La leyenda de la rosa

poema de Jorge Arias

-Siempre soñé que alguien me trajera

 una rosa robada

en la noche de un parque dormido.

-Vienes de muy lejos, cual viene esta rosa

que nunca esperaste y ahora está contigo

y este joven serio que nunca esperaste.

-A lo lejos oímos el rodar de un coche,

Largo, largo y mudo, mitad de la noche,

Ahora me dice llorar en tu hombro,

en tu hombro de cuando eras niño;

yo creí que el amor existía, y llegaste.

-Estos son mis pecados

vanidad y soberbia y lujuria;

pero infancia y familia son peores secretos.

Vengo desde unas remotas Españas

vengo con mi madre, quiérela, está muerta,

está sola y yo sé cuánto existe el vacío.

He quedado de pie, sin dolor ni descanso,

un niño que sueña junto a los vitrales,

azul, amarillo, verde, carmesí

papagayos sin nidos y ramas y árboles.

Yo quería morirme para estar con ella,

Historias Sagradas leía, éxtasis, martirios

de los “Niños Santos”, mientras los mayores

disponían del mundo.

-Yo vengo de Grecia, de Nauplia

donde el cielo es tan dulce y azul.

Mi padre, que tanto yo quise

se murió en mis brazos;

mi madre, él la quiso,

 era simple, era buena.

Mi hermano, no hablemos,

existe, es estigma.

-Pero ya no debo gozar de tus ojos,

tus rubores, tus rápidos cambios, tu enojo,

tu amarga sorpresa.

Ya estamos al fin y debemos partir

sin dolor ni recuerdos ni llanto.

-Sí, los dos ya debemos dejarnos.

Ya enterré a mi hermano, mi padre, mi madre.

Ellos me despiden, yo debo dejarte,

Esto estuvo escrito en las mismas rosas,

y solo nos rezan

las rosas cortadas de noche;

lo sé, está grabado

en el jazmín, en la tarde, en la lluvia,

en las confidencias y en mis rubores.

-No estoy triste, princesa,

prometo olvidarte, tu hermano, tu madre,

ellos me despiden, me voy y no vuelvo

yo no tengo equipaje ni báculo,

ya nunca regreso

a la tierra buena

donde están tus rosas.

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