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La presencia en cartelera de la película Blancanieves y el cazador (2012), dirigida por Rupert Sanders, nos pone de nuevo frente a una verdad de Perogrullo: no todo cine comercial es malo ni todo cine de repertorio o de autor es excelente.
Así es, con millones de dólares a su favor, Blancanieves y el cazador tuvo la suerte de encontrarse con un buen director, quien –por ahora– nos demuestra que sabe narrar con imágenes en movimiento y es capaz de plasmar un filme enteramente exquisito de encuadre a encuadre y de plano a plano.
Es la primera película para el cine de Rupert Sanders, buen augurio para este director. Sobre la base de los sucesos más recordados y significativos de la tradición llevada a la literatura por los hermanos Grimm, con el personaje de Blancanieves, los guionistas Evan Daugherty y Hossein Amini le dan otra mirada al tema.
En efecto, esta es una versión oscura, tenebrosa y tétrica del cuento de la princesa en manos de una madrastra malvada que la manda a matar. El filme juega con los elementos del bien y el mal, como variables de la conducta humana al grado de la esquizofrenia ética.
Así, se convierte en cine para un público adulto, desde el diseño de los personajes, entendidos estos como abstracciones de valores morales en contraposición, donde hasta el humor tiende al desarrollo de lo trágico, para reutilizar la conocida frase del poeta romántico S.T. Coleridge, dicha a propósito de la obra de Shakespeare.
Es cierto, la composición dramática de Blancanieves y el cazador tiene un bien logrado acento shakesperiano. En una puesta escénica así entendida, es muy importante el trabajo del elenco. Aquí no podemos menos que destacar el brillante pulso histriónico de Charlize Theron (la reina), movida ella entre la avaricia, la megalomanía, el instinto criminal, la vanidad, el rencor y otras maldades o vilezas.
Es extraordinario el trabajo de la señora Theron, especie de Macbeth en cuerpo de mujer. Donde el filme sufre de vértigos, mareos, debilidades o caídas del todo es con la inexpresiva actuación de Kristen Stewart (Blancanieves), quien sigue empantanada dentro de la serie Crepúsculo.
