Prólogo de frío 
Eliseo Valverde Monge

De repente,
en aquella vasta
meseta,
la densidad de la
niebla oscureció
la mirada
mientras el viento,
enloquecido,
susurró a los
oídos sordos
de la lluvia.
Una cortina
de cristal
inicio el descenso
desde la cima
celestial
del agua
hasta la llegada
de las largas noches
del invierno.
Preciosa es
esta calma
de visiones blancas
en medio
de una época
que detrás
de una cortina
espera
por la primavera.

Eliseo Valverde Monge

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