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Django sin cadenas (2012)
Título original: Django Unchained
Tarantino vaquero
Es otro Django
Filme sin cadenas
William Venegas
http://lahuelladelojo.blogspot.com/ 

Crítico de cine La Nación
San José, Costa Rica
wvenegas@nacion.com
 

El cine de autor es aquel cine de constantes que, al paso de las películas y del tiempo, definen e identifican a un cineasta. El cine del realizador Quentin Tarantino es, así, cine de autor. Su más reciente película, Django sin cadenas (2012), se ubica dentro de su autoría y es, además, una buena película.

Tarantino vuelve a lo que le gusta: nutrirse de pasados estilos del cine, ser cruel cuando quiere serlo, reírse cuando también lo quiere e igual ser atroz con su sátira o mero desparpajo. Puede conjugar la parodia con la más brutal violencia, sin que haya siquiera un puente narrativo.

Ahora ofrece un género difícil: el Oeste, donde se dan la mano la historia y el mito, el intimismo y la epopeya, la devoción y la nostalgia. Con el filme Django sin cadenas, Tarantino impone su estilo o tratamiento al narrar.

Como acostumbra, dicho director opta por alejarse de fórmulas tradicionales; en este caso, de los filmes de vaqueros de su país (Estados Unidos) para acercarse a lo que se llamó el “spaghetti western”, registro italiano para proyectar dicho género con otra estética.

Para eso, Tarantino crea una falsa secuela de un conocido y violento filme de entonces: Django (1966), dirigido por Sergio Corbucci, donde el actor Franco Nero encarna al vengativo pistolero. Ahora, en Django sin cadenas, Tarantino nos trae a dicho actor para no olvidar el acento umbilical de su película. Igualmente especula con la música, aunque deviene recargada de canciones.

Este director ya nos había ofrecido una secuencia de esa película de Corbucci. Lo hizo en una de las mejores cintas tarantinianas que, ¡lamentable!, no llegó a los cines del país: Reservoir Dogs (secuencia de la oreja rebanada).

No creo que el señor Tarantino haya querido hacer un clásico del Oeste. No creo que Tarantino busque hacer clásicos de nada. Él solo busca contar historias desde sus propios gustos. Él se deja llevar por sus pasiones y, cuando se lo propone, lo hace muy bien.

Dentro de los aciertos narrativos y visuales de Django sin cadenas, igual se filtran sus debilidades. Tiene una fuerte denuncia sobre esa  vergüenza humana que ha sido el esclavismo, pero está expresada con tal insistencia que llega al subrayado inútil. Hay diálogos inteligentes, pero Tarantino abusa de ellos. Así, el metraje se pasa de duración y bien le cabrían las elipsis o los simples cortes en el montaje.

Ya dije lo de las canciones; agreguemos las innecesarias matanzas, a menos que sirvan para obtener violencia y buen humor en una sola paradoja. Las actuaciones son excelentes, por parejo, mérito del director; eso sí, son eximias la de Christoph Waltz y la de Samuel L. Jackson.

El propio Tarantino se da su rato con un personaje: ¡es la única actuación mala! A la larga es parte de su carácter: el de experimentar con los excesos sin miedo alguno. Aquí llega a plantear a su héroe vaquero como un sujeto wagneriano, pero con dejos de ópera italiana a lo Rossini.

Buen filme, exigible para los seguidores de Tarantino. No sé si Django sin cadenas será un filme de culto, pero se ajusta a lo dicho por André Bazin: “El Western ha nacido del encuentro de una mitología con un medio de expresión”: ¡con Tarantino!

 

DJANGO SIN CADENAS

Título original: Django Unchained
Estados Unidos
,
2012
Género: Oeste
Dirección: Quentin Tarantino

Elenco: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Samuel L. Jackson, Kerry Washington
Duración: 165 minutos
Cines: CCM Cinemas, Cinemark, Cinépolis, Nova Cinemas
Calificación: CUATRO estrellas  ( * * * * )
 de cinco posibles

por William Venegas 
cocuyos@racsa.co.cr 
Gentileza de La huella del ojo 
http://lahuelladelojo.blogspot.com/   

 

 

 

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