Soneto II
Por la paz

 El hombre tras los pasos de su ancestro
cumplió arbitrariamente un viejo anhelo
y en lucha desigual, sin dar consuelo,
ejercitó a su ejército tan diestro.

Alardeando de hacerlo en nombre nuestro
con racimos de muerte en pleno vuelo
abrió surcos de sangre desde el cielo
a diestra y a siniestra … ¡tan siniestro!

Y a pesar de pesares pisó fuerte
el monstruoso mercante de la muerte
de ambiciosa ilusión de omnipotencia.

Invocando la paz decretó guerra
y en nombre de esa paz, por cielo y tierra,
ejerció la razón de la violencia.

Ruben Eduardo Acevedo
Libro antológico de colección "Calma Infinita" 
editado por el Centro Poético de Madrid, España 
y en la antología "Letras del Mundo 2004" 
Editorial Nuevo Ser de Buenos Aires, Argentina

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