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Micromegas, de Voltaire
Raúl Blengio Brito

 

En los cuentos breves, categoría en la que debe incluirse naturalmente a "Micromegas", Voltaire reemplaza placenteramente el razonamiento por la anécdota; e insiste en algunos de sus grandes temas: la locura del mundo, las excelencias del lujo, los buenos efectos de la tolerancia, las deficiencias del cristianismo, la prudencia en fin de unos pocos escogidos. Y en alguna medida, aunque más en los cuentos poéticos y orientales (cuya fuente de inspiración, la poesía oriental, había sido introducida en Francia por Galland a principios del siglo XVIII), se permite su pequeña revancha frente a lo que los filósofos quisieron que fuera el siglo de la razón.

 

En los cuentos, como en otras partes de su obra, Voltaire ensaya con éxito su facuidad para la sátira; muestra las cosas familiares bajo aspectos imprevistos, dice todo o casi todo lo que tiene ganas de decir, y para aclarar más aún su pensamiento vacía a los personajes, como lo había hecho la comedia italiana, para dejarlos reducidos a sus caracteres básicos (el Inquisidor, el Jesuita, el Barón Alemán, el Jansenista)

 

Cada uno de sus cuentos, trabajados todos sobre procedimientos similares, refleja algún período de su pensamiento. Sus primeras experiencias en el género se remontan al "Viaje del Barón de Gangan", dedicado a Federico II el Grande de Prusia, de junio de 1739, pero cuyo texto lamentablemente se ha perdido. En realidad, los más antiguos que han llegado hasta nosotros están fechados en 1747.

 

"Micromegas" plantea temas similares a los desarrollados en "Cándido". O, si se prefiere, la idea de "Cándido" es la misma que la de "Micromegas",

pero llevada a la exasperación y a la paradoja y repetida rabiosamente por una serie de demostraciones por el absurdo.

 

''Micromegas" ha de ser probablemente un desarrollo del "Viaje del Barón de Gangan", en el que Voltaire parte de sus propias meditaciones científicas, típicas del período de Cirey, y aborda el tema de la relatividad en sentido moral: si el hombre no es sino un punto imperceptible en el universo, ¿cómo justificar su orgullo?; su pretenciosa metafísica sólo conduce a la intolerancia y al ridículo.  

 

La idea de la obra —aunque la primera edición es de 1752— ha de haber nacido en 1739. En efecto: la acción se desarrolla en 1737, y, además, en carta fechada en 1752 al redactor de la Biblioteca Imperial, Voltaire califica al cuento de "antiguo entretenimiento". Por otra parte, en 1739, como queda dicho, Voltaire había enviado a Federico II el texto del "Viaje del Barón de Gangan'', "lleno de verdades sobre la Tierra", y Federico le había contestado, hablando de Gangan, cómo de un viajero celeste que reducía a su justo valor "las cosas que los hombres acostumbran a llamar grandes". No es aventurado, pues, suponer que "Micromegas" sea la continuación del texto perdido del "Viaje del Barón".

 

Conviene señalar, además, que así como Voltaire había tomado la forma de "Zadig" de las aventuras orientales por entonces en boga, y la de "Cándido" de las también populares novelas de aventuras, así tomó la de "Micromegas" de Swift y más especialmente de los "Viajes de Gulliver".

 

Por último. "Micromegas" está dividido en siete breves capítulos, pero en realidad, en tres grandes momentos: los capítulos primero y segundo tratan de los preparativos del viaje de "Micromegas"; el capítulo tercero, de su despedida y el viaje hasta la Tierra; y los capítulos cuarto a séptimo, de su experiencia con los hombres.

 

Raúl Blengio Brito

Voltaire - Micromegas
Ediciones de la Casa del estudiante

Autorizado por la Flia. del autor
Digitalizado por Carlos Echinope Arce - editor de Letras-Uruguay

 

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