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Retazos de tiempo
Víctor Nolberto Unyén Velezmoro
vunyen@hotmail.com

 
 
  Maestro, / discordar es una tangente / que cruza dos líneas,
que partiendo de un mismo punto, / se proyecta en sentido diferente.

La diferencia tiene origen común / en la premisa de una coincidencia.
Nosotros somos coincidencia / de una diferencia.

La vida / es un número impar en el infinito, / sucesión de experiencias inconclusas,
retorno a vientres primitivos, / renacer nuevamente a la esperanza.

La esperanza / es una interrogante sin punto / en órbita inconclusa.

Maestro, / hay puntos finitos / que pueblan en paralelo el universo.

El universo / es compendio de energía total, / sumando de constantes e inconstantes
que regulan mediante leyes / el comportamiento humano.

Peregrino / he descendido a los umbrales del miedo,/ recorrido la distancia que me agita;
superado, / me he levantado de la ruina / para alcanzar la gloria del éxtasis.

El éxtasis / es un estado superior de la conciencia / en el cual los poetas dialogan con los dioses.

Programado / he viajado por mares sin puerto, / poblado de células arenales sin nombre.

Humano, / respirado vida en cada huerto ileso, / transitado entre dados curvados
por la asfixia que hiere los pulmones.

La contaminación es morir al contado, /es desandar lo andado. / Es opacar la belleza de las flores.

La vida en ciclo de espiral, /oscila cual péndulo de tiempo, / en límites de espacio.

El espacio está regulado / por puntos cardinales, / que se cruzan y entrecruzan, / entre líneas paralelas.

Maestro, / desde siempre, mis pasos rutinarios / han recorrido kilómetros de historia,
computarizada en ADN.

Crucificado entre dudas y temores / dejé viajar el pensamiento / por caminos diferentes.
¿Si dejara de ser? / ¡Pienso!Será deambular dentro de mí / la sabia inconmensurable de lo gris.

Lo gris, / es la inercia que incita a morir.
Morir, / es silenciar el canto de las aves, / es caminar sin levantar polvo,/
es cargarse de energía cósmica.

¿Seré la voz de la conciencia? / ¡Tal vez seré oído!
Sentiré el latido de la sangre, / porque pensando sé que aún vivo.

Y en la rutina de las tardes solitarias, / he sentido temor que mis pasos andariegos
no dejen profundas huellas, / en las conciencias más oscuras / y audaces de mi pueblo.

El temor es un dardo que se clava / en el vértice del encéfalo,
alterando el equilibrio / entre el ser y no ser.

Mi temor tiene el color de la noche. / ¡No temáis hermanos!
El temor es como el viento / que se disipa en la rutina.
Mis pensamientos ya divagan con rumbo / de nostalgia por caminos de vértigo.

Viajan en la penumbra de las tardes inciertas, bordeando el diámetro
de la conciencia acuarelada de negro.

En el vértigo del éxtasis / me he quedado solo.
Un Cristo abandonado / a las pasiones ocultas de los hombres.
¿Dónde están mis apóstoles?¡No los veo!
Son sólo sombras / que se mueven con el viento.

El retumbar de un viejo camión / que alborota la tarde /impregnada de silencio,
es una nota discordante en el / pentagrama natural de la rutina.
La sirena de una ambulancia / cortando la noche, / es una oleada de viento / que entumece los tímpanos.
La rutina es morir a plazos.
En la penumbra de las noches solitarias, / mis versos adquieren la nostalgia / de las tardes mudas.

¡Oh dioses míticos! / iluminad el aura de mi gnosis.
Permitidme, / descubrir la dimensión del infinito, / sin atormentar la sustancia gris /de mis neuronas.
De dendritas con su belleza estrellada, / se han versado poemas inconclusos,
la Novena Sinfonía de Beethoven, / ¨Guernica¨ de Picasso, / la ¨Divina Comedia¨de Alighieri,
Los Heraldos Negros de Vallejo.

Soliloquio de múltiples yoes. / Construí puentes sobre el curso / estéril de los ríos secos.
Pentagramas / con el giro matemático de los astros.
En cada anillo negro descendí, / a la dimensión desconocida, / donde moran inmortales /
los poetas olvidados de la tierra.
Con poemas / levanté polvareda de millones / de átomos ionizados;
de esperanzas, / cubrí cada rincón de barrio pobre / que pueblan las orillas del universo.

Embriagado de nostalgia, / hurgué en el umbral de lo ignoto;
entre notas discordantes, / rescaté el eco de lo extraño.
Sin brújula navegué en las aguas de lo incierto. / Buscando el rumbo me reencontré a sí mismo.

Hoy, / mis versos tienen el mensaje sonoro de las tardes silenciosas, / que cortan el viento /
roiéndolo a pedazos. / Viajan en la penumbra de las noches /solitarias, revestidos de nostalgia

Mujer, con mis toscas manos /palpé la dimensión desconocida.
Hombre, quiero volar tras el viento / en busca de la incógnita del infinito.
Maestro, con puntos y líneas, / reconstruí la historia, en retazos de tiempo.
 

Víctor Nolberto Unyén Velezmoro
vunyen@hotmail.com 
Gentileza del blog http://www.victorunyenvelezmoro.blogspot.com

 

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