Metas

Ana Amorós

Sus palabras entraron por la ventana del corazón, cual un enjambre de abejas laboriosas.

Sólo dos palabras y pasó del letargo a las ansias locas de querer vivir, no sobrevivir.

El hombre otoñal se volvió un cálido y luminoso verano.

El camino hasta ayer le había parecido largo, inhóspito, sin matices, des provisto de metas.

"¿Hubo alguna?"- se preguntó "¿Existió alguna realmente?"

No recuerda, solo camina... En lo alto el sol, enfrente el recuerdo de un susurro de mujer que le cambió la vida y a la cual ya no piensa renunciar ni perder.

Ana Amorós

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