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Haz tú lo mismo

- I - 
Hyalmar Blixen

Un muchacho estaba enojado porque nadie se preocupaba de darle empleo.

-Si otros logran un trabajo ¿por qué no lo he de tener yo? -exclamaba- ¡Qué injusto es el mundo!

Fue un día a ver a un hombre de buen corazón, el cual, al escucharlo, le dijo:

-Yo creo que podría quizá ayudarlo. Tengo a mi cargo la Sección de una Compañía bastante importante. ¿sabe usted algún idioma? ¿Inglés, francés, o alemán?

-¡Ah! Lamentablemente no los estudié. Me pareció que bastaba con conocer el español.

-Efectivamente, pero ¿redacta usted bien?

-Y...más o menos.

-Pero, en fin, escribe sin faltas de ortografía.

-¡Ah! La verdad es que me distraigo y a veces cometo unas cuantas.

El Director meditó un momento al cabo del cual le dijo:

-Aún podría buscarle un trabajo en mi oficina si presta atención y copia con cuidado las notas y correspondencia. ¿Escribe a máquina?

-No. ¿es necesario eso para ser empleado?

-Y, sí, amigo, pero, en fin...todavía podré ayudarlo y lo deseo, porque viene recomendado por un primo mío al que quiero mucho. ¿Podría llevar al piso superior los expedientes, facturas y propuestas de negocios? Es un trabajo fácil.

-Pero ¿tendré que subir a cada rato?

-A medida que se fuese produciendo el trabajo lo llevaría de un piso al otro. No se necesita para eso demasiado conocimiento.

Tres días después vino el reciente empleado y le expresó al Director.

-Ese esfuerzo es muy grande: estoy todo el día sube y baje y me duelen las piernas. Puedo enfermarme del corazón. ¿No podría ponerme de portero?

-Ya hay tres. La empresa no necesita más.

-¿Y de sereno? Vigilaría de noche para impedir la entrada de ladrones.

-Bueno. Pero será cuidadoso; tenga sentido de responsabilidad.

-Descuide, patrón.

Una noche, un agente policial observó que unos ladrones estaban a punto de forzar la puerta de la calle de la empresa, pero que al ver al vigilante, huyeron. Este efectuó el correspondiente parte a la seccional. Al saber lo sucedido, el empleador recriminó al sereno:

-¿No se comprometió usted a vigilar?

-Y lo hago. Solamente ocurre que a veces, cuando hace frío y me parece que está todo tranquilo, voy al bar de la otra cuadra y tomo unos tragos de caña. Me demoré un poco y...

-Bien. Pero vea que hice por usted todo lo que pude. El Gerente General se enojó conmigo, me echó una reprimenda y me ordenó que lo despidiera. Lo siento de veras. Tendrá que buscar otro trabajo, porque aquí no puede prestar ningún servicio. Pero antes le voy a contar lo que una vez dijo un filósofo; no recuerdo sus palabras textuales pero el sentido es éste: "No hay que preocuparse tanto de hallar un trabajo como de adquirir primero la capacidad necesaria para desempeñarlo". Se llamaba Confucio. ¿Le suena ese nombre?

-Nunca oí hablar de él.

-Lo presumía. Pero aunque se olvide de su nombre, por lo menos no deje de recordar el consejo.

Dicen que ese ignorante y haragán se puso a estudiar un oficio y al final resultó un hombre de provecho.

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