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General de Brigada Ignacio Hamilton Fotheringham, inglés de nacimiento, argentino y riocuartense por adopción
La Vida de un Soldado
Eduardo M. Tyrrell

“La Patria no es solamente el solar nativo donde se abren por primera vez los ojos a las miserias de la vida sino el lugar donde se reconcentran el cariño y la amistad, donde se forma el hogar”

A fines del año 1863, amarraba en el puerto de Buenos Aires, luego de cinco días de navegación, la pequeña nave “El Cometa”, que procedente de Río de Janeiro, transportaba pasajeros que venían de Inglaterra y otras partes del mundo.

Luego de los consabidos engorrosos trámites aduaneros ya estaba en tierra Argentina, un fornido joven rubio, de ojos celestes, cuya nacionalidad de origen no era difícil de adivinar. Pocos meses antes había cumplido 21 años de edad. Se llamaba Ignacio Hamilton Fotheringham, nacido en Inglaterra, más precisamente Southhampton, el 11 de septiembre de 1842, hijo de una familia muy católica formada por Inés María Huddleeston English y el coronel de ingenieros Roberto H. Fotheringham, que había estado en la India a cargo del duque de wellington y asistió al combate de Waterloo.

El Apuesto inglés, Ignacio Hamilton, recurrió a una familia de quien, precisamente en Inglaterra, le había hablado tanto de la Argentina y logró persuadirlo a venir, emprendió viaje con unas pocas libras, al mismo tiempo que le entregó cartas escritas con recomendaciones a la familia de Máximo Terreno. Aquí le ofrecieron sus estancias. Acepto, y en ellas comenzó a querer a nuestra patria. No le gustó mucho la actividad rural. No le satisfacía mucho este emprendimiento.

Evidentemente no había nacido para ser estanciero. Por su educación en Europa y por herencia de su familia, decidió entonces ingresar al Ejército Nacional. Enajenó todos sus bienes, vendió sus ovejas en 17 pesos y las había comprado en 45. Tampoco ser comerciante era su destino.

El 28 de junio de 1865, el comandante del Regimiento Nº 9 de la Guardia Nacional de Campaña, Juan Cascallares, le expidió el pasaporte para pasar al servicio de las fuerzas armadas. Su bautismo de fuego fue en el combate de Pehuajó, en enero del año siguiente y estuvo en batalla de Tuyutí (donde ascendió a Teniente),para regresar de la guerra contra el Paraguay en 1867.

Comenzó una carrera ascendente, llegando a Mayor de Línea, cuando renunció, ya que lo obligaban a beneficiar a un candidato a gobernador de Mendoza, y él se mantuvo fiel a la consigna de no mezclar al Ejército con la política.

General Ignacio Hamilton Fotheringham

El mantenimiento de su renuncia le significó dejar todos los cargos que desempeñaba: profesor en el Colegio Nacional, jefe de Estadística de la provincia, Inspector de Infantería, Inspector de Armas y uno de redactor de “La Voz de Cuyo”. Muchos cargos pero pocos honorarios. Ingresó al ejército de Línea, viajando a Villa Mercedes. Lo nombran Inspector General de Armas de la provincia de Córdoba y a lomo de mula marcha hacia Río Cuarto. Vuelve a renunciar tras un entredicho con la gobernación, pero el Tte. Gral. Racedo, lo vuelve a convocar, participando en la expedición a los Indios Ranqueles.

Terminada esta expedición y al marchar el batallón hacia Río Cuarto, un acontecimiento intimo cambia la vida solitaria del entonces Mayor Fotheringham: contrae enlace con Adela Ordoñez, un matrimonio feliz del que nacen doce hijos.

Siguió ascendiendo, participando en distintas gestas, pero siempre retornando a su querido Río Cuarto, que también lo tuvo como protagonista en no pocas expediciones.

En 1877 fue Secretario y Leal colaborador del General Julio A. Roca en la Comandancia de Frontera, y participó de la Campaña al desierto. En 1879 mientras estaba al mando de Roca vivió una experiencia que terminó dándole su nombre a un paso del río Neuquén. Estando un 11 de junio de 1879, Roca con toda la comitiva, llego al punto de unión de los ríos Limay y Neuquén, donde las aguas se juntaban en un verdadero torrente. Ordenó que dos indios baqueanos pasasen, pero fracasaron y estuvieron a punto de ahogarse.

Con una sonrisa socarrona, para picar el orgullo de sus hombres, el ministro exclamó “Dos mil pesos al que pase”. Todos se miraron, porque aparte de la fuerza de la corriente, la temperatura del agua estaba a más de diez grados bajo cero. Julio Argentino Roca, contemplaba a su Estado Mayor con sus grises ojos de acero. Hasta que el Inglés Fotheringham, que contaba con un hermoso caballo tordillo obsequiado por el general, comenzó a desnudarse con parsimonia. El ministro, complacido, pero fingiendo sorpresa, le preguntó: “¿que hace?”. “voy a pasar, le respondió el jefe del 7º de Infantería, pues no me parece un caso difícil y que merezca recompensa.” Lo hizo y Roca dispuso que se diese al lugar el nombre de “Paso de Fotheringham” en recuerdo de la proeza de su amigo.

En la Presidencia de Julio Argentino Roca, durante 8 años desempeña la gobernación del Chaco. Luego Viaja a Europa, lo designan General de Brigada. Su máxima aspiración se había cumplido.

En 1885 pidió licencia para viajar con su mujer y dos de sus hijos a Inglaterra, donde visitó las tumbas de sus padres y la de Juan Manuel de Rosas (algo particular por los roces entre aquellos con ideologías federalistas y los seguidores de Roca).

Foto Nº 2 - El General Julio Argentino Roca acompañado por los principales jefes de la expedición, Levalle, Racedo Uruburu Fotheringham. El día patrio de ese año fue celebrado con solemnidad en medio del desierto " El 25 de Mayo - Recuera Fotheringham. Toda la fuerza reunida, saludo la salida del sol en medio de dianas estrepitosas, y vivas lo más entusiastas. La alegría más pura y sincera reinaba en el campamento.

Luego de ocupar importantes cargos en Buenos Aires, regresa a Río Cuarto a descansar, viviendo en la casa de los familiares de su esposa (hoy Museo Histórico Regional). Siguió ligado al Ejército, que amaba, obtuvo la ciudadanía Argentina, a fines de 1895 se gestaba un cambio profundo en nuestras costumbres cívicas, mediante del dictado de la ley 3.318,se establecía que en adelante el Ejército regular y la tradicional Guardia Nacional, marcharían unísono. Esa ley determinaba, además la constitución y fomento de polígonos de tiro donde fueran necesarios. Este en Río Cuarto, fue habilitado en diciembre de 1901. Concordantemente, aquel mismo año, el poder Ejecutivo de la provincia de Córdoba, en ejercicio de sus facultades, suscribió un decreto nombrado los jefes de la Guardia Nacional de su vasta jurisdicción y el nuevo enrolamiento.

Años antes, en 1896,se realizó la primera conscripción argentina, convocando bajo bandera a todos los argentinos de veinte años de edad a fin de que recibieran instrucción militar en carácter obligatorio que, llegaba por igual a todas las clases sociales. El 12 de marzo de aquel año, el P.E. Nacional reglamentó la ley respectiva, disponiendo en su artículo 4º, capítulo IV, lo que sigue: 1º) Movilizar por 60 días, a contar del 15 de abril próximo, la clase de veinte años en la Capital y provincias, y organizar unidades tácticas y de combate, compuestas de baterías de artillería, batallones de infantería y de caballería. En la proporción respectiva a Córdoba le correspondió formar cuatro batallones de 500 plazas cada uno, para la división correspondiente a nuestra provincia de los doce campamentos que se formaron en el país. Dichas zonas militares debían establecerse “a campo raso”, sobre la base del Ejército de línea.

El General Ignacio Hamilton Fotheringham, en la ventana de su casa en Río Cuarto, sobre la ex calle Alejandro Roca, Actualmente Calle Fotheringham y Museo Histórico en su honor. En el día de su cumpleaños 80 años, se lo ve rodeado de ciudadanos riocuartenses y de fuerzas militares donde le tomó juramento a los soldados.

El gobierno cordobés, cuyo titular era el doctor José Figueroa Alcorta (único argentino que ha ejercido la presidencia de los tres poderes constitucionales, esto es el Ejecutivo, Legislativo, y de Justicia), prestó su más decidida cooperación a la organización de la milicias. Aunque la misión de los jefes actuantes resultó mucho más fácil, de lo que se suponía, porque el cartel de convocatoria fue recibido tanto en la docta, como en el resto de la provincia, y por ende en Río Cuarto con cálido entusiasmo popular, dadas las crónicas cuestiones limítrofes.

Todos sin excepciones, querían adiestrarse en el manejo de la moderna arma de fuego, que significaba el Mauser argentino, de la posibilidad de tener que defender la patria.

En lo concerniente a la “ División Córdoba” se fijó como campamento único los terrenos que había ocupado anteriormente la fábrica de pólvora en Santa Catalina (Holmberg), donde estaba establecido ya, el Arsenal Regional del Centro ( Asiento del Batallón 141 del Arsenal “José María Rojas” a 15 Kilómetros de la ciudad de Río Cuarto.

Como Comandante en Jefe, el gobierno designó al General Ignacio Hamilton Fotheringham, en reconocimiento a sus méritos militares. Fotheringham de acuerdo con las instrucciones recibidas de la superioridad, se trasladó oportunamente a la capital cordobesa a fin de proceder a la formación de su Estado Mayor y disponer a la vez todo lo inherente a este primer ensayo de instrucción.

Óleo del uruguayo Juan Manuel Blanes, destacado pintor de temas históricos y costumbristas argentinos. Actualmente reverso de billete de 100 pesos argentinos.

Aquí se ve el retrato del General Julio A. Roca, acompañado de los principales protagonistas en la Campaña al Desierto, entre ellos el Fotheringham.

A todo esto, desde la estación local del Ferrocarril Nacional del Andino, partían los trenes con destino a Holmberg, transportando jóvenes de todo el ámbito provincial que se iban concentrando en el Campamento “Santa Catalina”, y a los cuerpos de la Guardia Nacional, cuya mayoría procedía desde la propia ciudad de Córdoba.

Como jefe del Estado Mayor de la “División Córdoba” se desempeñó el coronel Pedro Gordillo, de relevantes aptitudes como organizador en todo lo atinente a los batallones: designación de la oficialidad (previo examen de selección) igualmente en lo concerniente a los sargentos y cabos (estos últimos enganchados) del Ejército, además de los respectivos abanderados. LA Intendencia y el Arsenal de Guerra, respectivamente, suministraron los uniformes, armas y municiones.

La comandancia se estableció en la casa de la Dirección del sernal.

Listos los batallones y convenientemente acampados en las márgenes del arroyo “ Santa Catalina”, dieron comienzo a las tareas de instrucción, formando a las brigadas con los batallones de línea, estaban los cuerpos de la Guardia Nacional.

El General Ignacio Hamilton Fotheringham tuvo como ayudante a sus órdenes al conocido hombre público riocuartense, el doctor Carlos J. Rodríguez que fuera Intendente Municipal de Río Cuarto, Ministro de Agricultura en el gobierno del presidente de la Nación, Hipólito Yrigoyen, legislador nacional y además fundador y primer titular de la Junta de Historia de Río Cuarto. También se incorporaron a la “División Córdoba” otros ciudadanos de nuestro medio. Con el grado de Tenientes Coroneles, lo hicieron el doctor Francisco Albino, en carácter de auditor de guerra; don Antonio del Valle, como jefe de Batallón: como capitanes del mismo cuerpo, Nemesio Molina y Benjamin Pizzarro. En la comandancia se desempeñaron como Tenientes, Julián Maidana, Félix Amézaga y Wesceslao Tejerina. Los jóvenes de 20 años permanecieron sesenta días con intensa instrucción en el Campamento de Santa Catalina.

Fueron dos meses de constante actividad, que dio por resultado buenos soldados de conducta y disciplina, excelentes tiradores, sobre todo demostraron unión y verdadero compañerismo, en esa vida militar soportando por otra parte los rigores de la estación en los primeros fríos. Así fue, que en los iniciales días de junio de 1896, se dio por finalizada la campaña, con un simulacro de ataque y defensa.

El ataque estuvo a cargo del general Ignacio Hamilton Fotheringham y la defensa por el coronel Gordillo, la operación duró una jornada completa, incluso la noche, y se contó en la misma con la participación de fuerzas de artillería y caballería. El ejercicio que fue considerado como última prueba de dicho período de instrucción, fue presenciado por el propio ministro de Guerra, el general Ricchieri, además del Estado Mayor del Ejército, general Capdevila, y también por los generales Godoy y Eduardo Racedo, este último, antiguo conocido de los riocuartenses, ya que residió entre nosotros por más de una década, participando de la “Campaña del Desierto” como jefe de la 3ª División. Todos ellos habían venido expresamente desde Capital Federal.

Por haber desaparecido las causas que motivaron la convocatoria, el día 14 de junio de 1896. Las tropas regresaron a Río Cuarto, donde se produjo la desconcentración de las fuerzas. Fueron posteriormente licenciados, previo el desfile por nuestra ciudad a cuyos soldados primeros conscriptos regulares) la ciudadanía riocuartense les dispensó una entusiasta recepción. Cada uno de ellos , recibió una medalla aculada, en homenaje a los jóvenes soldados de 20 años.1896. En el reverso se leía “ Primera conscripción del Ejército Argentino. Ley 23 de noviembre de 1895”.

Como parte de las fuerzas de Línea, posteriormente se constituyó el Regimiento 7º de Infantería comandado por el propio coronel Gordillo unidad que estuvo en Río Cuarto de guarnición varios años, ocupando el antiguo cuartel del 2 de Artillería Liviana, sobre la calle Avda. Italia, hasta que fue trasladado a La Plata, y vino a remplazarlo el 13º de aquella misma rama. El 11 de septiembre de 1905, día de su cumpleaños, con 63 años, pidió el paso a retiro. En un artículo del diario “La Nación”, en diciembre de 1909, escribió: En la Ciudad de Río Cuarto planto mi tienda. En la calle Alejandro Roca vivo en una casa que podría llamarse la casa de los generales. En ella establecieron su comandancia: Paunero, conesa, Arredondo, Roca, Mansilla y Racedo ¿Sería el nido aquél? Más bien de águilas. Del Río Cuarto han alzado vuelo para presidir los destinos del país presidentes, ministros, senadores y otros altos funcionarios. Los caranchos no planean en esas esferas elevadas.

De Julio Argentino Roca recibe, casi 20 años después un trato más informal “ Mi querido Fotheringham”, comienzan algunas cartas “ el aprecio que siempre le he tenido como jefe y amigo” entre tantas de las que hay archivadas en el Museo Histórico Regional. Entre otras obras Fotheringhan escribe el libro “La vida de un Soldado” o reminiscencias de las fronteras” dedicado a Julio Argentino Roca en 1909.

Así es como un extranjero Inglés, nacionalizado a ciudadano Argentino participó y colaboró como si fuera su tierra, en la vida militar, de luchas internas y externas de nuestro país.

Fue uno de esos hombres de antes, que tenía un importante lugar en la vida social, dejó en Río Cuarto una huella que quedó marcada en nuestra historia, a los 83 años de edad, el 14 de octubre de 1925, falleció en Río Cuarto y sus restos descansan en el Mausoleo erigido en el Cementerio de Concepción, ciudad que lo adopto y que Ignacio Hamilton Fotheringham, dejó sus raíces.

Ver Foto Mausoleo y nomenclatura calle: Biografía Ignacio Hamilton Fotheringham. Ver Foto Casa donde vivió (Museo Histórico): Historia del Museo Histórico Regional Ciudad de Río Cuarto.

Toda su vida fue ejemplo de perseverancia, rectitud, fe en si mismo, respeto al prójimo, dignidad, fue un padre ejemplar, con sus 12 hijos y su tantos nietos, y un gran cariño a la tierra que eligió vivir.

“Ven Guerrero /Reposa tu Vida/DespuésVelaré/Tu Sueño y tu Gloria” 


Fuentes


Diario Puntal: Primera cita Militar en 1896 – 27 de enero 1986 – Pág. 6.-

Grandes Protagonista de la historia Argentina – Julio A. Roca – Colección Dirigida por Félix Luna – La Nación.

Libro: Hombres y Mujeres de Río Cuarto 1965- 1995.

Revista: Realidad- Río Cuarto

Diario Puntal: Ignacio H. Fotheringham el general de la frontera. Río Cuarto Tiene Historia. Lunes 29 de junio de 2009.

Eduardo Tyrrell : Recopilación – Transcripción Datos Y Fotos.  2010

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