Carlos Gardel en las voces del pueblo “Él cantaba por todos nosotros” Testimonios recogidos por Vicente Zito Lima
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I ) Conversaciones en la Chacarita, frente al mausoleo de Carlos Gardel |
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Mausoleo de Carlos Gardel |
1 ) "Nunca va a estar solito” —¿Por qué le arroja los claveles ... ? —Es que trato que le toquen la cara ... es como si una así lo acariciara, y además da mejor resultado ... Primero los claveles y después le pongo un cigarrillo prendido en la boca, en un costado ... después se le reza y se le pide... —¿Qué le pide... ? —.. .Y... depende ... una gracia ... de cualquier clase. El es muy milagroso. Yo vengo todos los miércoles, le tiro las flores, le cambio el cigarrillo y le pido que nos vayan las cosas bien... que no nos falte el trabajo, que tengamos salud... la vida es muy difícil, y hay que pedir ayuda... Y será porque soy muy creyente, pero las cosas se me cumplen. —¿No va a rezar a ninguna Iglesia? —Si que voy. Todos los domingos le rezo a San Cayetano... pero los miércoles vengo aquí, a pedirle ayuda a Gardel... ¿Sabe qué pasa?, para mi Gardel es como de la familia, no lo tengo vergüenza ... Desde chiquita venía con mi mamá, y ella, antes de morir, me pidió que nunca dejara de ponerle una flor y un cigarrillo a "Carlltos"; y yo ahora lo hago, para cumplir con él y con mi madre. —¿Y ahora usted trae a sus hijas ... ? —Claro, estas dos nenas son mis hijas: y ellas también le piden una gracia a Gardel. y cuando yo ya no pueda venir, ellas traerán las flores y el cigarrillo a "Carlitos", en nombre mío y de la abuelita: y así, además. Gardel nunca va a estar solito. .. Pobre, él, que fue tan bueno, no merecerla que algún día se lo olvidara, que estuviera como están muchas de las otras tumbas, a veces días y días sin una flor. —¿Escucha discos de Gardel? —¡Qué le parece! Sabemos todas las audiciones que pasan los discos de él, y aparte, hace unos años nos compramos un tocadisco. a plazos, pero ya lo pagamos todo, y así los sábados y los domingos, y cuando se puede, nos ponemos a escuchar sus canciones, tenemos pocos discos, porque cuestan caros, pero los pasamos una y otra vez, una y otra vez... —Lo quiere mucho ... —Con todo mi corazón ... Desde chiquita que lo quiero. Mi mamá era muy devota de él y de la Madre María, y desde que tengo memoria mi único paseo era venir todas las semanas aquí, a traerle la flor y el cigarrillo. Y también he pasado siempre aquí mi cumpleaños. ¿Sabe por qué? Es que yo nací el día de los muertos, y ese día una no puede dejar de venir aquí. —¿Nunca festejó su cumpleaños? —No. me tocó nacer en un día de tristeza ... Pero no Importa, siempre hay otros días para estar alegre, si es que se puede... 2 ) “dicen que hace milagros" —¿Viene aquí con frecuencia? —Casi todas las semanas, salvo que esté enfermo o que tengo algún otro problema.. . uno ya tiene sus buenos años ... Pero no es cuestión de aflojar, además, a mí me hace bien venir aquí, mirarlo a Gardel... —¿Por qué motivos .. ? —...Y, bueno, porque para mí es un muerto que así está vivo, y se lo merece... ¿O nunca lo escuchó cantar? Y además dicen que hace milagros, que hace el bien. Y yo creo que eso puede ser, porque él cantaba tan bien que parecía un milagro; fíjese que después nunca nadie más pudo cantar como Gardel. —¿Y usted cree que Gardel hace milagros. ..? —Y. la gente habla... Dicen que hace gracias, que trae suerte ... y por eso muchos tienen una foto de Gardel en su casa, en su negocio, o la llevan en la billetera ... Yo tengo la fortuna de haberlo conocido a este hombre, fue en Mendoza, en el otoño de 1933. —¿Usted es mendocino? —Sí. Nací en Mendoza, y allí viví muchos años de mi vida, después me vine a Buenos Aires, pero no se confunda; ¡soy un tanguero de ley! Bueno, como le decía, cuando me enteró que llegaba Gardel me fui hasta la estación de ferrocarril, llegó justo a las cuatro y veinte de la tarde... había un mundo de gente, pero yo lo vi bien y hasta le pude tocar la espalda, ¡tuve suerte! Yo quería hablar con él, decirle algo, pero cuando lo vi bajar me impresionó... esa pinta ... esa presencia ... me quedé mudo. y después, empujando, empujando, me fui acercando, y no le dije nada !no me salía nada! ¡pero le toqué la espalda! 3 ) “Con él soñábamos todas las chicas" —¿Lo conoció a Gardel? —A mí me tuvo en brazos, yo tenía cinco años, y de eso nunca me voy a olvidar. Después, ya era más grande, lo vi algunas veces en el "Café de los Angelitos" -y de allí tengo otro recuerdo que para mí es imborrable: había un canillita en esa esquina, de Rivadavia y Rincón, que estaba tuberculoso- casi todos los canillitas eran unos chicos y estaban tuberculosos—. bueno, y Gardel lo vio, lo llamó y lo sentó a su mesa, y lo invitó a tomar con él un café con leche. Así era Carlos Gardel, un hombre bueno que ayudaba a todos los que podía, y sé que a muchos canillitas les compraba zapatos, les daba dinero ... —¿Siempre le trae flores ...? —Sí. vengo una vez por mes a visitarlo, y le traigo un racimo de claveles, seis blancos y seis rojos. Y después, con esta otra señora, que es mi amiga, nos vamos a la tumba de Jorge Newbery, y después a lo de la “Madre María". Ahora, para mí, qué quiere que le diga, al que mas fe le tengo es a Carlos Gardel; será porque me llevó en brazos ... era tan cariñoso ... —¿Qué es lo que le atraía, fundamentalmente, de Gardel...? —Su sonrisa, que estuviera siempre sonriendo, y tenía una dentadura preciosa. Todo en él era maravilloso; pero cuando me gustó más fue una vez en que lo vi vestido de "paisanlto". —Cuando viene hasta su tumba, ¿le pide "algo" a Gardel...? —Pedir le pido ... pero nunca cosas de dinero o así, como sé que hacen muchos. Yo creo que eso está mal. Yo le pido fuerzas para seguir en la vida, que cada vez está más dura, y eso será acaso porque una está envejeciendo. Dicen que Gardel ayuda mucho, porque toda alma buena puede ayudar. Pero, pensándolo bien, yo hace muchos años que vengo aquí, todos los meses, y las veces que he pedido son muy pocas, más bien, cuando estoy aquí, me pongo a recordar cuando era joven, y las cosas parecían más lindas, y Gardel era un hermoso muchacho con el que soñábamos todas las chicas ... II ) Conversaciones en el Abasto
1 ) “no quererlo a don Carlos es algo imposible" —¿Cuántos años hace que trabaja en el mercado? —Van casi ya veinte años... Siempre firme en el Abasto. Ahora, mi tarea, es controlar los camiones. Este es un mundo, y el que entra, es difícil que se vaya... —Este es un lugar tradicionalmente ligado a Carlos Gardel, ¿usted cree que se lo sigue recordando con el mismo fervor de la primera época? —Si. En este junio fueron ya 40 años, y todo sigue igual, nadie lo ha olvidado, y la nueva gente que se incorpora ahora al mercado enseguida se hace gardeliana, es que ser del Abasto y no quererlo a Don Carlos es algo imposible. Aquí la gente pone la foto de Gardel en los puestos, en los camiones... se conoce su vida y sus tangos de memoria... y haberlo conocido es algo a lo que se le da importancia. ¡Ya lo creo que es importante! —¿Por qué se lo quiere tanto a Gardel? ¿Por qué no se lo olvida, ni se lo reemplaza en el afecto por otro cantor ...? —¿Por qué? Porque fue el único. Nadie vale como él. Otros lo han imitado, pero no es lo mismo. Cuando canta Gardel todos nos reconocemos. El canta por todos nosotros. Gardel cantaba por aquí, en el "Chanta cuatro", y en la mayoría de los cafetines de la zona, y era un tipo honesto, derecho, bien hombre, pero que cuando se reía parecía que te tocaba el corazón. —¿Lo escuchó cantar personalmente? —Sí, pero no por acá. Lo escuché en el cine 25 de Mayo, de Villa Urquiza, y en un café de Monroe y Triunvirato. Tenía una hinchada bárbara. Y se lo merecía, era bien gaucho. Yo recuerdo que una vez una viejita le pidió una propina, y Gardel —nunca me lo voy a olvidar— le dio $ 500, y era el año 1926. Era en Plaza de Mayo, yo pasaba por ahí. y al reconocerlo a Gardel me acerqué: él le preguntó a la viejita si lo conocía, y ella le contestó que no. Entonces Gardel le dijo: "Bueno, viejita, vaya tranquila y compre lo que más necesita". Así era él, un tipo capaz de darse entero por el que estaba en la mala, alguien que nunca esquivó una ayuda. Y no como esos otros que se dicen artistas del pueblo y que el día que pescan un mango ¡Adiós! Recuerdo que una vez le pedí, casi a los gritos, porque estaba lejos, que cantara "Mano a mano”, y tuve la dicha que lo hiciera, y ahora, hasta que me muera, eso ya no lo olvido: fue en el Club Amanecer. —¿Cree que en ese cariño tan profundo que hay hacia Gardel, y en ese recuerdo de sus canciones y de su persona, incide su muerte trágica, y que él fuera joven, que estuviera en la plenitud de su carrera? —Es difícil saberlo ... Pienso que algo hay, pero no creo que sea nada importante, y si no fíjese en Troilo, el "Gordo" no decayó nunca, la gente lo siguió queriendo hasta el final. Claro, en Gardel también estaba la pinta, pero yo pienso que eso ayudaba, sí, pero la cosa era como él cantaba, él tenía una voz dulce y también bien de hombre, la verdadera voz de un cantor. No era como todos esos cartones pintados ... Cuando le pasó la desgracia, todo el mundo entre nosotros lo lloró, era como morirse uno. Pero si no se hubiera muerto, si no hubiera pasado lo de ese maldito avión, igualmente la gente lo seguiría queriendo y no se habría cansado ... Además le faltó conocer el Japón, me imagino que allá ... bueno ¡capote pleno! 2 ) “Él sí que supo conocer el tango” —¿Vive en el barrio? —Señor, yo trabajo en el Mercado, soy hombre del Abasto, ¿y qué hace un verdadero hombre del Abasto? Busca vivir en este barrio, y eso no es una cosa así nomás... y yo. un hombre que siempre llega justito para no ahogarse, tengo un lujo, el único lujo de mi vida: vivo aquí nomás. al 3128 de esta calle, de la calle Carlos Gardel... —En dónde nació? —La verdad ... yo he venido de la provincia ... de Santiago del Estero, ya sintiendo la nostalgia de aquellos tangos de Carlitos, como de aquellas lindas películas... "Volver", "El día que me quieras"... películas para el alma, como que unas me hicieron reír y otras me hicieron llorar... Y ahora, por ejemplo, uno tiene una pelea o un problema cualquiera, y me dicen: "usted, dónde vive”, y yo le contesto: "En la calle Carlos Gardel", y bueno, todo cambia, quién no reacciona... ¿Sabe lo que es vivir en la calle del Abasto, en la calle del Cantor...? —¿Por qué le gusta Gardel? —Me gusta Gardel por ser cantor, como buen cantor, no como los de ahora que se ponen a cantar y son cualquier cosa. El Hombre cantaba de corazón, como también Corsini, Magaldi, y ese muchacho mendocino, Tormo, que eran todos de ley. Cada uno con su estilo, pero que se supo hacer interpretar. Gente a la que cualquiera del pueblo los va a abrazar. —¿Se lo recuerda mucho a Gardel en el Abasto? —¿Si se lo recuerda ...? ¡Pero el día que no se lo recuerde a muerte esto no es más el Abasto! Gardel aquí está vivo, porque él supo llegar a comprender a cada hombre del Abasto, o sea del pueblo, y el pueblo lo comprendió a él, por todas las cualidades buenas que tuvo y el sentimiento humano para cantar... él sí que supo interpretar la música, él si que supo conocer el tango, él le dio fuerza, vibración ... él vino al Abasto para ser el tango, y ahora de aquí no se lo lleva nadie... “Viejo smoking de los tiempos en que yo también tallaba ..¡Pavada de cantor era Carlitos ... I Sabe una cosa, a mí me hubiera gustado del alma hablar con Gardel... —¿Qué le hubiera dicho? —... Me lo tengo pensado, son muchas cosas .... pero, qué voy a andar con vueltas. mejor le pido: "Carlitos, cantate El día que me quieras... 3 ) “Algo de la vida hay que sacar" —¿Desde cuando trabaja en este café? —Aquí, en el "Morocho del Abasto", que soy mozo, hace dos años, pero que conozco el barrio y el Mercado, eso de siempre, porque en una cosa o en otra anduve desde pibe metido aquí. Conozco el Abasto como si fuera mi alma. —¿Quiénes vienen aquí? —Varía, pero como está enfrente del Mercado frecuentan los que trabajan ahí, o que tienen sus asuntos, y a veces caen gente de paso, pero son más pocos. Ahora, a la noche, los que vienen son gente de corazón más tanguero, quien más quien menos todos conocen y hablan de eso. y, por supuesto, de Carlos Gardel. —Se sigue hablando de Gardel... —Como siempre: la gente del Abasto es fiel... En muchos cosas, aquí no pasa el tiempo. Y hay algo más: recordar a Gardel es querer a Buenos Aires ... —Otros cantores, y muy buenos, así como tienen gente que los admira también tienen quienes los atacan o, al menos, no gustan de ellos. Aquí pasa lo mismo con Gardel? —Contras va a haber siempre. Y hay muchos que se tiran para darse importancia: y eso pasa con muchos cantores, es cierto... Pero, con Gardel. al menos en el Abasto, esa postura no corre: tendría que ser muy "loqulto" el que lo intentara ... —¿En qué se diferencia, fundamentalmente, Gardel de otros artistas del tango? —Y... "El Morocho" tiene una voz muy especial, es como si el tango hubiera sido hecho para que lo cantara él, a su medida. No sé si es porque fue el primero, o uno de los primeros, pero es distinto de todos, y a los demás, a la fuerza, uno siempre los compara con él. Unos cantores tienen una voz muy fina o muy gruesa, o muy alta o muy baja, qué sé yo... no me puedo explicar mejor, pero él tiene la voz justa, ¿entiende? Y además tiene un repertorio parejo, todos sus tangos son muy buenos, como "Misa de Once”, que para mí es lo mejor de Carlos Gardel. Además, con Gardel pasa una cosa, no es sólo que a la gente le gusta como canta, sino que se lo quiere, y no sólo los que lo conocieron ... yo, por ejemplo, no lo conocí, y mis hermanos, que son más chicos, tampoco. y sin embargo lo queremos ... como si fuera un amigo, un hermano... En mi casa tengo colgadas varias fotos de él, y cuando veo algo de Gardel en un diario o en una revista, lo leo, y si pasan un tango de él por la radio lo escucho, pongo toda mi atención. Y yo me he dado cuenta, por ejemplo, que en una casa están discutiendo, pero de pronto se escucha a Gardel... ¡y quién se queda al margen! —Acaso esté equivocado, pero siempre he considerado que el trabajo de mozo es muy Ingrato, porque se hace muy difícil desarrollar en él esos deseos y esas posibilidades de creación que tienen todos los hombres: ¿cambia la situación al trabajar en un lugar tan especial como es éste, más aún para alguien que, como usted, quiere tanto a Carlos Gardel? —Bueno, son varias cosas, ¿no? Y parece que el asunto va en serio ... Le diré: el trabajo de mozo, que es ingrato... ¡si lo sabré yo! Uno trabaja con ganas, porque siempre hay que trabajar con ganas, pero que uno pueda ser feliz con lo que hace de mozo ... ¡qué me voy a engañar! La cosa está difícil, vivir se hace difícil, yo. por ejemplo, tengo este trabajo, y aparte trabajo en el Mercado, en total trabajo como 20 horas ... ya ni sé ... apenas llego a mi casa y me tiro a dormir, pero no soy el único, ya que nadie vive trabajando 8 horas. Y trabajar tanto hace que la gente se aparte de las cosas buenas, alegres... y también uno hasta se aleja un poco del tango y de la música... Yo veo esto, estar aquí, como un trabajo, por eso, si me pagaran mucho más me iría a otro lado, pero, sino, por más o menos la misma plata, me quedo aquí, aunque pierda un poco, porque todo es duro, ¿no es cierto? y ... cómo lo voy a negar... si lo pienso no sé si lo puedo explicar, pero... para un tipo como yo, que tiene pocas cosas, trabajar en un sitio donde están las fotos grandes y hasta un cuadro de Gardel, y donde la gente, a Carlitos lo quiere tanto como lo quiere uno ... qué quiere que le diga, algo de la vida hay que sacar... III ) Opiniones y recuerdos recogidos en barrios y ferias de Buenos Aires
¡Gardel es la gente y la gente soy yo!... ¡Carlitos! —Creo que Gardel es lo mismo que la voz del tango: los demás cantores se esfuerzan para ser distintos, o sino, tratan de ser lo más parecido a Carlitos. Pero creo que es muy difícil parecérsele porque su voz era única. Ahora, si se convirtió en un Dios debe ser porque cantó en la mejor época del tango, cuando en el tango hablábamos todos nosotros, y también los uruguayos. Hablábamos con esa voz de Zorzal que él tenia, con esa pinta, con esa sonrisa, y con esa muerte trágica y rara. Gardel es como lo mejor do cada uno de nosotros. Para mi el tango es Gardel y Troilo... • —¿Qué pienso de Gardel? Es como decir, ¿qué pienso de lo bueno del mundo? A lo mejor no sé decirlo... Lo importante es que tenía como una especie de imán, que atraía a todos, sean como sean. El sabía interpretar el sentir de su pueblo, de sus amigos ... Y quién puede permanecer indiferente cuando él canta "Volver.. "El día que me quieras .. • — ¡Gardel es la gente, y la gente soy yo...! ¡Carlitos! • —Puede ser que a uno le guste porque uno se aferra a cosas que pasaron... pero él a uno le toca adentro... y uno es triste y uno repite muchas cosas ... pero uno. ¿no es de Buenos Aires? • —A mí me llega Gardel por dos cosas. Primero, porque cuando iba a la escuela lo escuchaba todos los días al mediodía, a la hora de la comida, a mi viejo le gustaba, y mientras comía se quedaba en silencio, escuchándolo, era una audición de radio que pasaban los tangos de él... Y como mi viejo se murió, vaya uno a saber si no me gusta Gardel porque lo recuerdo al viejo, para no fallarle ... Segundo, porque Gardel decía las cosas y estaba todo dicho, él es como la verdad, y es como si uno le dijera: decí esto, cantá así... y él nos hiciera caso ... • —SI Gardel sigue perdurando a través de los años es porque él sentía como sigue sintiendo el pueblo, o sea, nosotros. Gardel era un "mago", que supo comprendernos, comprender que uno lucha por la vida, y que uno necesita el boliche, los amigos, el laburo, y que también a veces uno la sufre... • —¿Para qué lo pienso?... Nunca voy a saber por qué me gusta tanto: lo quiero como si fuera un hermano... A lo mejor es porque más allá de lo que yo pienso, sé que él se metió en el corazón popular de una forma terrible, ¿y quién soy yo para soñar o para pensar distinto ...? • —Se trata de un tipo que era el cantor de Buenos Aires, o sea de una ciudad ubicada en el mundo, en el tiempo, con una gente especial. El es un nato cantor de tangos, y el tango es una canción de protesta, porque es resignada. Gardel es el tango, y el tango, ¿cómo es?: agachado y cadencioso. triste, también es ostentoso, y hay tanto de humilde como de vanidoso, pero a pesar de todo eso. o a lo mejor por todo eso. cuando uno escucha a Gardel se produce como un golpe, y uno se siente que es el que está cantando... • —Me gustaba su estilo varonil, y que fuera un hombre de pueblo, un hombre capaz de dar una mano al que la necesitaba. Además, él sabia cantar en todos los estilos, como si tuviera metido en su pecho un montón de voces hermosas, todas distintas y todas que eran como una sola ... Cuando lo trajeron, ya muerto de Medellín. yo tenía 18 años, y lloré, lloró... creo que fue mi primera gran tristeza... y ahora ya es una de mis tantas tristezas ... Nos resultó difícil entender que un hombre como Gardel podía morir, que él también tenía un destino como todos nosotros... Y no hubo nadie que se quedara Indiferente: hasta mi mamá —se llamaba Catalina, tenía los ojos celestes— que era española, lloró. Fue un duelo en todo el país. Con unas amigas, entonces éramos muy jóvenes y románticas, comprábamos el "Canta Claro" para ver su foto y cantar sus canciones ... (Cómo ha pasado el tiempo ...! Y sin embargo, ya lo ve. lo seguimos recordando ... • —Gardel era el cantor de los humildes, y ahora, tal vez. lo sea de todos... Y llegó a esa altura por la nobleza de su alma, eso es lo único importante. Se lo quiso mucho, y con justa razón, porque se sabía hacer querer de los amigos y de los enemigos, que también los tuvo, ¿quién no? Gardel cantaba como Gardel. y expresaba mejor que nadie su amor a la vida. El tango es amor a la vida, es vida. Y no será olvidado. porque quien da su corazón —como lo dio él— recibe, sencillamente. el recuerdo. Y el recuerdo nuestro es asi. profundo, sin dobleces. • —Me gusta como canta y lo que C8nta. y me gusta él por toda esa aureola que tiene. Una lo quiere porque nos representa cosas, y nos trae cosas muy íntimas, por ejemplo, los recuerdos de la ciudad en la que una vivo y nació. • —No olvidaré que a Gardel lo vi en su última función en Buenos Aires, en el Teatro Odeón. Me causó una sensación rara, como si estuviera viendo a alguien que era de mi familia. Estaba ya tanteando la muerte, pero no había signo alguno en su cara, aunque sí una gran tristeza. Yo siempre vi en la cara de Gardel tristeza, lo de la sonrisa, para mí, era como una máscara, una mueca, él sufría ... • —Este sí que era un hombre cordial: un día lo vi. lo reconocí, me acerqué a él y le di la mano... y le dije: "Cómo está. Carll-tos ..Gardel se rió y me tocó un brazo ... Era un Señor, con mayúscula, como vestía y en el trato. Tenía todas las luces, y en la cara se le notaba la bondad. Yo lo fui a escuchar en el Teatro El Nacional. Mi mamá conocía a doña Berta, la madre de Gardel. Nosotros vivíamos en Jean Jaurés casi esquina San Luis, y ella, doña Berta, tenía una casita a media cuadra. A Gardel lo veía a menudo, cuando venía a visitar a la madre: llevaba un sombrero de ala levantada y viajaba en un Renault a manija... Hasta ahora no ha nacido otro cantor como él, y como tipo, era un flor de tipo. Asi son las cosas... • —Yo no soy un hombre de palabras, la gente que tiene las palabras son otros... Yo soy un tipo que trabaja y que siempre le va mal. parece que nací con mala estrella, pero no le tengo envidia a nadie y uno se va arreglando, solito. con lo que se tiene ... Y bueno, será porque uno es así... pero a mí Gardel me acompaña, y cuando él canta uno lo escucha, y hasta le puede hablar... total, ¿quién me puede decir algo...? • —¿Sabe donde tengo la foto de Gardel...? En el ropero ... ¿Y sabe por qué? Porque lo primero que hago todas las mañanas, cuando me despierto, es abrir el ropero... ¡Y ahí está el hombre! IV ) Las voces de la marginación
(Hospital Nacional de Mujeres, Braulio Moyano) 1 ) “Mi corazón se pone más alegre" —Quisiera hacerle unas preguntas, especialmente referidas a Carlos Gardel... —¿Pero no sabe que hablar es comprometerse? ¿Que es algo peligroso ...? Bueno. pero si se trata de Carlos Gardel... Gardel era morocho, como mi hermano. —¿Usted cómo se llama, de dónde es...? —Me llamo Maité ... que quiere decir hija de la luz". Y nací, y viví, en Chiovetá, de Concordia. Entre Ríos. Mi mamá era del lugar, y mi papá vino de Navarra. Tengo dos hijos, uno de 16 años y otro de 12, ellos ahora están con mi mamá. En cuanto a mi edad, eso a una mujer no se le pregunta y ella no lo dice, por más "loca” que esté, ¿no lo cree así? —¿Cuánto tiempo hace que está internada aquí? —Desde el año 1972 ... O sea que hace mucho, mucho ... Ya van tres años, se imagina lo que son tres años aquí? —¿Le gusta la música? ¿Le gusta como canta Carlos Gardel? —Yo soy devota de toda ciase de música, para oír por los oídos y para bailar. El vals... ¿no le parece que el vals es hermoso? ¿no le parece que estar en el aire ...? El tango también me gusta, pero para bailarlo si me lleva un varón. Al tango lo aprendí con mi hermano, con violín y guitarra ..Y a Gardel, lo conozco, pero de vista nomás ... Lo íbamos a ver con mi amiga Rosita, los días de damas... ¿Cómo se llamaba la novia?... Bueno, eso ya no importa ... Gardel era un hombre de los de antes, un verdadero varón... de esos ya hay pocos, y en este Hospicio, ninguno... ¿O acaso lo voy a comparar con los médicos de acá ...? Aunque sería gracioso, ¿no lo cree? Comparar a Carlos Gardel con los médicos de un Hospicio, de un lugar espantoso como éste... Recuerdo que el primer tango de mi vida se lo escuché a la orquesta de José Quirós ... Me enamoró de ese hombre, y después me enamoraría de Carlos Gardel. ¿Qué muchacha no se iba a enamorar de ese cantor, de ese varón ... ? ¿Sabe cuál es al música que se escuchaba más en mi barrio? —porque yo me vine de Concordia a Buenos Aires, y fui a vivir al barrio de Boedo—. Bueno, so escuchaba música de vitrola con discos de Gardel. "¡Ay Palermo me tenés enfermo!" —¿Qué siente al escuchar a Gardel? —Siento aquí... que esto, mi corazón, so pone más alegre, mucho más alegre. Y hasta me hace sonreír, así. ¿ve? —¿Cuál es la imagen que tiene de él? —Me parece haberlo conocido mucho. Y nunca lo vi: vi lo que decían que era él, pero a él creo que yo, ni nadie, jamás lo vio. Y si ahora cierro los ojos, lo tengo ante mi: está con su pañuelito blanco, y me canta, sin pausa, todas sus canciones... 2 ) “Carlitos ¿dónde estás?” —La música, el tango, Carlos Gardel, y, por supuesto usted, su vida ... ¿Podríamos hablar de esos temas? —¡Qué temas extraños! ¡Qué día extraño! Alguien que pide hablar con Herminia ... y no es para acusarla, para protestarle ... Aunque si quiere saber de mi enfermedad, pregúnteme nomás ... para eso estoy metida aquí... Pero sé que no. usted tiene cara distinta, usted no es un médico... ¿Usted sueña mucho? Usted tiene cara de alguien que está siempre en mis sueños... Yo también sueño mucho, pero eso hace mal... ¿Sabe cómo me llamo? Soy Herminia... y ahora me verá fea, pero fui hermosa... Nací en la Capital Federal, aunque, como soy rubia, muchos se creen que soy alemana. Hace muchos años mi mamá me dijo: tomá esta linda ropita, cuidala mucho... Y se fue, se fue, y no volvió nunca más... ¿Habrá muerto? ¿Se habrá ido de vacaciones...? ¿Realmente le interesa de mi vida? Sí, le interesa, porque me está escuchando en silencio... —¿Nadie la visita? —No... hace muchos años que estoy sola, nadie se acuerda de esta mujer que vive en un Hospicio... ¡No es cierto que el Hospital es lindo! ¡No es cierto que a todos les gustaría vivir aquí! Yo soy muy buena, me porto bien, hago todo lo que me mandan, tomo todas las pastillas... ¡es que si no viene el "chaleco"! ¿Cuándo voy a salir de acá? ¿Usted lo sabe...? No. nadie lo sabe ni me lo dirá. —¿Por qué está aquí? ¿Qué le han dicho los médicos? —Dicen que la Herminia estaba furiosa, que estaba medio loca de la cabeza... ¡también! como para no estar furiosa. ¿Sabe lo que ha sido mi vida? ¿Sabe lo que he sufrido? ¿Alguien puede entender lo que he sufrido yo...? Pero hablemos de la música, de Gardel, eso es mejor para mí... ¿Puedo decirle qué música me gusta? —Claro que sí puede usted decir todo lo que quiera ... además, ¿quién soy yo para impedirlo...? —¡Eso es! ¿Quién es para impedirlo...? Módico no es. ¿Sabe qué música me gusta? Toda. Toda. Pero también depende de las horas del día y del músico. No son todos iguales. Cuando estoy muy triste me gusta escuchar tangos... y casi siempre escucho tangos ... ¿De qué puedo estar alegre? A mí me han llevado de cabeza al matadero ... La música es algo tan lindo... Y aquí ni siquiera hay una vitrola ... Hay tangos tan hermosos ... —¿Cuál es el que más le emociona ... ? —El de la luz y el fósforo ... —La luz de un fósforo fue ... —Sí. sí. En una parte cantan así, ... la luz de un fósforo fue... Me emociona tentó... ¿Y sabe qué otro tango me emociona? Ese en que Gardel le llora a Buenos Aires... ¡Qué hombre Gardel! No lo conocí, pero tiene sonrisa de hombre bueno. y canta con tanto sentimiento... Además, ¿sabe por qué lo quiero? Porque nunca me hizo daño. Y a mí todos me hacen daño, hoy estaba caminando por el fondo del hospital y un perro amarillo me quiso morder... y después vinieron dos o tres más, todos blanquitos ... ¡Qué susto. Dios mío! Y después, si una grita, dicen que “la Herminia está loca”. A mí me gustan los tangos que canta Gardel, pero más todavía me gustan las milongas... ¡¿Carlitos, dónde estás?! ¿Dónde te llevaron? Si no se hubiera muerto todavía cantaría mejor. Todos los días, cuando me levanto, canto La cumparsita, y después esa milonga que dice: "Milonga pa' recordarte, milonga sentimental .. —¿Le hubiera gustado conocerlo a Carlos Gardel? —Esa sí que hubiera sido una alegría... Pero usted también, tiene cada idea... ¿Se imagina a Gardel bailando un tango con la Herminia... ? Si le llego a decir a una enfermera que imaginé eso, enseguida se va a poner a gritar: ¡Chaleco! ¡Chaleco! ¡A la Herminia hay que ponerle el chaleco! (Hospital Neurosiquiátrico de Hombres, Dr. José T. Borda) 3. "soy la garganta del río de la plata” —Me han dicho que a usted le gusta mucho Gardel. —Sí pibe, y no te han mentido ... ¿tenés un faso? ¿sabes?, es la necesidad ... —¿Cómo se llama? —Me llamo Héctor, pero me conocen como "Carlitos'’. "la voz de los arrabales .. —¿Puede contarme algo de su vida, de su afición por Gardel? —Mi vida ..,o sea. Héctor, el "Palangana"... a ése mejor dejarlo. Yo ahora soy Carlitos para todo el mundo... ¿Sabés que pasa? No supieron apreciar la voz del tango. ¡Claro!... yo era el "loco" del pueblo. —¿De dónde es usted? —De Olavarría, la ciudad del cemento. —Hace muchos años que está en Buenos Aires? —Hace 10 años que me trajo mi hermano, el boxeador. A él sí que no le ponen sobrenombres. Tiene una plña que ¡mama mía!; es igualito a Firpo. Ahora tengo 43 abriles y alguna primavera. Yo soy el tango, soy la canción del suburbio... Bien macho, tengo los que te dije bien puestos... Soy la garganta del Río de la Plata... me quisieron llevar al cine... soy un astro, una estrella de Buenos Aires... Las mujeres querían llevarme a las pantallas, clamaban por ver mi pecho abierto y mis canas... pero aquí me tenés. olvidado por el mundo para que un día aparezca mi nombre en letras de oro para siempre en la eternidad... Así es la cosa, muchas historias pasaron por estas sienes y muchas mujeres se cobijaron en mis solapas de bohemia. Y no estoy viejo, estoy en el pináculo de mis horas angustiosas, en la madurez de mi voz. Vos, ahora, podés dudar, porque me ves con esta inmunda griseta, pero hay que ver cómo rompía en las congas. —¿Por qué lo han internado aquí? —Eso. ¿por qué me han internado a mi, a Carlitos. "la voz de los arrabales"... ? El viejo me tenia miedo porque yo era más guapo que él. ¿Sabés? Somos gente de avería. Nosotros no andamos con vueltas. En vez de palabras usamos los puños o las balas. Mi hermano me temblaba. Y mi vieja, pobre vieja, temía por mi vida, por esa vida de barro, lujos, sangre, tangos y güisqui. Todo el día me llamaban las minas. ¿Dónde está Héctor? ¿Cuándo llega Héctor? ¿A qué hora lo puedo llamar? Estaban locas por mí, y la vieja reventaba de celos. Y eran todas chicas de la "sociedad" que andaban con sus autos por el centro mientras fumaban importados y hablaban de pilchas... Ahora todo terminó, y ya me ves pibe: un ídolo en desgracia. Contale a tus hijos que Carlitos no murió en el avión, que murió sin corazón en el hospicio. Ahora, en mis canas, sólo queda la resignación. Pero ya ves, todavía tengo labia para rato. El hembraje me escuchaba cantar con la boca abierta y los machos sufrían por abajo. ¡La vida es injusta!, es un tango que lo podés bailar si tenés guita, si no te quedás al costado de la pista con la copa en la mano mirando el brillo del comás melodioso de abrazos y giros fraternales. ¡Chan, chan!... ¿Algo más...? ¡Ah! te quedaste con la boca abierta, ¿no? Claro, te dijeron: "anda a ver a ése que se la tira de Gardel", y te encontraste, cara a cara, con un ídolo de la pantalla, con "la voz de los arrabales". Bueno pibe, aprendé, la vida es así, que le vachaché... Inscripciones en su tumba:
"el bronce que sonríe”
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—A la voz Inmortal del tango. —El bronce que sonríe ... —Como el recuerdo querido que yo tengo por mi madre Carlitos Gardel... presente en su viejo ... Buenos Aires. —"Una cita con el tango". —Al más grande cantor de siempre. —Te fuiste para siempre pero tu alma perdura en el recuerdo de tu Buenos Aires querido que nunca te olvidará. (homenaje del barrio del abasto) —Ayer... Hoy... Mañana ... Siempre con vos "Carlitos". —A la voz con alma que germina emociones hasta en los desiertos. —Carlitos. vives en el recuerdo . —Al inolvidable Carlitos Gardel: Qué triste y cruel fue tu destino emprendiste tu vuelo y te fuiste camino al Señor y nos dejaste diciéndote a la vuelta Gardel y aquí me tienes llorando ante tu sepulcro y te he de llorar toda mi vida quien te dedica este recuerdo esta inconsolable admiradora. ‘‘eleonora" —Cada nota que vibra en las cuerdas aún parece su canto lejano remolinos que envueltos llevaron los arpegios que daban sus manos oh la doliente y postrer serenata su regreso, que en vano esperamos. Gemirán los zorzales su ausencia, a su encuentro irán por los cielos raudales de aves que añoran su vuelo derramando doquier que ellas pasen entre trinos do amor y gorjeos las canciones que de él aprendieron. —"Carlitos", gracias por los favores recibidos. —A través del tiempo y la distancia perdura su nombre como el más auténtico símbolo de nuestro arte ... —Carlos Gardel. voz universal que mantiene y defiende la vigencia del tango. —¡Don Carlosl Con la renovada emoción que siembra tu voz dejamos nuestra ofrenda con gratitud admiración y cariño. (los venezolanos) —Carlitos. Mingo del Abasto siempre contigo. —Gracias por el racimo espiritual que deja tu nombre. ¡Para ti Carlos! —Al más grande embajador del tango te recuerda tu querido barrio Almagro. |
—Carlos!!!, tu voz fue arrullo del pobre tu alma se hizo carne en canción humildes y poderosos te rindieron pleitesía. ésta es una ofrenda más son flores del alma ... exaltación de mi espíritu ante tu recuerdo. Devotamente teresa
—A tu memoria Carlitos fiel embajador de la canción porteña que llevaste con tu voz inigualable el nombre de la Argentina hasta el último rincón del mundo. —Al cantor eterno ... —A Carlos Gardel. O cantor máximo de cangáo argentina. —Al inolvidable ... -Por todo lo que hiciste en nuestro hogar gracias "Morocho". —Al ídolo popular y benefactor de los desamparados. —Al Zorzal que nos trae recuerdos pasados mezclados en canciones que hoy hacen llorar. —¡Carlos! Maestro fuiste de un arte que nadie podrá igualar! Del tango sos el baluarte y hoy tu sepulcro es altar. azucena —A Carlitos, tus hinchas incondicionales de toda hora. —¡Carlitos! En aquel triste 24 de junio caístes en la eternidad y se quemaron para siempre tus alitas en tu vuelo de zorzal incomparable. Pero tu querido recuerdo y tu voz inmortal vivirán eternamente en el corazón de tus fervientes admiradoras. —Al gran cantor de los cantores. —En homenaje a tu eterna memoria. —A Carlos Gardel. cantor de todos los cantores que supo difundir sus canciones por todos los continentes hasta encontrar el fin de su vida. Adiós. —Con todo el cariño de tu pueblo puertoriqueño. —Tu vida fue amor y canción tu recuerdo es un rosario cuyas cuentas comienzan y terminan en el infinito. —¡Carlitos! Recordándote vivimos.
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Los nombres de Carlos Gardel Carlitos Don Carlos Gardelito El maestro El troesma El morocho El morocho del Abasto El zorzal El zorzal criollo El mudo El bronce que sonríe El aficionado El que cada día canta mejor El francesito El patrón de Buenos Aires El mago El hombre La voz inolvidable El cantor El cantor de Buenos Aires |
Inscripciones y decires populares Adiós muchachos. Andá a cantarle a Gardel. A tu memoria ¡Maestro! Beethoven no se quién «s, pero conozco a Gardel. ¡Cada día canta mejor! ¿Cantor... Cantor? ¡Hubo uno sofoi Cuando no canta Carlitos... ¡talla un servidor! De los pájaros cantores sólo el Macho es el que canta. Desde que murió Gardel. el tango perdió su brillo. Donde canta este Zorzal hacen cola las calandrias. El Morocho. El Morocho del Abasto. El Zorzal Argentino. Gardel y Perón un solo corazón. La caída del Zorzal fue el levante de los mixtos Llegó el Morocho del Abasto. Melodía de Arrabal. Maestro... no dejó nada de pinta pa’ los muchachos ... ¡¿Pero quién te crees que sos, Carlos Gardel?! ¡Si no cargo Y.P.F. Carlitos llora! Soy El Morocho... ¡Tengo la pinta de Gardel! (me lo dijo mi abuelita) (Algunos do estos textos fueron tomados del libro de Norberto Follno: Chofer buena banana busca chica buena mandarina. Ediciones de la flor. 1974.) |
Carlos Gardel - Adiós Muchachos -Tango |
Vicente Zito Lima
Revista "Crisis" - Año III Nº
27
Buenos Aires, julio de 1975
Ver, además:
Carlos Gardel en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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