Julio Argentino Roca Nuestro Convecino Eduardo Tyrrell |
Seis años vivió entre nosotros, en una casa en la calle Alvear. En ese tiempo, desde su atalaya Riocuartense, elucubró la estrategia que lo llevaría a la Presidencia de la Nación. |
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Julio Argentino Roca |
En 1867 volvió a trasponer nuestra Villa. Fue en circunstancias ingratas, comprometido en siempre latente lucha civil, esta vez para sofocar un alzamiento y sostener la autoridad de la Nación. El 1° de abril, en San Ignacio y a las órdenes de Paunero, disolvió las montoneras de los Saa, Juan de Dios Videla y Feliciano Ayala que salvaron el pellejo refugiándose en las tolderías Ranquelinas, algunos, y emigrando a Chile los demás. Después quedó en la frontera como segundo jefe del Regimiento 7 de Infantería, con frecuentes estadías en Río Cuarto las veces que su cuerpo se acantonaba en la plaza. Por esos mismos días el Congreso Nacional sancionó la ley 215 que ordenaba trasladar la frontera contra los indios al Río Negro, sometiendo pacíficamente a las tribus o arrojándolas al sur de dicho río si opusieran resistencia. Quizás Roca ni se imaginó entonces que veintidós años después sería designado para hacerla cumplir. |
Cuando Julio Argentino Roca la deja, continúa habitándola su hermano Alejandro, que finalmente la adquiere en 1892. Por sucesivas herencias le tocó a Elena Josefina Roca Funes Castells, que en 1918 la vende al Dr Leopoldo Velasco. El nuevo Dueño la demuele, subdivide el terreno y construye dos viviendas nuevas que corresponden hoy a las que llevan el número 540 ( edificada) y 558 ( baldía ) de la calle Alvear. |
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Desde este balcón del antiguo edificio del F.C Andino, el 6 de abril de 1885 Julio Argentino Roca saludó al pueblo de Río Cuarto. |
El 19 de agosto de 1873 el presidente Sarmiento firma su nombramiento de Jefe de Frontera Sud y Sud Este de Córdoba. Con el correr de los meses Julio Argentino Roca se convirtió en un convecino más de la Villa. Sus ausencias son breves, no más de diez días cada tres meses para recorrer la línea de fortines instalados sobre el río quinto, y una muy especial para asistir en Córdoba al nacimiento de su primer vástago que se llamará como él. El resto del tiempo lo reparte entre comandancia, el cuartel y su hogar . Algunos días, al alba, un asistente le lleva el caballo ensillado hasta su domicilio, el comandante lo monta y sus vecinos lo ven partir al tranco y pasar por frente a la Iglesia de los Franciscanos en construcción, doblar por la calle del Telégrafo, llegar a la plaza mayor y volver a doblar al sur por la calle de la Iglesia Parroquial, hasta llegar al cantón de su regimiento que ocupa diez manzanas en suburbios a S.E. de la Villa. Al atardecer se repite el itinerario pero a la inversa, acompañado a esa
hora por el ayudante Artemio Gramajo, su hombre de confianza. Pero los más de los días. Roca asiste a la comandancia , donde llega caminando porque está instalada en una casa que queda a muy pocos metros de la suya. Es un edificio haciendo esquina de una sola planta, de ambientes amplios y gran patio interior que el Estado le arrienda a doña Belisaria Ordóñez Villada ( hoy con algunas modificaciones alberga al Museo Histórico Regional ). El 1° de septiembre de ese mismo año, con otras personas funda la primera Biblioteca Pública que tuvo Río Cuarto, y la compone en calidad de socio protector. En el mes de noviembre sus actividades se multiplican, el presidente de la Nación le encarga recibir y agasajar con un banquete seguido de baile al Ministro del Interior, Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield, que viene a inaugurar el tramo Villa María Río Cuarto del Ferrocarril Nacional Andino, un acontecimiento trascendental en la vida de la Villa. De allí en más, viajar a Córdoba , Rosario o Buenos Aires dejará de ser un calvario. |
Quien no pudo gozar de la visita presidencial fue Clara Funes. Un embarazo muy adelantado la retuvo, por prescripción del Dr Apolinario Martín, en la intimidad del hogar. Con su marido habían decidido que el segundo hijo ( o hija ) vendría al mundo no en Córdoba como el primogénito, sino en Río Cuarto, eludiendo las complicaciones de un largo viaje. Pasaron las fiestas y el 3 de enero de 1876 nació con toda felicidad una preciosa niña. Las obligaciones militares del padre retrasaron su bautismo y recién el 15 de abril Elisa Clara Genoveva fue llevada a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Concepción para que el capellán de la frontera Fray Pío Bentivoglio la acristianara, apadrinada por su tío Alejandro Roca y su tía Elisa Funes de Juárez Celman. |
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Clara Funes Díaz (Esposa de Julio Argentino Roca) |
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Escribe constantemente. De Río Cuarto parten cartas para el Presidente, Alsina, para Luis María Campos, para redactor de “ La República”, para su hermano Altaliva, para que caciques ranqueles. Detrás de cada carta hay una intención o velada justificación. |
Antes de concluir su primer mandato, retornó Roca a nuestro pueblo. Había hecho el
trayecto Mercedes, San Luis, por nueva línea del F.C. Pacífico recién terminada y sin inaugurar aún. El 8 de marzo de 1886 continuó viaje por el F.C. Andino hasta Río Cuarto , lugar de reunión convenido con los Gobernadores de Mendoza, San Juan y San Luis para tratar la próxima sucesión presidencial. Por esos días se aprestaba a abrir sus puertas la Escuela Graduada Municipal ( después Escuela Normal Mixta ) y el presidente de la Nación concurrió a conocerla acompañado de su futuro director. |
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Actual Fachada del antiguo edificio del F.C y actual Museo Histórico Regional, Ex Comandancia de Fronteras. |
Una rápida mirada al catálogo desnuda la filosofía positivista del elenco gobernante, cuya consigna era modernidad y progreso. Algunas de estas obras han sobrevivido al paso de los años y se conservan, casi diríamos milagrosamente , en la biblioteca centenaria, que en 1908 se trasladó al amplio edificio de la calle constitución , su casa actual. En años posteriores los diarios locales traen referencias de nuevas y breves estadías de Roca en nuestra ciudad. Los motivos son siempre los mismos: visitar a su hermano Alejandro y permanecer unos Días en su establecimiento de campo “santa clara” que tiene poblado al S.O. de la actual localidad. El viejo casco de la Estancia lo conservan sus herederos, junto a objetos y muebles que le pertenecieron. De allí provino, precisamente, el coche de campo para tiro de dos o cuatro caballos, que en 1986 fue donado a la Municipalidad de Río Cuarto. El juicio de la historia le ha sido muy diverso, según la visión política de quien lo emite. El Arco de opiniones va desde los que lo admiran y le reconocen haber fundado la Argentina moderna – incluida la ley 1320 de educación laica, gratuita y obligatoria-, hasta los que detestan y lo inculpan de entregar el país al imperialismo Inglés y matar a todos los indios. Entre aquellos están Mariano de Vedia, Leopoldo Lugones y Francisco M Vélez , y entre los últimos los indigenistas y la nueva generación de historiadores “progresistas” Entre los Nuestros, Juan Filloy (cuyo nombre lleva la biblioteca de la Universidad Nacional de Río Cuarto) y Alfredo Terzaga lo rescatan. Quien lo a tratado desapasionadamente ha sido el radical Félix Luna en su “Soy Roca”, notable. Ni aun siendo Presidente ( 1880- 1886 ) sus vínculos con Río Cuarto se cortaron del todo. Aquí quedó Alejandro, encargado de cuidar los intereses comerciales que tenían en sociedad. Para permanecer con él algunos días vino el General en diciembre de 1882 oportunidad en que sus amigos lo agasajaron en la Sociedad Italiana y también en febrero de 1884, de camino para su Estancia “ La Paz ” en Ascochinga. El lunes 6 de abril de 1885, a media mañana, entraba a la estación de Río Cuarto el convoy que conducía al Presidente de la Nación y su comitiva, en viaje a Mendoza para inaugurar el tramo final del ferrocarril Andino. En el Andén lo esperaban sus íntimos amigos; subió al primer piso, y se asomó al Balcón Central que daba a la plazoleta donde se habían reunido más de 2000 personas para saludarlo. Sus ojos se posaron allá a lo lejos sobre el perfil de la Ciudad, horadado el paisaje por la nueva avenida que un día llevaría su nombre. A la comitiva se sumaron en Río Cuarto, Alejandro Roca, Ambrosio Olmos, Emiliano Hirsuta, Mariano Arguello y el Dr. Gumersindo Alonso. La presencia en el recuerdo de nuestro convecino Julio Argentino Roca permanece vigente a través de la nomenclatura urbana de la Ciudad: una avenida y la plaza principal llevan el nombre de quien ayer 19 de octubre se cumplieron ochenta y ocho años de su fallecimiento. Director Archivo Histórico Municipal: Carlos Mayol Lafereére Diario Puntal: Domingo 20 de octubre de 2002 Eduardo Tyrrell: Trabajo de Recopilación de Datos y Fotos. ( 11/ 2007) |
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