Se sustente o no en el género fantástico, el cine de aventuras es realmente agradable cuando logra que los acontecimientos se enlacen bien, que la coherencia interna del relato no tenga fisuras y cuando sabe deslizarse, con calidad visual, de principio a fin. Es el caso, para su bien, de la película Los Vengadores (2012).
Si a alguien hay que achacarle los méritos de dicha película, el dedo índice señalará fácilmente a su director Joss Whedon, también coguionista. Así es, desde el guion vienen las virtudes de esta cinta, capaz de reunir a distintos superhéroes y hacernos sentir el filme como amalgama casi perfecta desde lo narrativo.
Con Los Vengadores, el guion define muy bien el núcleo argumental. Es simple si se quiere: las fuerzas del mal, afuera de nuestro planeta, quieren acabar con la Tierra. Los gobernantes terrestres pretenden combatir la invasión con bombas nucleares, sin medir otras consecuencias (muertes de civiles, por ejemplo).
Sin embargo, alguien llamado Nick Furia, confía más en la fuerza y voluntad de sujetos con poderes bastante especiales, para defender a la Tierra sin necesidad de una carrera armamentista. La parábola de la película es interesante y valiosa para los días que vivimos.
Esos héroes son Hulk, Iron Man, Capitán América y Thor, acompañados de dos humanos “normalitos” y valientes: Viuda Negra y Ojo de Halcón, personajes todos venidos de los viejos cómics que hoy renacen en las pantallas. Aquí se manifiesta otro logro del guion, como lo es la pulida definición de personajes (tal vez, lo mejor de esta cinta).
