La obsesión de Scrat por las bellotas mantiene el aire más agradable de la película La era de hielo 4 (2012) dirigida por Steve Martino y Mike Thurmeier. Así como el rey inglés, Ricardo III, dijo su famosa frase “Mi reino por un caballo”, en la batalla de Bosworth, así Scrat parece decir: “Mi reino por una bellota”.
No dudo en aceptar que lo mejor de La era de hielo 4 sucede cuando aparece Scrat, bien imbricado con la historia total del filme, donde están nuestros conocidos héroes: Sid, Manny y Diego. Es una historia –en la prehistoria– que trata de decirnos de qué manera se formaron los continentes, y explicarlo desde el universo del género fantástico en el cine.
Lo que queda claro con esta cuarta entrega de la saga, es que en Hollywood le saben torcer el cuello a una historia con tal de exprimir el bolsillo de los espectadores. Así, el cine animado –de corte familiar– es propicio para ello.
Con La era de hielo 4, tenemos un relato cargado de improvisaciones durante su desarrollo, predecible secuencia a secuencia, que se disuelve en su propia atmósfera “prehistórica” y que, esta vez, se ve obligado a sacar personajes extraños de sus propias incoherencias.
Es, sin duda, la entrega más débil de las cuatro, como fábula, aunque los más pequeños pueden sentirse halagados con tanto muñeco que aparece en pantalla, como en tienda de peluches. A los adultos nos puede comprometer la moraleja de la fábula: la importancia de la vida colectiva, sea con una manada o una familia.
