los tiempos. Cree que no hay tema que no se pueda tratar, ni personaje del que no pueda dejarse una silueta. Radica el secreto del triunfo, en un instinto hecho temperamento. Santos Gollán decía a propósito de esto: "Es el gato en el bazar”. El judío puede mirarlo sin erizarse. Sus movimientos son silenciosos. No caerá un bibelot. Fernández Saldaña deja caer uno solo. A lo sumo dos. El de la indulgencia, o el de la piedad. No todos los muertos son buenos, ni la Justicia de Dios es la más segura. Hay que retratar a los hombres con su alma habitual. Esto, claro está, acarrea trastornos, y crea enemistades. La descendencia, que conserva encendida la lámpara ante el recuerdo. Ya se sabe, por otra parte, que no es la paz la compañera fiel de los historiadores. Andrés Lamas es digno de admiración dentro de los muros en que se inmortaliza la Defensa. No merece, en cambio, nuestro respeto, cuando acepta un Ministerio que le tiende Varela. gobernante desprejuiciado hasta el punto de serlo al margen de la Constitución y de las leyes... Esto es duro de decir. Pero hay que decirlo. **** Hace ocho días este Suplemento completó el centenar de trabajos históricos de Fernández Saldaña, aparecidos en sus páginas. Evocación de la barca "Puig", muy marinera, muy segura, pero que en el pensamiento turbio de don Isaac de Tezanos, debió tomar la forma de una mortaja ceñida al grupo selecto que se enviaba a las Antillas, a una macabra cita con el vómito negro. Recalcan nuestras líneas de hoy el acontecimiento. Acontecimiento para EL DIA, no para el autor, que llegó a redondear en otra época, en un diario capitalino, 232 trabajos históricos. Y esto es lo que hay que hacer notar: no son trabajos de síntesis, hecho sobre lecturas, si no investigación directa sobre personajes y sucesos muchas veces secundarios. La entrada a "La Prensa” de Buenos Aires, señala una culminación. Ha publicado ya en el gran rotativo bonaerense, más de 30 trabajos de aliento. No se obtiene material para tarea de esta naturaleza, sin una dedicación realmente vocacional. Fue huésped permanente de bibliotecas y archivos, en todo lugar al que llegó y en el que afincó por un tiempo. En Minas, donde llegó con su nombramiento de Juez de Paz en 1905, y de donde volvió a Montevideo tres años después a ocupar una banca en Diputados, comenzó su ya famosa colección de retratos Retratos directos y fotografías. Miles de piezas. Litografías y grabados, especialmente hechos en el Uruguay. Aumenta día a día la colección. Como que tiene que saber que esa colección valiosísima es la base de un gran libro, costoso, pero que debe ver la luz algún día, y que deberá llamarse: "Historia del Uruguay por la Imagen”. Siete años fue sub. - director del Museo Histórico. Ha quedado en él, la marca de su energía. Fomentó su colección, haciendo y dirigiendo el período de acumulación, que faltaba. La carrera diplomática no pudo desviar su vocación. La exaltó, en vez de debilitarla. La gran biblioteca Godoy, de Asunción, tomó todas las horas libres de sus tres años de Paraguay, período que lo puso en la pista de los puntos oscuros del ostracismo de Artigas, sobre quien este historiador no se ha decidido aún a darnos lo mucho de nuevo que ha recogido. Su viaje al Brasil fue una permanente visita a museos y bibliotecas. Un día sí decidió mandarlo a Méjico. Bruscamente, con su rechazo, terminó su carrera de la diplomacia. El pasado del Río de la Plata lo atraía mucho más de lo que pudiera hacerlo la civilización azteca, desenterrada ya, y despierta después de su sueño milenario. **** El secreto de la fecunda labor de este hombre que ha escavado en la vida de tanto personaje de los que se hubiera perdido hasta el nombre sin su vocación de fijador de los tiempos idos, está en su Método. Todo dato de interés, leído, o escuchado, lo anota. El primer apunte de sus famosos tomos — Índice, se refiere precisamente al doctor Campana, caballeresco médico de la "Pulg". Lo obtuvo en Pando, el 18 de abril de 1910, de labios de don Felipe Pollerl. Recién ha utilizado este apunte, casi a los 30 años de recogido. En esta forma ha completado siete tomos. Al cabo de un tiempo despoja esos tomos, y pone en orden sus datos. Decanta sus investigaciones. Este es el origen de su "Diccionario uruguayo de biografías y noticias históricas". La lectura de diarios viejos, “en los cuales está todo”, completa su método. Lee. Indizando. Facilita asi sus lecturas y las hace fructíferas. Su gran labor está comprendida en la revisión y en la anotación de sus colecciones de periódicos. Todas las épocas han pasado bajo sus ojos. La de la Guerra Grande, por "El Comercio del Plata”. La de Ellaurl, por "El Siglo". La de Santos, por "La Razón". Nos recuerda a M. Jules Bertrand, que ha obtenido tanto granito insospechado de su cantera del "Monitor". **** Es autor de varios libras, este historiador salteño, salteñísimo, como recalca él, orgulloso de su solar de origen, de donde han salido Horacio Quiroga, José María Delgado, Montiel Ballesteros, César Miranda y Enrique Amorín. Sobre ese Salto magnético escribió con Pablo de Grecia, en libro que premió el Ateneo de aquella ciudad del litoral. Es común que ostenten condecoraciones los libros de Fernández Saldaña. Ostenta la suya, la valiosísima "Iconografía del General Rivera". De real enjundia sus tomos dedicados a "Los pintores y escultores del Uruguay". "Juan Carlos Gómez sentimental”, "El dibujante Juan Manuel Besnes e Irigoyen”, y su raro estudio sobre "El historiador Antonio Deodoro de Pascual”. Juan Manuel Blanes atrajo tamblén a este escritor que fue pintor en sus mocedades, y que ya consagrada su obra de investigación histórica, nos declara, con sencillez suya, y asombro nuestro, que su verdadera vocación ha sido siempre la medicina. Su última obra: "Historia mlnuana”. 8u obra en prensa que saldrá de las cajas dentro de un mes: "Antecedentes históricos del Puerto de Montevideo". **** Nunca ha salido defraudado quien ha alzado el aldabón de la casa del doctor José María Fernández Saldaña, en busca de un dato difícil de encontrar. El hombre cuya silueta hemos trazado es, sobre todo, un animador. Por esa desinteresada actitud de su espíritu, tenemos con él una deuda. No llevan estas líneas la pretensión de saldarla. |
Crónica de M. Ferdinand Pontac (Luis Bonavita)
Suplemento dominical del Diario El Día
Año VII Nº 270 (Montevideo, 13 de marzo de 1938)
Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación
Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)
Ver, además:
José María Fernández Saldaña en Letras Uruguay
M. Ferdinand Pontac (Luis Bonavita) en Letras Uruguay
Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce
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