Algún día
Samuel Villeda Arita

Algún día esta gente
de marginados ojos
hallará tierra firme.
Algún día comprenderá
la libertad y la independencia
que cordialmente
le ofrece la constitución
los políticos y los gobernantes;
pero mientras tanto,
que duerma el sueño de suspenso,
que evacue sus aguas
donde transita el lujo a quemarropa,
o en los dignos salones
diplomáticamente decorados;
que deambule por los parques del hambre
y le pinte los labios a la angustia;
que amontone aplausos cincelados
a base de esperanzas
y que crea en el discurso que lee el gobernante.

Algún día sabrá el explotado
que la lucha es factible;
el borracho comprenderé que su temblor azul
tiene las mismas formas de una iglesia española;
el obrero sentirá los callos metérsele en la sangre
y le hablarán los caites al manso campesino;
el pueblo mirará que mariposa sin alas
le salen del bolsillo;
pero mientras tanto,
que gocen de la democracia y de la libertad
y de la independencia que le asignan;
que le ofrezcan su fuerza a un país
que tiene labios verdes y una deuda
más larga que la idea;
que canten el día de la patria y vean avioncitos
y saluden las filas de muñecos
vestidos de dudoso patriotismo;
que le den en sudor al empresario
su sangre y su existencia
y que paseen la libertad y que la exciten;
que le den al militar sesos de obrero
y le pongan de blanco un campesino;
que le abran de par en par el presupuesto
y que le aplaudan los golpes semicalculados.

Que al extranjero feliciten cuando lustre
inversiones con la constitución y con las leyes;
que deforesten montañas y regalen las minas
y a los ríos les pongan el sello de silencio,
o que sencillamente
le sirvan ensalada de pueblo ejecutado.

Que hagan lo que quieran
que por eso les dicen
que son libres, soberanos e independientes;
que le lleven a curas y pastores
un corazón delicadamente maquillado;
que canten a la libertad y a la independencia
y que entonen el himno nacional al embriagarse;
que le digan verdades a los jefes
y que le mientan la madre a los ministros;
que vivan en jolgorio permanente
que son libres, soberanos e independientes.


Que hagan lo que quieran…
que algún día…
comprenderán que al otro lado está la tierra firme……
Que recuerden siempre, 
que algún día:
AMÉRICA LATINA
ALMORZARÁ CON SANGRE DE BASTARDOS.

Samuel Villeda Arita
Sociedad Literaria de Honduras

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