El Zen
f) Desarrollo de los grupos uruguayos

A mediados de la década del ’80, un practicante avanzado de Aikido llamado Juan Carlos Gómez regresa de un viaje de estudio y entrenamiento en Japón y comienza a difundir, junto a este arte de defensa y armonía corporal, el método zen de meditación. Venía de asistir a un seminario del carismático Taisen Deshimaru, y es por esta vena que el zen se introducirá por vez primera en Uruguay. Por otro lado, J.C. Gómez era profesional en psicología e instructor de Tai-Chi, con una actividad floreciente llevada adelante de manera simultánea en Buenos Aires y en Montevideo. En ésta ciudad, enseñaba Tai-Chi en las instalaciones de la Fundación Sino-Uruguaya, por entonces ubicada en el barrio La Blanqueada. Gracias a la buena vinculación que mantenía con la misma, al regreso del mencionado viaje propone iniciar allí un grupo de meditación zen, en principio conformado por un pequeño número de interesados que recluta entre sus pacientes y alumnos.

En la medida que se consolida este grupo, en Setiembre de 1987 nace la Asociación Zen del Uruguay, no como asociación religiosa sino como asociación civil, en cuyos estatutos se afirman seguir las enseñanzas del maestro Deshimaru. Ahora bien, por más que se establecen conexiones con grupos análogos de otras partes del mundo, el grupo uruguayo no se inscribe formalmente en la organización de la Asociación Zen Internacional fundada en Europa por el maestro y, en efecto, J.C. Gómez no representa una autoridad legitimada por la misma, digamos, como "discípulo" de Deshimaru encargado de transmitir sus enseñanzas por estas latitudes. Se trata más bien de un divulgador, que asume el compromiso de orientar la meditación de forma totalmente laica, si bien su "magnetismo" personal, la incorporación de una gama filosófica y terapéutica de "saberes orientales" y su formación profesional como psicólogo lo convierten en una especie de líder espiritual. Será reconocido como "monje", representante de Deshimaru y pensador budista original, al cual se le ordenan discípulos y seguidores. Según testimonios de algunos de los protagonistas de la primera etapa de la A.Z.U., pronto comienzan a generarse equívocos acerca del estatuto de J.C. Gómez. Hay testimonios sobre las consecuencias problemáticas de estos equívocos, como ser la coartada de haber recibido algún tipo de "transmisión" durante su viaje a Japón, la de formular pensamientos budistas como de su autoría cuando en verdad pertenecían a textos tradicionales (que sólo más tarde fueron disponibles en Uruguay), así como ciertas enredos personales con algunas de sus "discípulas".

Al parecer, el proceso siguió la lógica del "ídolo con pies de barro" y la A.Z.U. terminó por disgregarse. Sin embargo, hubo miembros que se quedaron preñados por la práctica y el paradigma del zen y decidieron ir en busca de un nuevo y auténtico maestro. Como ya señalamos, una facción asiste a un retiro en el dojo de Buenos Aires, orientado en el linaje de Deshimaru por dos discípulos del monje Kosen. Estos discípulos (uno francés, llamado Filos, la otra argentina, llamada Ariadna) junto al pequeño grupo de uruguayos seguidores de Deshimaru, abren el Dojo Zen de Montevideo (raíz del futuro Centro Zen de Montevideo). Como en el caso del dojo de Buenos Aires, Kosen visita Uruguay con el fin de alentar y supervisar la creación de un nuevo brazo de la Asociación Zen de América Latina, brindando además, en el año 1995, una conferencia abierta al público general (muy concurrida) en la Sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional. No obstante, el grupo uruguayo no cuenta con visitas periódicas de su maestro, sino que debe trasladarse hasta el mencionado templo Shobogenji de Córdoba (Argentina), donde Kosen dirige anualmente los "campos de verano". Los practicantes se refieren a estos encuentros como muy enriquecedores, no sólo por la práctica intensiva, sino además por el intercambio cultural que se produce con participantes de distintas nacionalidades y, sobre todo, por la oportunidad de encontrarse con el carismático maestro. Actualmente, el Centro Zen de Montevideo ha mudado su dojo desde la zona céntrica de Montevideo hasta el barrio Buceo, donde cuenta con un grupo reducido pero firme de practicantes. Recientemente, dos de sus miembros ingresaron como monjes al monasterio de Córdoba, mientras que el Centro ha logrado abrir un dojo en el balneario El Pinar del departamento de Canelones.

  Retomando los hilos de la historia, la otra facción de aquella A.Z.U. desarticulada decide escribir una carta al monasterio Busshin-ji de San Pablo, sede central de la actividad misionera de la escuela Sôto para América del Sur. En el momento que lo hicieron (mediados de los ‘90), el monasterio estaba en medio de obras de reconstrucción, y su responsable durante este lapso era Moriyama Roshi. El mismo maestro reconoce la necesidad de conformar legítimamente la asociación uruguaya, para lo cual tendría que viajar y ponerse en contacto personalmente con los interesados. Sin embargo, ello no sería posible hasta concluir las obras en Busshin-ji, por lo que encomienda la misión a su discípula francesa Zuymyo Joshin (Bachoux Sensei), que ya se encontraba organizando un grupo de meditación en Buenos Aires.

La actual presidenta de la A.Z.U., Diana Correa, comenta: "Por más que me expliquen cómo Sensei [Bachoux] llegó hasta acá, no lo sé... , lo veo como un milagro. Tenía que pasar eso. No podía ser que el Roshi [Moriyama] estuviera justo en San Pablo dirigiendo un templo, que tuviera además una discípula francesa, que esa discípula además viniera a parar acá... Cuando lo miro a la distancia no entra en ninguna lógica posible, sino en los movimientos de los bodhisattvas que hacen votos de salvar a todos los seres. Entonces a los pobres les tocó venir a trabajar con nosotros, que quizá por nuestros méritos [de vidas pasadas] tuvimos la suerte de encontrarlos".

Bachoux Sensei fue monja durante cuatro años en el templo Zuigakuin, donde recibió la certificación de su "despertar" (la transmisión "de corazón a corazón") por parte de su maestro Moriyama Roshi. Éste le sugiere entonces volver a su tierra natal, Francia, para propagar el Dharma, y unos años después establece allí el templo La Demeure Sans Limites –en Saint Agréve. En 1995, tras la comentada delegación de Moriyama, Bachoux visita Uruguay con el programa de una conferencia en el Club AEBU y de un retiro sesshin en las afueras de Montevideo. De la conferencia, Diana Correa recuerda: "Ahí frente a mi, en el escenario, había una mujer con vestido largo y el pelo corto, muy corto... Fue algo absolutamente alucinante. La mujer era una especie de sol, radiaba luz. No sé si todo el mundo la veía así: yo la vi así. La mujer estaba contando la vida de Buda. La sensación que yo tenía era que esa mujer hablaba nada más que para mí. Al día siguiente fui al dojo, donde habían ‘8.000’ personas. Sensei dio una charla y se hizo zazen... Lo único que quise desde aquella tarde, 7 de Octubre de 1995, ¡era ser monja zen!". En efecto, no sólo para Diana el impacto de la visita de la maestra fue grande, pues durante su estadía se sientan las bases para reestructurar la sangha con arreglo a su orientación.

Sin embargo, Bachoux no acepta de inmediato tomar las riendas del grupo. Viaja a Buenos Aires, delibera, y antes de retornar a Francia hace una escala relámpago en Montevideo para ordenar, finalmente, a 9 discípulos uruguayos. A los pocos meses, en la semana de carnaval del ‘96, la maestra vuelve al país acompañada por Moriyama, se organizan más conferencias y un nuevo retiro en el balneario La Floresta. La circunstancia que a la postre propicia la visita de Moriyama a Uruguay fue su desplazamiento desde San Pablo (donde no resistió las presiones de la comunidad nipona para establecerse como sacerdote, cuando entendía que su misión era propagar el Dharma por Latinoamérica) hacia Porto Alegre, donde próximamente iba a establecerse y comenzar el proyecto de construcción del "Monasterio Internacional Dôgen Zenji" –en Viamaô, al norte de la ciudad. "Según me contaron los brasileros, cuando recién llego el Roshi se pasó muchos días sentado como Bodhidharma, que te voy a decir una cosa... antes de enterarme de esa historia, las primeras veces que yo vi al Roshi -coincidió que por esa época yo me había puesto estudiar, a leer- no la primera vez sino un poco después... la sensación que me dio era que lo veía y veía a Bodhidharma, es decir, no habia pensamiento ni elaboración, era una sensación... Ahora ya lo asumí: Roshi-Bodidarma ¡y es así! Es la transmisión... Entonces el Roshi vino para acá... No lo puedo creer... Yo acababa de empezar y hacía un retiro con los dos [Moriyama y Bachoux] ¿vos sabés lo que es eso? Estaba alucinando... Después de haber leído tanto, estar frente a un Roshi japonés de verdad, pensaba: no puede ser que me esté pasando esto" (D. Correa).

En Octubre de 1996, vuelve Bachoux Sensei para realizar otra sesshin en un lugar de retiros del barrio montevideano El Cerrito. Además de producirse nuevas ordenaciones de rakusu (discípulos laicos de un maestro), en este contexto de práctica intensiva se ocasiona un grave altercado entre la maestra y algunos de sus primeros discípulos, cuyo detonante parece haber sido una desafortunada reacción ante el rigor con el que Bachoux planteaba la disciplina de zazen. En consecuencia, la maestra decidirá no volver a nuestro país, por lo que la A.Z.U. se enfrenta de nuevo con la orfandad y la crisis. El resultado es una escisión entre quienes, a la distancia, siguen bajo la orientación de la maestra, y los que no (que solicitan a Moriyama que se encargue del grupo). La primera facción, aunque sin pretensiones de separarse oficialmente de la A.Z.U., busca un lugar de práctica alternativo y lo encuentra en la Ciudad Vieja, en las instalaciones de un dojo zen que en el pasado había seguido la orientación de un maestro coreano. Al principio esta aventura resulta interesante por la unidad colectiva que se genera, aunque paulatinamente los miembros activos van disminuyendo y surgen problemáticas en torno a las posibilidades de seguir sobrellevando el alquiler y el mantenimiento del local.

Para finales de 1998, se abandona este dojo y se regresa ("con una rica experiencia y la cola entre las patas", según Diana) a las instalaciones de la Fundación Sino-Uruguaya donde la A.Z.U. venía funcionando desde su constitución, si bien ahora trasladada desde el barrio La Blanqueada hasta el de Parque Rodó. En ese mismo año Moriyama Roshi se hace cargo de la parte del grupo que se mantuvo allí, visitando el país para realizar una sesshin y ordenar a sus primeros cinco discípulos uruguayos. Desde esa fecha hasta la actualidad, el movimiento de la A.Z.U. se estabiliza, aunque pasa alternadamente por momentos de debilidad y de crecimiento institucional. Actualmente se manifiesta una nueva encrucijada de transición, producto de la irresolución de tensiones al interior del grupo y de la ruptura con la fundación china. Las perspectivas parecen ser de separación entre unos pocos miembros que seguirían practicando en un local de medicinas alternativas, y el grueso de la asociación, que se ha mudado a la residencia de su presidenta (Diana Correa) con el proyecto de procurar a mediano plazo un espacio de arrendamiento propio.

Las tradiciones budistas en Uruguay
Miradas antropológicas sobre los caminos de la Iluminación
Ismael Apud y Mauro Clara

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