Blanes: una tela desconocida Crónica de Agustín N. Benzano Suplemento dominical del Diario El Día Año XXXIII Nº 1636 (Montevideo, 24 de mayo de 1964)
General Miguel A. Navajas Retrato de Juan Manuel Blanes |
El cuadro del General Miguel A. Navajas es una de las telas desconocidas de Blanes, puesto que nunca fue exhibida al público, ni figuró en la grandiosa exposición realizada en el teatro Solís en el año 1942 y que organizó, con tal acierto y resonante éxito, la Comisión Nacional de Bellas Artes de ese entonces. No se trata como podrá apreciarse de uno de los tantos retratos pintados por el ilustre artista en su labor fecunda y sostenida; muy por el contrario ese magnifico óleo de amplias y desusadas dimensiones (2.40mts. por 1.60mts). importa una verdadera obra de arte puesto que Blanes quiso perpetuar en ella la figura y los rasgos fisonómicos de uno de nuestros más distinguidos militares, de relevante y nutrida foja de servicios. Educado en la escuela del heroísmo —era hijo del Coronel Pablo M. Navajas, guerrero de la Independencia, que lució en su pecho los cordones de Ituzaingó — se vio obligado a emigrar a la Argentina, aún adolescente, después de los trágicos sucesos de Quinteros. Allí sirvió con Venancio Flores, peleó contra Urquiza y se encontró en las batallas de Pavón, Cepeda y Monte Caseros bajo el mando del General Bartolomé Mitre. Vuelto a su patria hizo toda la Cruzada Libertadora alcanzando el grado de Sargento Mayor. Jefe de la Vanguardia Oriental en la guerra del Paraguay tomó parte en las acciones del Curupaytí, Paso de Patria, del Yatay, Tuyutí, toma de Uruguayana y Humaitá. Combatió contra el General Timoteo Aparicio en las contiendas de la Unión, Manantiales y retirada del Cordobés a las órdenes del General Enrique Castro. Jefe Político de Montevideo; Ministro de Guerra y Marina durante la Revolución Tricolor; Miembro de la Junta Económico-Administrativa de la Capital en dos periodos consecutivos; Presidente de la Junta Electoral; Ministro y luego Presidente del Supremo Tribunal Militar hasta el día de su fallecimiento, el 2 de diciembre de 1903, he ahí en brevísima síntesis la brillante actuación militar y civil de quien mereciera los honores del pincel de Blanes (1). * El General Navajas —en aquella época Coronel— aparece de cuerpo entero, en apostura militar, bizarra y arrogante, con uniforme de gala y demás atuendos militares de la época, constituyendo esta composición pictórica al propio tiempo un auténtico documento humano e histórico. Por la irreprochable interpretación física, de rasgos precisos, la expresión de la mirada enérgica y peculiar, los trazos de las manos, el fuerte colorido del ropaje y de sus pliegues, los acentos de luz y de las sombras, justeza de las líneas y perfección de las mismas, la precisión ajustada de los detalles, todo revela en ese cuadro el perfecto dominio de la técnica — llenadas las exigencias del arte — están presentes a la vez todos los elementos que llevan el sello, el estilo inconfundible de la pintura personal del autor y de su escuela. El retrato del General Navajas lo situamos entre los años 1887 a 1889, al volver Blanes de Europa, antes o después de pintar “La Revista de Santos” puesto que el General Navajas, ostentó el grado de Coronel hasta febrero de 1890, fecha en que fue elevado a la jerarquía superior. * El retrato del General Navajas no está firmado. Blanes no acostumbraba hacerlo; solamente por excepción y quizás a instancias del Jurado de la Exposición Internacional de París del año 1900, puso su nombre al pie de su desnudo “Demonio, Mundo y Carne”. La afectuosa vinculación de mi padre — de muy larga data — con el gran pintor le permitió interrogarle al respecto. Blanes sin titubear le respondió: “Mi firma esta en la paleta”. Cuando el cuadro le agradaba y para satisfacer las exigencias de algunos de sus amigos más íntimos solía lacrarlo y sellarlo. Existen 3 ó 4 composiciones en esas condiciones. Váyase a saber si Blanes no pensara según el sentir de un inspirado escritor ‘‘como aquellos artistas del Renacimiento que sin buscar otro pago que no fuese la emoción que en ellos creaba la belleza de la propia obra, "entregaban el cuadro o la estatua — como en un olvido de su gloria — sin colocar la firma de ellos, al pie del mármol o debajo del color”. Datos entresacados de una biografía realizada por el distinguido publicista, literato y diplomático. Benjamín Fernández y Medina. |
Crónica de Agustín N. Benzano
Suplemento dominical del Diario El Día
Año XXXIII Nº 1636 (Montevideo, 24 de mayo de 1964)
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Juan Manuel Blanes en Letras Uruguay
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