Nadie más que tú, de Rupert Thomson. Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2019. 398 págs. Reseña de Alfredo Alzugarat  alvemasu@adinet.com.uy

La historia real de Marcel Moore (heterónimo de Suzanne Malherbe) y Claude Cahun (Lucie Schwob), dos artistas judías de los inicios del movimiento surrealista, fue por décadas invisibilizada a causa de la pasión amorosa que las unió entre sí. Con un lejano vínculo familiar la pareja se consolidó con la unión del padre viudo de una con la madre divorciada de la otra, lo que les permitió presentarse como hermanas ante la mirada prejuiciosa y condenatoria de la sociedad y aún de la bohemia parisiense. Marcel fue diseñadora de modas e ilustradora de colecciones de poemas de Claude como Vues et Visions (1919), la primera de ellas. Además de escritora, escultora y actriz, Claude fue una fotógrafa de la talla de Dora Maar o Man Ray, ignorada por años y redescubierta en tiempos recientes. Ambas colaboraron con publicaciones de vanguardia y frecuentaron a claros representantes del movimiento surrealista como André Bretón, Philippe Soupault, Henri Michaux, Robert Desnos o Salvador Dalí.

La virtud del novelista inglés Rupert Thomson es abordarlas convirtiendo a una de ellas, la sensata Marcel, de perfil paternalista, en narradora del relato. La opción genera una visión internalizada de la pareja a la vez que permite profundizar en la compleja conducta de Claude, con su pose varonil y excéntrica, su lucha por afianzar una identidad propia, su anorexia, su hipocondría y sus numerosos intentos de suicidio. Cada vez más marginalizadas por el creciente antisemitismo de los años 30, la pareja se refugia en un lugar que les es muy grato desde la niñez: la isla de Jersey, en la costa atlántica.

Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la ocupación nazi de la isla no tardó en producirse. Ambas, sin ser descubiertas durante años, se las ingeniaron para perpetrar acciones de propaganda y hostigamiento intentando corroer la moral de los invasores. Eran pequeños actos tan subversivos como transgresores: “Jesús murió por los hombres mientras que los hombres mueren por Hitler”, escribían en carteles diseminados en el cementerio de soldados alemanes. Se cree que distribuyeron unos cuatro mil en panfletos en cuatro años. Capturadas hacia el final de la guerra, tras innumerables interrogatorios fueron sentenciadas a muerte. Pero antes se precipitó la caída de los nazis.

Símbolos de dignidad y de libertad, comparables al caso de Alan Turing, el rescate de esta historia trasunta valores éticos y cuestionamientos profundos que se subrayan en la narración.

Alfredo Alzugarat
alvemasu@adinet.com.uy

Publicado, originalmente, en Publicado en El País Cultural el 12 de enero de 2020 con el título “Como ser gay y sobrevivir a los nazis”

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