Diario "La República" Cultura p24 Domingo, 27 de mayo, 2007 - AÑO 8 - Nº2560

Lugares insospechados

* En un tiempo histórico signado por la perplejidad y una incertidumbre de dimensión planetaria, el imperativo ético es, más que nunca, la reconstrucción de nuestra identidad, fuertemente jaqueada por una globalización tan ciega como perversa.

HUGO ACEVEDO

En "Lugares insospechados" el escritor uruguayo Ricardo Prieto construye una compleja escenografía humana, cuya intrínseca densidad conceptual desnuda las más agudas facetas de nuestra atribulada cotidianeidad.

Prieto, que es narrador, poeta, director teatral y un dramaturgo de proyección internacional, nació en 1943, en Montevideo.

En el decurso de su extensa y versátil trayectoria artística, estrenó veinticuatro obras teatrales en Uruguay y diez en el exterior del país, en Argentina, España, Italia, Francia y Chile.

Tres de estas piezas fueron representadas por la Comedia Nacional: "La salvación" (1971), "Un gato en un almacén extraño" (1974) y "El desayuno durante la noche" (1987).

Ha cosechado numerosos galardones nacionales e internacionales: IX Premio Teatral Tirso de Molina que adjudica el ICI (Madrid, 1979), Premio de Teatro Acústico de la WDR (Radio y TV del Oeste de Alemania, 1995), Primer Premio del Ministerio de Cultura en la categoría de Teatro Edito (1993 y 1995), Premio del Ministerio de Educación y Cultura en la categoría narrativa, por la novela "Amados y perversos" (2000), y Premio del Ministerio de Educación y Cultura en la categoría poesía, por "Palabra oculta" (2001).

Es autor de tres libros de teatro: "Teatro I", Teatro II" y de un volumen que contiene las obras "La buena vida" y "Se alquila". Prieto también incursionó en el género poético, con "Figuraciones" (1986), "Juegos para no morir" (1989), "Palabra oculta" (2000) y "La oscuridad menos reciente" (2005).

Sin embargo, el mayor destaque lo obtuvo en la narrativa, con siete recordados títulos: "El odioso animal de la dicha" (1982), "Desmesura de los zoológicos" (1987 y 2006), "La puerta que nadie abre" (1991), "Donde la claridad misma es noche oscura" (1994), "Pequeño canalla" (1997), "Amados y perversos" (1999) y "Benditos agravios" (2003).

Dueño de un estilo frontal e incisivo y un singular vuelo poético, Ricardo Prieto es, sin dudas, uno de los más prolíficos y talentosos creadores de la literatura nacional contemporánea.

En "Lugares insospechados", el autor despliega toda su fecunda imaginación para hurgar en los más recónditos abismos de la condición humana.

"Tiro Arrecarte", el relato que inaugura este volumen, es una historia tan breve como extraña, que explora los áridos territorios de la soledad, la incomunicación y los perversos mundos clausurados de seres vacíos y atribulados.

Este es un agudo retrato de frívolo universo de una burguesía terriblemente decadente, que se aferra obsesivamente a su mundo de apariencias y exasperantes vacuidades.

Esa sensación de oscura perplejidad también está presente en "El turco", un cuento de seres desencantados que arrastran sus miserias por el mundo, entre la infelicidad de la avaricia y los excesos.

Los personajes de esta narración viven obsesionados por lo que tienen, aunque realmente nada tienen, porque carecen de lo primordial: el afecto.

En tanto, "Huida hacia la noche" es un dramático cuadro de perfiles cuasi kafkianos, salpicado por terribles rupturas afectivas, odios, instintos parricidas e inclinaciones autodestructivas.

En esta historia aflora la incomunicación en su más trágica dimensión, como forma de violencia que corroe el alma.

Los protagonistas de la narración ­un anciano padre y su alienado hijo­ también son solitarios empedernidos, condenados al desamor y al eterno desamparo.

En "El ojo del hombre alto", Ricardo Prieto se aventura en otros universos no menos clausurados, que personifica en un frustrado aspirante a médico devenido en portero de un lujoso edificio.

Esta es la contundente radiografía de un personaje empobrecido y castigado por el destino, que soporta la permanente humillación y el maltrato arrogante de burgueses rústicos y clasistas.

El protagonista de este cuento encarna la peor forma de degradación que debe padecer un ser humano con tal de sobrevivir.

En este caso, el dramaturgo ensaya una aguda reflexión en torno al autoritarismo, la discriminación y el odio de clase engendrado por el abuso y la desembozada explotación laboral que padecen cotidianamente miles de trabajadores.

"Postres" es otra aguda mirada sobre una clase alta insensible y abrumada por el hastío de su propia riqueza y ausencia de sueños.

El desinhibido juego practicado por ese heterogéneo grupo de ricachones, es una expresión de salvaje y despojada animalidad y, tal vez, una estrategia para sobrevivir a una existencia sin sentido.

En este relato, el narrador perfora nuevamente la intimidad de una fauna que vive de espaldas a la realidad, al amor y a las quimeras, que ciertamente no cotizan en la bolsa de valores.

En tanto, "Más hojas al viento" es un auténtico himno a la angustia que el autor construye mediante un formato de parábola existencialista en torno al siempre incierto destino de la humanidad.

Los personajes de esta historia son seres horriblemente agobiados por las rutinas, el hastío, la incomunicación y la soledad.

Hay, en este caso, un severo cuestionamiento al individualismo que socava a la sociedad contemporánea y que nos condena a vagar como criaturas errantes y sin rumbo definido.

Los protagonistas del relato son dos solitarios que sobreviven como pueden, en un paisaje montevideano deshumanizado e indiferente al clamor y al dolor ajeno.

Nuevamente, aflora el suicidio como "solución final" y quizá como autocondena o exilio voluntario rumbo a inmateriales universos de emancipación.

"Madre, hijo y espíritu santo" es un extenso relato pleno de sensible y entrañable humanidad, que discurre entre la frustración, el dolor del desencuentro afectivo y la solidaridad.

En esta historia subyace la tragedia del holocausto judío, como una pesadilla que remite al pasado pero también al presente, a los demonios interiores, a la intolerancia, la incomprensión y la recurrente idiotez y futilidad de la condición humana.

"Un hombre de mundo", que es el último y también el más extenso de los cuentos que integran este volumen, es un cuadro de pesadilla ambientado en una lujosa mansión de un tradicional barrio residencial de nuestra capital.

En esta laberíntica narración, que discurre entre la obsesión y la locura, el autor manipula sabiamente las emociones humanas sometidas a infrecuentes situaciones límite.

El autor entreteje los hilos de un relato de trazo siempre claustrofóbico, poblado de indescifrables enigmas y situaciones confusas.

La sordidez está representada en buena parte de los personajes, particularmente en el acaudalado protagonista que esconde un pasado oscuro, vinculado a una organización fascista que considera que la democracia es el peor de todos los retrocesos.

En su caso particular, el miedo que lo transforma en una suerte de fiera enjaulada está alimentado por sus propias culpas y fantasmas, que le acosan permanentemente.

No menos inquietante es la presencia de esos marginales que ocupan ilegalmente una vivienda cercana, donde viven una orgía perpetua de droga, alcohol y sexo. También ellos son parte de una fauna ciudadana engendrada por un sistema perverso.

Todo el relato está impregnado de una atmósfera perturbadora, incubada en el caldo de cultivo de la demencia, el presunto fanatismo religioso y la represión.

Estos "Lugares insospechados" constituyen contundentes fragmentos de humanidad e inhumanidad, que navegan turbulentamente sobre la cresta de la ola de una sociedad condenada a la perplejidad, la angustia y la incertidumbre.

Ricardo Prieto construye retratos de elocuente realismo, en los cuales aflora lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros.

Mediante ese cuasi arqueológico relevamiento de conductas individuales y colectivas, el autor corrobora los siempre imprecisos límites entre la grandeza y la miseria.

El narrador identifica, simultáneamente, el lado más oscuro y más iluminado de la condición humana, mediante la minuciosa descripción de peripecias mínimas, grandes heroísmos y estrepitosos fracasos.

No es casual que la mayoría de los relatos estén ambientados en barrios residenciales de nuestro Montevideo, en cuyas lujosas mansiones o inmensos edificios también subyacen los persistentes fantasmas de la infelicidad, la soledad, la pérdida y la ausencia de afectos.

"Lugares insospechados" es una desgarradora parábola en torno al incierto destino de la humanidad contemporánea, en un tiempo histórico rotundamente marcado por la inseguridad, la incomunicación, la frivolidad, la indiferencia y la dramática crisis de nuestra identidad. *

(Editorial Alfaguara)

Hugo Acevedo
Diario "La República" 
Cultura p24 
Domingo, 27 de mayo, 2007 - AÑO 8 - Nº2560

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