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Humor y sexo en la literatura hindú
Hyalmar Blixen

Frecuentemente se piensa que la literatura de la India, es de contenido muy denso, demasiado difícil y profundo. Y eso es verdad si se refiere a las Brahmanas, Puranas, Upanishad o la Bhagavat Guita, obras de altísima espiritualidad y ascetismo, como lo son también los textos clásicos del budismo. Pero hay otros libros que muestran una veta de humor y desenfado, rápida acción y trama bien llevada. Casi todos ellos tienen una técnica que después influyó en la colección árabe de “Las mil noches y una noche”, consistente en un cuento marco, dentro del cual hay una gran cantidad de historias más o menos relacionadas con aquél.

Esta técnica no sólo influyó sobre el famoso libro árabe precitado, sino que, a través de él, pasó a Europa y dio, entre otros, “El conde Lucanor” de Don Juan Manuel, “El Decamerón” de Boccaccio, “El Heptamerón” de Margarita de Navarra y “Los cuentos de Canterbury” de Chaucer.

Algunos de los libros de la India, escritos en sánscrito, y que muy sucintamente comentaremos son “El Pañcatantra”, “El Skuka Saptati”, “El Vêtalapancavinshati” y el “Kutanimatam”, pero quedan fuera de esta mención obras regocijantes y bastante picarescas.

EL PAÑCATANTRA

Nos limitaremos en todos los casos a hacer referencia al cuento marco, dentro del cual se mueven los personajes de las historias. Había una vez, en un estado que se llamaba Mahilaroyia (o sea “Delicia de las muchachas”) un rey, de nombre Amara Zakti (Inmortal Poder), que tenía tres hijos, a los cuales había puesto exageradamente optimistas nombres: “Infinito Poder”, “Generoso Poder” y “Feroz Poder”. Lo malo es que le habían resultado muchachos absolutamente bobos de tal modo impermeables al saber que el desolado padre llamó a su Consejo de Ministros para plantearles el caso de la sucesión del trono. ¿Cómo lograr que la inteligencia de sus hijos se despertara en cierta medida o por lo menos que no fueran de tal modo estúpidos?. Los consejeros, aunque perplejos, dieron algunas soluciones, ninguna de las cuales plugo al monarca, hasta que uno de ellos, Sumati (Agudo) opinó que puesto que la vida es tan corta nadie podría dedicarse a atesorar todos los conocimientos, por lo que lo mejor era confiar sus hijos a un bracmán, Vishnusharman, hombre lleno de sabiduría. Llevado ante el rey y habiéndole ofrecido riquezas y todo lo que puede apetecer un ser humano, el bracmán le contestó que llegado a los ochenta años todo le era indiferente y respondió con un desparpajo cómico, algo que no puede ponerse por escrito. Inmortal Poder, admirado, le confió a los tres hijos y Vishnusharman les hizo aprender cinco series de cuentos que de modo ameno y práctico resuelven todos los problemas que un hombre puede tener en el mundo. Las cinco series se titulan: 1. “La pérdida de los amigos”, 2. “La forma de ganar amigos”, 3. “Cuervos y lechuzas”, 4. “La pérdida de lo ganado” y 5. “Acciones mal consideradas”. El primero narra cómo un buey, versado en toda clase de ciencias, que era consejero y amigo del león, y el rey de los animales, terminaron por reñir a causa de las intrigas de dos chacales que aspiraban a ser ministros de ese monarca. Iban del león al buey y del buey al león contando a cada  uno falsedades del otro hasta lograr su propósito. En resumen, todo gobernante debe tener cautela respecto de los integrantes que lo cercan con sus adulonerías hasta hacerles perder la seguridad respecto de quienes son sus amigos leales. En todo el “Pañcatantra” están intercaladas numerosas máximas. Algunas de ellas: “Quien es rico tiene amigos, tiene parientes, es sabio”. “No hay ciencia, ni acto de generosidad, ni acción heroica de los ricos, que no celebren en canto los pobres que solicitan su riqueza”; “Hombres de avanzada edad, si son ricos, pasan por jóvenes; el que no tiene dinero es viejo aunque esté en la juventud”. Filosofía de chacales, en fin, pero como los hay en la especie humana...  A propósito de los altos gobernantes se expresa: “Los reyes, lo mismo que las montañas, son difíciles de dominar. Si estas están infestadas de serpientes, aquéllos están rodeados de bribones y unos y otros se hallan cubiertos de asperezas”. “Cuando el príncipe, sin hacer distinción, procede igualmente con todos los funcionarios, mata el esfuerzo de los hombres capaces y perseverantes". “Los que desconfían, sin son débiles, no se ven oprimidos por los poderosos; pero los confiados, aunque sean fuertes, se ven oprimidos por los débiles”. Hay muchas máximas a propósito de las mujeres (claro, dirán ellas, escritas por los hombres, y quizá tengan razón): “Ellas sonríen ante quien ríe, lloran ante quien llora y cazan al desamorado con amorosas palabras, según la ocasión lo requiere. Toda la ciencia de los sabios no llega a superar la inteligencia de una mujer. ¿Cómo es posible, pues defenderse de ellas? Hay máximas, también, sobre las dádivas, la sabiduría, la amistad, la limosna. Y se rechaza la idea de omnipotencia del destino, pues poco puede éste contra la voluntad humana.           

EL “SHUKA SAPTATI” 

Se trata de una colección de setenta cuentos, y el tema central de ellos versa sobre la infidelidad, tanto masculina como femenina. El cuento marco que encierra esas narraciones regocijantes es este: un comerciante, Madana, decide hacer un viaje para mercar diversos productos. Su mujer, Pradjavati, para quitarse la tristeza, decide salir de noche en busca de amantes ocasionales. Consulta a las criadas y a todos les parece bien. Pero un papagayo, que por lo visto era el único en esa casa que tenía sentido del honor, increpó a la esposa su mala intención. Ella pensó degollarlo, pero luego se dijo: -“Bah, no es más que un pájaro que habla”. Cuando iba, llena de afeites, a recorrer las calles, el papagayo, como último recurso, le dijo: -“Vete si quieres. ¿A qué detenerte, si te crees tan inteligente como Yasodevi?”  Con eso se despertó la curiosidad de la esposa que preguntó quién era Yasodevi, lo que dio ocasión al papagayo para contarle un cuento bastante picante que la entretuvo esa noche. Durante setenta noches se repitió el caso y la esposa, encantada con las narraciones, no salió de su casa, por lo que el marido, al volver, no sufrió la concebible afrenta. Los dioses premiaron al papagayo haciéndole subir al cielo en medio de una lluvia de flores.

EL “VETALPANCAVINSHATI” (Veinticinco cuentos del vampiro).

El cuento marco trata de un rey, Trivikranasena, que se ha comprometido, sin saber qué era lo que prometía, a descolgar a un vêtala (o vampiro) a la media noche, que pende de un árbol del cementerio. Cumple su palabra para no deshonrarse y mientras lleva al vêtala cargado sobre sus espaldas, éste le narra una historia. –“Ya que os tomáis el trabajo de conducirme os contaré un cuento, al final del cual os haré una pregunta. Si no la contestáis, vuestra cabeza estallará”. El rey contesta siempre y sorpresivamente el vampiro vuelve a quedar suspendido del árbol por lo que el rey debe volver a la noche siguiente a reanudar su tarea. Al fin el vampiro, admirado de la constancia del rey, le otorga poderes especiales. Los cuentos son también regocijantes y maliciosos.

EL “KUTANIMATAM”

Es un tratado en el que una especie celestina llamada Vikarali enseña a una prostituta joven y linda, pero que no sabe hacer sus negocios con sus atractivos, el arte de atraer a los hombres. Los ardides y las descripciones de las aventuras carnales son inmensamente eróticas, basadas en consejos del Kama-sutra, libro éste, más conocido, pero serio, pues se trata de ejercicios y bailes que deben ser practicados desde la niñez, para adquirir la energía que requieren los actos carnales, que son considerados aun hoy en la India, como ritos sagrados en honor del dios del Amor, Kamadeva.

Hyalmar Blixen
Diario "Lea" - Montevideo

28 de mayo de 1989

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