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Constelaciones, de Nick Payne, dirección de Jorge Denevi, en El Telón Rojo
 
 

El universo subrepticio
por Jorge Arias
ariasjalf@yahoo.com

 

La idea del Cosmos que aparece en la obra es dicha así por Marianne (Leticia Scottini): “En el multiverso cuántico, cada elección, cada  decisión que hayas tomado existe en un inimaginable vasto conjunto de universos paralelos”. De acuerdo con las acotaciones del autor (Londres, 1984)  varias escenas de esta historia de amor son seguidas de similares escenas acaecidas en otro universo; puntos suspensivos separan en el texto, irónicamente, un universo de otro… Él, Roland (Álvaro Armand Ugon) es apicultor y desenvuelto; ella Marianne, tensa y aplicada, trabaja en investigaciones astronómicas. Se conocen, se confían, se cuentan sus aventuras amorosas, placenteros prototipos horizontales de los universos múltiples. Cada tanto Marianne padece dificultades de dicción, se traba y repite las sílabas, insistente paralelo de su microcosmos que puede albergar  un tumor cerebral y aún la muerte.

El diálogo es preciso, mostrándonos con fuerza dos caracteres  disímiles y afines. La reiteración de casi las mismas escenas en otros universos produce una suerte de rotación de la pieza sobre sí misma, que si no nos ayuda a comprender la teoría de los multiuniversos agrega una luz cósmica a las múltiples facetas de los dos amantes.

 

Es admirable la interpretación de Alvaro Armand Ugon, siempre muy dueño de su papel, y muy especialmente la de Leticia Scottini, en el más  problemático y riesgoso de los dos personajes, Marianne, a la vez sabia, valiente, segura  de sí misma y  frágil; memorable actuación  de  una carrera que conoció un punto muy  alto en “Hedda  Gabler” de Ibsen (2014). Es  de destacar, lo que ya es una costumbre inveterada, la perfecta dirección de  Jorge Denevi, que  manejó  con habilidad  de prestidigitador los difíciles tiempos en que  “Constelaciones”  transcurre.

 

La idea de los universos paralelos tiene ilustres precursores.  Tal vez el primero sea Pitágoras, que decía leer en las constelaciones el giratorio destino del hombre y notó que si el movimiento de los cuerpos celestes es cíclico y por tanto se vuelve al punto de partida, no hay razón para desligar al hombre del destino global del Cosmos, y concluyó en la idea de la metempsicosis o transmigración de las almas; Demócrito, con análogo razonamiento, llegó a conclusiones más alarmantes. Razonó que siendo finito el número de átomos del universo, el número de sus combinaciones también lo es… y ya estamos en el siglo XIX, en Sils Maria, cabe la piedra piramidal junto al lago de Silvaplana, donde Nietzsche  concibe o redescubre  (1885) la idea del eterno retorno. El poeta francés Charles Baudelaire  especuló hermosamente con lo que podría haber ocurrido  y no ocurrió entre una mujer que  pasaba y él en “A une  passante” (1857): “Un éclair... puis la nuit ! / …Ne te verrai-je plus que dans l'éternité ? /Ailleurs, bien loin d'ici ! trop tard ! jamais peut-être !/...Ô toi que j'eusse aimée, ô toi qui le savais !“ (“¡Un destello, luego la noche!/ ¿Sólo te veré en la eternidad?/ ¡En otra  parte, muy  lejos de aquí, demasiado tarde, nunca quizás! /¡Oh tú, a quien yo hubiese amado, oh tú que lo sabías!”). Más cercano a nosotros, Rubén Darío escribió en 1895, tal vez desde su universo paralelo, esta inquietante simetría cósmica:“…eres un universo de universos…/La celeste unidad, que presupones/ hará brotar en ti mundos diversos,/y  al resonar tus números  dispersos/ pitagoriza en las  constelaciones”. Borges, en “La  otra muerte” (en “El Aleph, 1957) imagina un entrerriano, Pedro Damián, que muere heroicamente en la batalla de  Masoller (1904); pide a Dios, en el momento de la muerte, que lo devuelva a su Gualeguaychú natal, Dios accede, pero Pedro Damián volverá y morirá, en 1946, sólo como sombra. En otra versión paralela Pedro Damián flaquea en la misma  batalla, retrocede; sigue una vida de bochorno hasta que, al morir en 1946 y en un delirio de fiebre o  agonía, carga sobre las tropas gubernistas y muere, una vez más, en Masoller.

 

Una cita al comienzo del libreto de “Constelaciones” nos  da la clave. Transcribe  Payne (la traducción nos pertenece) una frase del libro de John Gray “The Immortalization Commission”: “La  ciencia sigue siendo un  canal para la magia, para la creencia de que para la voluntad del hombre, potenciada por el conocimiento, nada es imposible” ¡Llegamos al fin!  Estamos en el gabinete del doctor Fausto, convocando a Mefistófeles. Es el hombre que quiere ser y hacerlo todo; lo podemos todo y seremos como  dioses… La teoría de los universos paralelos que multiplican al infinito nuestras vidas, es la última y muy delirante ilusión de inmortalidad,  el fetiche predilecto del pensamiento pequeño  burgués. Después de esta afirmación, Payne desliza una sonrisa escéptica cuando dice, por boca de Marianne que “El secreto de la inmortalidad es lamerse el codo”.  Como escribió, no menos irónicamente, T.S. Eliot en “Little Gidding”: “No  cesaremos la  exploración/ y el fin de nuestra exploración/ será llegar a donde partimos/ y conocer el lugar por primera vez/ A través del desconocido y olvidado portón / cuando lo último de una Tierra  por descubrir/ sea aquello que estaba  en el comienzo”.

 

Los multiuniversos están, subrepticiamente, en la pieza, por. más que el espectador pueda disfrutar de la obra sin las  especulaciones de astrónomos y cosmólogos; ponen en “Constelaciones”, una astral melodía de fondo, una imagen de un universo más  misterioso que el que  hasta ahora imaginamos. El valor poético de la idea de los universos múltiples, seguramente superior a su valor científico, ahonda el abismo :que rodea la Tierra, un barrio que se creyó centro del universo, luego soportó ser satélite y ahora se tambalea con los espacios de Einstein, los agujeros negros y las paradojas de Stephen Hawking. Creemos haber llegado hasta el umbral de Dios, pero el Todopoderoso retrocede ante nuestros pasos.

 

CONSTELACIONES, de  Nick Payne, con Alvaro Armando Ugon y Leticia  Scottini, iluminación de Eduardo Guerrero,  música de Alfredo  Leirós, dirección de Jorge Denevi. En El Telón Rojo, estreno del 26 de  septiembre  2015.

CONSTELACIONES Telón Rojo

El LadOculto / Canal 20 / 02.10.15 / Jorge Denevi / Parte 1

El LadOculto / Canal 20 / 02.10.15 / Jorge Denevi / Parte 2

El LadOculto / Canal 20 / 02.10.15 / Jorge Denevi / Parte 3

Jorge Arias
ariasjalf@yahoo.com 

 

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