José María Arguedas Altamirano en el centenario de
su nacimiento |
Uno de los "Hombres de Bronce" de nuestra nacionalidad, nació en Andahuaylas, (Apurímac), en la sierra sur, en pleno corazón de la serranía del Perú, el 18 de enero de 1 911; al fallecer su madre Doña Victoria Altamirano Navarro en 1 914, a la edad de 3 años es criado por uno de sus abuelos; en 1 917, al casarse nuevamente su padre don Víctor Manuel Arguedas Arellano en segundas nupcias, pasa a vivir con su madrasta en 1918 en San Juan de Lucanas, entre los 7 a 10 años de edad, nutriéndose de la materia prima de sus experiencias literarias, viviendo la intolerancia y la crueldad en el campo; donde los indios lo vieron y lo trataron como si fuera uno de ellos, consolándolo más por ser blanco, entremezclado con los indios con los que se identificaba. En 1921 escapa de Puquio, capital de Lucanas, pasando a radicar en Ica en la casa de un pariente, siendo el mejor alumno de su clase; y por las oportunidades que el notaba entre los intelectuales, decidióse convertirse en escritor, para retratar la belleza y luchar contra la injusticia; defender los valores del indio y contra los perjuicios existentes contra esa raza olvidada y oprimida. "El paisaje físico de la sierra y la presencia del indio peruano, con sus tradiciones, leyendas y problemas", caracterizaron toda la obra de Arguedas. En 1 931 ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, sorprendiéndose por el buen recibimiento por parte de sus compañeros limeños; el año 1 932 muere su padre, consiguiendo su primer trabajo como Auxiliar en la Administración Central de Correos. Entre sus amigos de esos años resaltan: Francisco Miro Quezada, Luis Felipe Alarco. En 1935 publica el libro Agua, de carácter autobiográfico, donde relata el sentido religioso de los comuneros de Puquio, y la identificación con la tierra donde viven. Asiduo concurrente a la Peña de "Pancho Fierro", ahí conocería a las hermanas Alicia y Cecilia Bustamante, distinguidas damas vinculadas a la sociedad y a la cultura, que le abrirían las puertas de Lima. El 30 de junio de 1 939 se casa en Sicuani con Cecilia, que le había ayudado a resistir un injusto encarcelamiento en la famosa prisión el Sexto, por protestar con otros alumnos sanmarquinos, por la presencia en el Perú de Camerot, representante del general Benito Musolini, dictador fascista italiano, en tiempos de Hitler y del presidente Oscar R. Benavides; que le permitiría nutrirse en carne propia y escribir la novela El Sexto, que empieza a escribirla en 1 939, y edita en 1 957; con esta novela, Arguedas "se aparta de sus relatos indigenistas para describir con maestría el pavoroso problema de las cárceles peruanas". En 1 941, escribe su primera gran novela Yawar Fiesta o Fiesta de Sangre, que narra las corridas de toros en los Andes, es decir la pelea de un toro con un cóndor vivo; para ello quechuizó el español, es decir, utilizó el idioma español para relatar lo andino. Arguedas fue bilingüe, es decir, dominó el español y el quechua; lo que agudizó su crisis de identidad, como lo han precisado algunos especialistas, debido que él sentíase un blanco entre los indios, y un indio entre los blancos. Ese año retorna a Lima como profesor de Lenguaje y Geografía, y estudia antropología en San Marcos, escribiendo artículos periodísticos y ensayos. En 1 950 es promovido a Jefe de Sección Folklor, Artes, en el Despacho del Ministerio de Educación; en 1 954 publica Diamantes y Pedernales, en 1 958 da a conocer una de sus obras maestras "Los ríos profundos", novela autobiográfica. Luego asumiría la Dirección de la Casa de la Cultura, Director del Museo Nacional de Historia. Profesor en la Universidad Nacional de San Marcos. Luego de 25 años de matrimonio se separa de Celia Bustamante. Intentando suicidarse por primera vez, el 11 de abril de 1 966, con seconal, logrando salvarle la vida. Divorciado en 1 965, en mayo de 1 967 se casa en segunda nupcias con Sybila Arredondo. Nuevamente cae en constantes depresiones, incrementándose luego de la polémica sostenida con Julio Cortázar sobre Roberto Fernández Retamar, de Cuba. Con las obras ya publicadas, Arguedas "se había convertido en uno de los máximos exponentes de la literatura peruana, con raíces auténticas en lo nuestro, en la naturaleza y en los hombres del ande y de la selva, cuyo drama perennizó en las páginas" de sus libros inmortales. José María Arguedas, manifestó en octubre de 1968, en la recepción del premio "Inca Garcilaso de la Vega", que se hizo merecedor: "Yo no soy un aculturado; yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua"; y evocando su ilusión de juventud: "No tuvo más ambición que la de volcar en la corriente de la sabiduría y el arte del Perú criollo el caudal del arte y sabiduría de un pueblo al que se consideraba degenerado, debilitado o "extraño" e "impenetrable" pero que, en realidad, no era sino lo que llega a ser un gran pueblo, oprimido por el desprecio social, la dominación política y la explotación económica en el propio suelo donde realizó hazañas por las que la historia lo consideró como gran pueblo". El 29 de agosto de 1969, se comunica desde Chile con su editor Gonzalo Losada, en Buenos Aires, Argentina; reafirmado en Lima, el 5 de noviembre sobre la edición popular de su libro Todas las Sangres, para difundirla en el Perú, y de un relato sobre Chimbote, aun inconcluso; tratábase de El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo, del que diría "Ha sido escrito a sobresaltos en una verdadera lucha - a medias triunfal- contra la muerte. Yo no voy a sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador, profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan las que me relegarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en todas partes, no me sería posible tolerar ese destino". Según Martín Lienhard "El zorro, en efecto, es en muchos sentidos una novela límite de clasificación difícil. Ultima obra de Arguedas, último producto narrativo del indigenismo teorizado por Mariátegui - Valcárcel, última de la serie de novelas urbanas "sociales" iniciada en el Perú en los años cincuenta, esta novela bien podría ser - pero esto no depende exclusivamente de la literatura, sino más bien de la historia - la primera de una serie nueva y todavía sin bautizar: una serie cuyos textos devolverán a las mayorías populares un papel activo, en vez de "aprovecharlas" en tanto que referente narrativo". Una novela que inmortalizó al "loco" Moncada, con sus discursos incendiarios, a Chaucato, Braschi, Maxwell, Pretel, Tinoco; a la prostituta conocida como "La Muda"; perennizó los prostíbulos: La Blanca y La Rosada; el Gran Hotel Chimú, al Gran Chimbote con sus barriadas y gente dispersa, proyectándonos internacionalmente. “Tungsteno (de César Vallejo Mendoza" es la primera novela proletaria indígena del Perú; y marca un nuevo derrotero para la novela peruana”. José María Arguedas "¡Chimbote es la ciudad que más me entusiasma y menos entiendo!" "Estoy escribiendo sobre una ciudad. Pero ¿qué ciudad? ¡Chimbote, Chimbote, Chimbote!" José María Arguedas. Fuí alumno de su hermano Arístides, a quien nombra en su Primer Diario escrito en Santiago de Chile, el 10. De mayo de 1 968; nos enseñó la asignatura de Física en el Colegio Nacional San Pedro, cuando funcionaba en su antiguo local de Alfonso Ugarte, por el año 1960. El Químico Farmacéutico, Miguel Rocha Requelmes lo recuerda encariñado con un perrito chusco que tenía, cuando llegaba el Maestro a visitar a sus familiares que vivían en el mismo edificio. El gran José María Arguedas entra en agonía el 28 de noviembre de 1 969, al dispararse con un revólver calibre 22, en un ambiente de la Universidad Agraria de la Molina. "Elijo este día porque no perturbará tanto la marcha de la Universidad. Creo que la matrícula habrá concluido. A los amigos y autoridades acaso les hago perder el sábado o domingo, pero es de ellos y no de la U". Falleció el 2 de diciembre de 1969. |
Yarpayai (Arguedas no llores) Huayno Autor: Maynor Freyre
José María los ríos profundos de tus relatos bañan los pueblos de nuestro Perú riegan el ichu de las alturas. Oh Gran Arguedas vives en Chimbote con Don Esteban y su compadre Ciriaco Moncada.
"Zorro de Arriba y Zorros de Abajo" José María en Todas las Sangres Agua y El Sexto vive tu alma y vena de escritor raza rebelde, quechua y amor Oh Gran Arguedas todas tus novelas hoy evocamos cual "razu ñity" la comunidad se pone atuendos para la fiesta.
Fuga Escucharás este huayno y el chocar de las tijeras Ríos de luz gran Amauta José María Shumac cholo. |
"El zorro de arriba y el zorro de abajo, de José María Arguedas, es un espacio novelesco donde se enfrentan múltiples discursos y lenguajes, la cultura oral y la cultura escrita, un idioma autóctono (el quechua) y otro importado (el español), el pensamiento "salvaje" y la racionalidad, lo autobiográfico y lo histórico, lo trágico y lo cómico, el "arriba" y el "abajo". El poeta y reconocido maestro y crítico literario Alberto Escobar leyó a pedido de Arguedas el Ultimo Diario.7.15 a..m. "Desde 1 967 José María Arguedas empieza a venir a Chimbote con cierta frecuencia, en su segundo diario redactado en febrero de 1 969 señala que ha venido a nuestro puerto cinco veces, ... inicialmente tenía como material de investigación a nuestro puerto para temas de antropología, es decir, su acercamiento inicial a Chimbote tenía como referente a las ciencias sociales. ...Por esa idea inicial de tener a Chimbote como tema para investigación social fue poco a poco cediendo a sus dominios naturales..., por tomar el fenómeno de Chimbote como material para su novela "El zorro de arriba y el zorro de abajo", es decir Arguedas fiel a sus convicciones aurorales, de tener en la literatura la razón para vivir, echaba mano de la narrativa para enfrentarse a este pueblo endemoniado y que a decir de él mismo "¡Chimbote es la ciudad que más me entusiasma y que menos entiendo![1] "Las cruces subieron al inmenso médano, a San Pedro. Llegaron a la "carretera de circunvalación" de la barriada que los vecinos hicieron con ripio y basura. Desfilaron rodeando el cerro. Se les veía, en cordón oscuro, como a un gusano negro, desde casi todas las barriadas del puerto, de los muelles y lanchones. Ellos también, los procesionantes, veían el polvo de las barriadas, el asfalto nuevo, recién tendido, del casco urbano; todos los muelles de las fábricas de harina de pescado, el humo rosado, pesante, de la fundición de acero. Bazalar, encabezando, cargando su cruz "fúnebre" que nada más en la víspera de ese día había clavado en el filo mismo del médano del cementerio, Bazalar medía la extensión de las barriadas que había visto aparecer, crecer a palo y sangre, mientras él, incrédulo, envidioso, cholo todavía aturdido, se iba del puerto a Lima y volvía, perdiendo tiempo. Miró detenidamente el pozo y la bomba que surtía de agua a la barriada y las filas de burros que subían del pozo al médano; fue observándolo todo sin volver ostensiblemente la cabeza a ningún lado, en estado de procesión "fúnebre". Los niños de la barriada corrieron de las calles, cuesta abajo, hacia la carretera. Sus perros los siguieron, más flacos y más bulliciosos que sus dueños. La luz de las islas guaneras de la bahía ya se estaba dorando a esa hora y llegaba fuerte, a las hondonadas y cumbres de San Pedro. Respiraban esa luz en el hueso del hueso, la gente que había hecho sus casas en el menospreciado cerro de arena que dominaba todos los horizontes de Chimbote".[2] Referencias: [1] Guzmán Aranda, Jaime. Huellas de Arguedas en Chimbote, La Industria, 21.I.2 001. [2] Arguedas, José María. "El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo", Fragmento, 1 986. |
Víctor
Nolberto Unyén Velezmoro
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