Tortura y trauma en la escritura de mujeres: 
una lectura involucrada de la obra poética de Nela Río 
Dra. Marta Raquel Zabaleta

Introducción

 

Dos elementos en particular acapararon mi atención cuando leía la obra  poética de Nela Río. Uno, el que, a pesar de la originalidad en la elección de los tema de los poemarios, en gran medida ellos toman casi siempre como referente al cuerpo femenino. Otro, fue observar la ausencia de toda alusión al propio cuerpo de la autora, a pesar de que encaraba con tanta  valentía la tortura ejercida sobre el cuerpo ajeno. A tratar de explicar lo que se esconde detrás esta destinado este capítulo, que comienzo    

señalando algo que está embebido en todo el quehacer de Nela Río.

 

Me refiero ahora al aliento feminista que destilan tanto su accionar como su palabra. Piénsese ello como un continuo que va desde activamente abrirles las  puertas para la publicación y otras actividades expresivas a poetas, escritoras/es, traductoras/es y artistas plásticas/os; que pasa por el estímulo y el apoyo a la creación de una nueva identidad en mujeres victimizadas por distintas formas de violencia - entre estas la violencia ejercida por un estado terrorista (mujeres que hemos a veces hasta  abandonado la escritura de poesía 'reemplazándola' por un dolorido silencio de varias décadas, resultado de haber sufrido y asumido como mujeres y militantes, esas experiencias traumáticas) -, hasta llegar a culminar con la intención consciente o inconsciente de Nela Rio de crear con sus poemas una comunidad espiritual que en turno les provea de refugio y solidaridad  a sus congéneres. Y también a sí misma.

 

Es que en la obra de Nela Rio,  como lo ha explicado Elizabeth Gamble Miller, se destacan la integridad y el valor de la persona, y la conciencia de la solidaridad genérica  en que nos podemos apoyar las mujeres cuando somos víctimas de situaciones extremas.[1]

 

Creo que todos sus poemarios publicados, de ser analizados desde esta perspectiva, arrojarían la misma conclusión, pero por razones de brevedad, he escogido solo dos de ellos para analizar en esta ponencia. Estos son  En las noches que desvisten otras noches y Túnel de proa verde, elegidos ambos porque poseen una misma unidad temática: la persecución y  tortura infligidas a mujeres por razones políticas, e implementadas por personal contratado por los aparatos represivos del estado.

 

El primero de los poemarios mencionados, publicado en1989[2] , consiste en 25 poemas dedicados a 15 víctimas de persecución y represión, y 13 de dichos poemas están escritos en primera persona, por lo que se deduce que cada narradora es la mujer - reconocida solo por su nombre de pila - a quien Nela Río le ha dedicado el poema. A mi juicio, la carencia de sus nombres completos es todavía fruto de la subordinación social  a que, en cuanto mujeres,  vivimos sometidas por la división desigual de la sociedad en razas, clases y géneros dominantes unos, y subordinados los otros; sólo así se explica – es decir, dada su  pertenencia al genero social constituido por personas que viven  socialmente subordinadas y oprimidas – que no se haya podido incluir el apellido de las víctimas en cuestión, como seguramente  la autora lo hubiera deseado. Y esto es de lamentar, dado que sin duda, con ello se hubiera contribuido, creo yo,  a reforzar la reconstitución de la identidad de las víctimas, y a su mayor empoderamiento. 

 

Túnel de Proa Verde, publicado en 1998  y en 2004, [3] muestra la experiencia del encierro y la tortura  en veintinueve poemas políticos que tratan de ayudar a revertir la preeminencia de los hombres en las jerarquías políticas, y como tal, es un poemario por definición trasgresor.

 

No es costumbre en la academia escribir acerca de sentir dolor [4], pero como la nuestra  es una lectura feminista, nos permitimos a veces romper ciertas reglas instituidas por aquella. No obstante, cabe por cierto la duda: ¿cómo situarse, como lectora y ‘qua woman’, o sea, qué posición asumir, para lograr evadir la abstracción (vs. emoción) de la razón académica, y poder expresar libremente las respuestas emocionales que un texto determinado nos induce? Un intento, y el que se procura aquí, es el identificarse con la narradora y hacer una lectura ‘activa’,  lo que, en otras palabras, procura seguir las proposiciones de la lectura involucrada, propuesta por Lynne Pearce [5], y  Consuelo Rivera-Fuentes.

 

Y no veo cómo podría ser de otro modo, dado que lo que precisamente hizo de estos poemas de Nela Rio el objeto de mi especial atención e interés, fue, por ejemplo,  que al leerlos por primera vez me retrotrajeron a situaciones extremadamente dolorosas  de la realidad represiva de los estados terroristas de Argentina (1976-1983) y de Chile (1973-1990), vivenciadas de primera mano., sobre lo cual he testimoniado en bastantes otros lugares.

Cuerpo femenino, comunidad genérica, resistencia feminista

 

Como he dicho, y ha sido señalado por numerosas otras autoras, el cuerpo femenino es el foco de atención de la mayor parte de la obra de Nela Río. Los dos libros que analizamos aquí no son una excepción. En efecto, caben bien dentro de la afirmación general de Gladys Ilarregui cuando dice: ‘La reflexión  sobre el cuerpo de  la mujer es una constante en la rica trayectoria poética y narrativa de Nela Rio y la vemos expresada en diferentes dimensiones: el cuerpo violado En las noches que desvisten otras noches;… el cuerpo torturado en Túnel de proa verde’…[6]

 

Esto lo refrenda también Elena Palmero González, cuando afirma:’El cuerpo torturado, el cuerpo mutilado, el cuerpo envejecido, pero siempre amado y dotado de poder, se erigen en el sistema poético de Nela Río, no sólo como enunciado que recurre permanentemente en sus libros, sino también como lugar de enunciación  privilegiado por donde discurrirá un auténtico discurso de identidad.’[7] 

De igual manera, afirma Palmero, la propia escritura es en Nela Río sinónimo de resistencia y liberación.

 

Gracias a esas explicaciones se me ha allanado el camino de la búsqueda del rol que juegan el cuerpo y la escritura de vida en la obra poética de Rio, pero he debido plantearme aun otro significativo interrogante: ¿pero de qué cuerpo se trata? ¿Aludimos  a una metáfora, o nos referimos a cuerpos concretos, que gozan, sufren, se cicatrizan y vuelven a iniciar la aventura del encuentro amoroso? Claramente, este último es el caso. Pero lo que más  me intriga es que Nela Río no se refiere a su propio cuerpo, sino que siempre hace referencia a cuerpos ajenos. A veces, entonces, me asalta la duda de si tal vez pueda ella sufrir tan profundamente- a raíz, asumo, de algún  trauma que ha sufrido y/o sufre -, que ha optado tal vez de manera consciente, por apoyarse , a través de un mecanismo de empatía, con el cuerpo y/o las experiencias de otras mujeres traumatizadas. Que ha usado sus cuerpos y/o memorias  mutilados, tal vez, especularmente, y eso la ha ayudado a reconstruir indirectamente su propia debilitada identidad en una fase postraumática; cosa que, además, le ha permitido -, en mi opinión,  preservar el trauma ajeno transformado ya en memoria social. Y así, obvio es recalcarlo, se ha vestido su poesía de belleza y en sus poemas vuela invicta la verdad.

 

Ayudando tan generosamente a preservar esas experiencias del trauma y dolor ajenos,  Nela Río ha contribuido decididamente a crear una verdadera comunidad espiritual esencialmente femenina, que es al mismo tiempo, feminista. Pienso en que tal vez de esa construcción ha hecho ella una fuente adonde puede paliar sus propios dolores, en el regocijo que debe saber que genera en quien la lee.

 

 Más aun, Nela Río ha ayudado a construir una vasta comunidad espiritual, también,  emprendiendo y ejecutando un sinnúmero de originales proyectos artísticos y culturales que van mucho más allá de la  producción, publicación y difusión de su obra personal. Y es en la fuerza integral de su capacidad de promotora cultural, en la frescura de su trabajo pictórico, en la alegría con que encierra y ofrece sus palabras en la lectura de su obra, y más aun, y por encima de todo, en la generosidad con que estimula y orienta a otras/os poetas y escritoras/es, traductores/as y artistas, adonde se descubre la real dimensión de su quehacer que es, antes que todo, una práctica discursiva feminista.

 

Veamos entonces como todo lo anterior lo expresa ella misma, a través de la mención a algunos ejemplos que hemos extraído de su poemario En las noches que desvisten otras noches

 

En el poema  IX, Nenina dice:

y sé que no estoy sola

y hago del miedo una almohada

y descanso la cabeza el cuerpo el terror en la soledad la unión de todas.’

 

Y en el poema XI, añade:

y entro en la bruma delirante

sabiendo que hay cien mil compañeras que me guardan’.

Para agregar en el XIII:

¡Y qué saben ellos de estas palabras gigantescas que sólo hablan las incomunicadas!

es una mano sobre el hombro

es una palmadita en la espalda

es una sonrisa y un aliento

y es también una orden: ¡continúa la lucha

todas estamos contigo y tú estás con nosotras!

En otro, Alba afirma que:

el día vendrá

en que juntas rescataremos

la sangre salpicada en las paredes

y formaremos nombres que serán como soles!’

Si lo que vengo diciendo hasta aquí fuera cierto, seria posible afirmar que Nela le ha conferido una nueva dimensión a la literatura testimonial: la que involucra a quien la lee. Como lo he tratado de explicar en otro lugar[8], readecuando un tanto los conceptos  ofrecidos en el excelente trabajo de Suzette A. Henke[9], es posible entender que, a través del proceso de escribir articulando experiencias dolorosas, puede la escritura de la experiencia de tortura convertirse en un recurso terapéutico, y de resistencia. Siguiendo a  su vez  a James Pennebaker, Henke afirma que escribir acerca de los pensamientos y emociones asociados con traumas, fuerza a las personas a juntar las múltiples facetas de sobrecogedores y complicados eventos. Y así, una vez que una persona puede ordenar las experiencias de una manera más inteligible para sí misma, puede empezar a moverse más allá del trauma.

 

Y eso es lo que creo que ha hecho Río al escribir estos poemarios que nos ocupan.. Hablando y escribiendo con mujeres víctimas de persecución y represión políticas  acerca de sus memorias traumáticas, espontáneamente ha creado una interpretación episódica y ha sido capaz de integrar memorias afectivas y sensoriales previamente desarticuladas. En el acto mismo de la articulación la historia del trauma se convierte en testimonio, o sea, en una forma  pública de acceder al rito del ‘healing’. Y, como lo explica Henke,  es a través del proceso de ensayo y recreación del drama de la sobrevivencia mental que la narrativa del trauma produce el efecto de una catarsis psicológica. 

 

Como fue dicho en la Introducción, esta línea interpretativa me ha permitido entender mejor el por qué de las elecciones temáticas de Nela Río. Desde la violencia doméstica, hasta torturas infligidas por el estado terrorista contra civiles indefensos/as en Guatemala o Chiapas, por ejemplo. Violación, tortura, exilio, y amenaza constante de muerte, generan  toda clase de desórdenes postraumáticos muy similares los que ocasiona la violencia familiar, como ha sido  magistralmente explicado por Jules Falquet .[10]

 

Así, y de acuerdo a lo que postula Henke, observando los dos poemarios bajo análisis, es aceptable deducir que, a través del proceso de escuchar a tantas víctimas, y de escribirlo poéticamente, Nela Rio haya logrado no solo reconstruir historias de debilitamiento psicológico de sus entrevistadas y algunas de sus amigas, en poemas  que actúan como testimonios,  sino que en el proceso de hacerlo tal vez haya podido  encontrar también una manera de autoayudarse a digerir el dolor causado por esos horrores, y , por qué no, tal vez eso le ayudaría- de tenerlos- a aliviar los traumas propios, a transparentarlos en el reflejo de su propio dolor reprimido y a enfrentarlo, a dominarlo, imbuida ya de los resortes que canalizaron  los sentimientos ajenos. Transfigurando, en suma, a la tragedia en alta poesía, todo gracias a su asombrosa, única, exquisita, generosa sensibilidad.

 

Dicho en sus propias palabras:

‘Sí, he tenido amigas que han sufrido abuso familiar, que han sido presas políticas, que han sufrido tortura. Amigas mías desaparecieron. He trabajado con refugiadas políticas de muchos países. He estado presente en huelgas estudiantiles en Argentina, donde la represión también fue muy fuerte. O sea que no pueden ponerse como ejemplos de "experiencia propia" sino de tener una relación de empatía (la empatia poética, o narrativa que nos permite "incorporarnos", revivir en nuestro "cuerpo" las experiencias que han sido traumáticas a nivel emocional, espiritual, etc.) La empatía es un privilegio, a veces, una tortura.’ 

Y prosigue: 

He elegido recordar la vida de quince mujeres. Los nombres propios indican su individualidad y al mismo tiempo representan a muchas que compartieron experiencias similares. Todas tienen en común haber vivido bajo regímenes políticos opresivos y dictaduras, y haber experimentado la violencia de la represión. Algunas han sido amigas personales, otras encontradas durante mi trabajo en organizaciones de inmigrantes y refugiadas en Canadá.’  

Una comunidad de estrellas 

Nadie escucha a esta mujer

porque los hombres están festejando la victoria.’

                                               

                                                Nela Río

Así escribe con valentía y con gran coraje Nela Río, cuando su escritura de torna mas que nunca un arma de 
resistencia. Cuando, por ejemplo, denuncia de que a pesar de que se ha hecho la revolución, las mujeres siguen
estando discriminadas, y ahora encargadas de servir el café. 

 

Varios poemas del poemario Túnel de proa verde, del cual también extrajimos los siguientes dos poemas con que
escogimos terminar este ensayo, hablan sobre aquello por sí solos.

V

                Cuando la hora de la tortura

                llega

                no me es desconocida

                ya la he vivido mil veces

                en las vigilias

 

La he visto allí

agazapada

contando sin prisa

los minutos de esas horas que no pasan

boca desdentada

pinchazo de tinieblas

informe horror

allí

esperando

esperando que mi cuerpo se petrifique de espanto

ella, allí,

se acerca encogida 

estirándose lentamente como saboreando mi sudor helado

arrastrándose con sus patas como pólipos 

extendiendo sus manos

como las aves que devoran el festín macabro

su aliento me hiere

como calientes espinas

quiero cerrar los ojos

        ¡que no responden!

la sombra abominable avanza

cerrándome todas las salidas

mis pies hielos aterrados

intentan moverse

para que el contacto no los aniquile!

miro

miro su boca extravío insondable

pareciera que una vertiente desbaratada me arrastrara

y no sé, ¡oh, no sé! adónde va sombra agua horror 

si esta pesadilla de todas las vigilias tiene un fin

o si la llegada es eterna.

 

 

VI

                Mis ojos buscan la luz en la tiniebla

                de esta celda oscurecida

                por mi silencio castigado con encierro

                y revivo el esplendor de compañeras 

                que aunque muertas viven todavía

 

Estaba en una vasta planicie

como en un teatro diluvial 

donde el viento soplaba sediento

su aliento entrecortado

acariciando

respirando en mis cabellos

con sus numerosas bocas

preparando

como un virtuoso alucinado

una extraña visión.

 

Las nubes apagando el cuchicheo

silenciosamente en puntas de pié

se habían juntado en el cielo 

a contemplar a guardar para siempre 

en esa cambiante realidad

hecha de vapores y de nieves

la presencia del prodigio.

 

El viento

alzándose con el esplendor y el misterio

de un sacerdote alado primitivo 

yéndose a las alturas

y bajando de pronto con agudeza inusitada

buscaba

debajo de las rocas

entre las dunas

en las montañas en los acantilados en los peñascos

buscaba revolviendo destapando

las espléndidas estrellas 

que se habían fugado audaces del cielo tomado.

 

Estaban allí

inconfundibles en las piedras, en la arena, en el polvo

en los gritos en la sangre en los palos en las sogas

¡la mica resplandeciendo vencedora gloriosamente viva!

El viento

en despliegue gigantesco

como la capa de un mago de carnaval sin risas

sopló las preciosas partículas

de las destrozadas estrellas

arrebatándolas al púrpura verdoso del cielo procreador

y entonces

        como una lluvia de oro

        refulgiendo

        vivas

        atrayendo con todo derecho la luz de todas las cosas

        increíblemente enfáticamente bellísimas

riéndose a carcajadas como olvidándose del tiempo dormido

las estrellas compañeras

descendieron otra vez para jamás apagarse

y yo estaba allí espectadora hecha por la historia

bañada por la luz de sonrisas brillantes victoriosas

lentejuelas de materia planetaria

contemplando

en el filo del origen del tiempo

la creación del primer día de la mica

y el triunfo de compañeras que nunca más morirían.

Y aquí está, en mi lectura, en cuerpo y presente, Nela Río. Espectadora hecha por la historia, quien con su acción y su palabra, con la intensidad de su dolor y con la hidalguía de su esperanza, cual lentejuela de materia planetaria, nos transporta con sus versos de profundo liricismo, a la región en que se hace por fin realidad una utopía, aquella por la que las mujeres de Nela Rio, y/o como Nela Río, ofrecen todo, hasta el sacrificio de la vida si es preciso, para salvar al mundo y tratar de convertirlo en tierra de paz y justicia para todos y todas. 

Yo te digo

mujer,

yo  nos recuerdo.

Nela Rio 

[1] Gamble Miller, Elizabeth. (2006). La” poética del desplazamiento”  en la obra  de Nela Rio. Prometeo Digital. http://www.artemapale.com/NelaRio.html.

[2] Rio, Nela, (1989).En las noches que desvisten otras noches, Madrid:Editorial Orígenes.

[3] Rio, Nela (2004). Túnel de proa verde / Tunnel of the Green Prow. Fredericton :Broken Joe Press Canadá

[4] Rivera- Fuentes, Consuelo  y Birke Lynda .(2001).Talking with / in Pain: Reflections  on Bodies under Torture.Pergamon,USA Women’s Studies International Forum, 2001,Vol. 24.No. 6, págs.  653-668.Pág . 654.

[5] Pearce, Lynne. (1997). Feminism and the politics of reading. London:Arnold..

[6] Ilarregui, Gladys.(2002).Una aventura todavía mayor: tener un cuerpo nuevo, Prólogo. Cuerpo amado/beloved Body Fredericton :Broken Jaw Press. Pág. 12

[7] Palmero González, Elena. El cuerpo torturado y mutilado de la obra poética de Nela Rio. Pág 1 http://www.crimic.paris-sorbonne.fr/actes/dc/palmero.pdf

[8] Zabaleta, Marta.(2004). Acerca de la memoria. Voces revolucionarias del Sur, www.martazabaleta.com ,ver bajo Escritura académica. Este artículo ha sido publicado también en copia dura, independiente o como capítulo de un libro, y/o online, en países tales como Uruguay, México, Venezuela, Reino Unido, Brasil, Argentina, Perú, EEUU, entre otros.   

[9] Henke, Suzette A. .(2000). Shatered Subjects.Trauma and Testimony in Women’s Life Writing.London: MacMillan Press Ltd.

[10] Falquet, Jules, La violencia doméstica como forma de tortura: reflexiones basadas en la violencia  como sistema en El Salvador,(2002). Revista del CESLA, N0 3, Número Especial: El cuerpo importa,  Marta Zabaleta (Editora),Varsovia: Universidad de Varsovia, Varsovia, págs. 149-172.

Dra. Marta Zabaleta, 

Honorary Visiting Señor Lecturer, School of Art and Education. Middlesex University, Londres. 

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