Vestir bien y tener buenos modales
Dr. Eliseo Valverde Monge

Hace no muchos años, las personas que habitábamos Costa Rica lucíamos limpios y aunque, sencillamente, lucíamos bien vestidos. Teníamos buenos modales entre nosotros mismos y sabíamos tratar muy bien a las personas mayores, que por cierto, nunca se quedaban sin asiento en el bus. De inmediato, el más joven ofrecía su lugar.

A nadie se le ocurría decir palabras vulgares ni hacer señas obscenas y mucho menos, exhibir sus órganos genitales, como hacen ahora con bastante frecuencia jóvenes y adultos con tal de satisfacer el deseo de orinar y hasta defecar, sin tener la delicadeza de cubrirse de las personas que transitan las calles. Estas cosas se hacían antes, pero en la más absoluta reserva, en sitios apartados o bien, solicitando permiso a quienes tenían comercios en la ciudad.  

Lo cierto del caso, es que la imagen que proyectan algunos jóvenes de ahora, nos habla mucho de ellos y lastimosamente, de su familia. Creo que el cuidarse, sin llevarlos a términos obsesivos, implica también quererse a uno mismo y tener respeto hacia los demás.

Ahora, en varios lugares del país, las personas lucen dejadas, desordenadas y apáticas. Tanto, hombres como mujeres, parecen no tener tiempo siquiera para bañarse, ni se desayuna, ni dialogan con la familia. Esta juventud, con todo dolor, es desaseada; tienen una imagen fuera de contexto para los lugares en que se encuentran, siendo ese, el principal motivo para no causar buena impresión de entrada. Ya les ha pasado, estoy seguro, a hombres y mujeres, que al presentarse a un trabajo, pocas horas después, los despiden de inmediato.

Lo cierto del caso es que la imagen dice todo de una persona, pues es el reflejo de su verdadero yo, así como también lo es, la forma de mirar, de saludar, de dirigirse a los demás. Sea, que todo esto, aún cuando no se considere una necesidad, complementan la imagen.

Dicen que el hábito no hace al monje; algunos lo discuten pero, lo cierto del caso, es que lo condiciona, lo distingue.  Para mí, esto es y seguirá siendo cierto, cámbiese lo que quieran cambiar. No podemos apartarnos entonces que la imagen exterior de una persona habla sobre la misma.

Insisto, dentro de todo este complemento, que es de suma importancia el aseo personal y grabarse diariamente en la cabeza que no podemos ser descuidados con nuestro cuerpo, sea, limpieza corporal en todos sus aspectos, pues, de no ser de esta manera, el resto de las personas que nos rodean, nos verán como abandonados o dejados. Además, todas las personas, niños, jóvenes y viejos, tenemos que procurar también, tener nuestra alma muy limpia.

Otra cosa horrible, se da con algunas personas que visten con prendas del sexo opuesto y lo peor, es saber que por lo general, no tienen ninguna inclinación al homosexualismo. Me refiero a los aretes y el pelo demasiado largo y tranzado en los hombres, o a las mujeres exhibiendo musculaturas y camisas de mangas muy cortas y vestimenta masculina y no es que me inquiete o me produzca homofobia, ese miedo irracional a las personas con inclinaciones homosexuales, aunque la verdad, no quisiera fomentarla entre la juventud.

Quiero repetir que la imagen de una persona, es su verdadero reflejo. Cambiemos nuestros malos hábitos. Vistamos mejor cada día y tratemos de lucir bien limpios de alma y cuerpo. La verdad, para lograrlo, no se necesita de ningún esfuerzo económico, sólo será estar dispuesto a ser distinto.

Dr. Eliseo Valverde Monge
Viernes 21 de Agosto de 2009

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