Francisco García Calderón
César Vallejo

Desde Europa

Reside en la rue de Rémusat, ribazo umbrío, plantado de dormidas mansiones, donde sin duda viven familias de sabios o de héroes, entre hiedras de podas matinales.

Alto, mira con tanta sugestión que los cristales desnudos y sin garfios se borran totalmente de sus órbitas. Su redonda cara está siempre bien donde está. Por debajo del bandó del peinado, hacia la altura en que da su vaho la yunta de las sienes, la frente quiere ser más frente, y muchos cabellos se han ido a pie ya de ahí, perseguidos sin tregua por la frente. ¿No es esto una efigie en humazo, un sueño, una función sanguínea, mía, glosa de una objetiva realidad? ¿No es esto una realidad, glosa de un sueño? De cualquier guisa, esto es así en instante y armonía.

Con voz inangular, de una ondulación inondulada casi, con voz acaso recta del todo, me pregunta por la juventud peruana, por los maestros, por la creciente preponderancia provincial en la vida del país.

- ¿Piensa usted en un próximo viaje al Perú? -le interrogo.

- Sin duda. No sé todavía cuándo; pero iré para quedarme allá un largo tiempo.

- ¿Tiene usted en preparación algo?

- Un libro sobre Alemania. Además pienso coleccionar en un volumen ensayos y crónicas de las que escribo para La Nación de Buenos Aires.

Comentamos de París, en cuanto centro intelectual, que consagra, y que fomenta la cultura individual.

Lamenta el influjo nocivo de la política en las jornadas juveniles. (Yo medito en silencio. Reflexiono. El influjo nocivo de la política. Vuelvo a reflexionar. Sí. Está bien).

- Usted hace falta en el Perú para dar camino y unión a las patrullas jóvenes que vienen empujando heroicamente su globo de idealismo.

Nombres universitarios del Perú suenan, forman y se esfuman. Deustua, Villarán, Riva Agüero, Belaúnde. (Otra vez medito en silencio. Sí. Está bien).

El gallardo ensayista me dice:

- El porvenir del Perú vendría de provincias. El limeño es frívolo. El provinciano, en cambio, posee más vida interior. El Cusco, Trujillo, Arequipa. De ahí vendrá el Perú futuro.

Le he manifestado luego esta verdad:

- Ventura, ¡magnífico! Gran satisfacción de constatar en París su prestigio tan sólido como el de ningún otro sudamericano.

Las frases empiezan a hacer codos y zigzaguean hasta venir las suyas a dar en esa mi labor.

Cuando hemos chocado diestras, a la puerta del salón, un zodiaco de elogios lanza a mi alrededor. ¡Los elogios salen conmigo! y ya en la calle, cobran mayor suelo bajo la triste nieve de Noel.

César Vallejo
El Norte, Trujillo 
20 de abril de 1924

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