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Duelo de honor en la Ciudad de Río Cuarto entre dos profesionales de la Salud
El médico Pedro Pury Vs. El oftalmólogo Carlos Piller
20 de Junio de 1934
En el viejo Río Cuarto un trágico suceso conmovió a la ciudad
Crimen con padrinos

Eduardo M. Tyrrell

No sonaban a duelo los aceros en las pedanas del Club Social, en los `30, luego el Jockey Club de Constitución y Moreno; más bien eran música cuando decenas de caballeros empuñaban espada, sable o florete para someterse a las lecciones del Capitán Manuel Giachino, al aguardo que algún imprudente les proporcionara ocasión de probar su esgrima en un lance real.

Uno de ellos la tuvo en junio de 1934, apenas cinco días después de que el terremoto de Sampacho estremeciera como nunca antes los cimientos de la región.

Avezado tirador, el doctor Pedro Pury es quien, una década más tarde, abrirá las puertas del colegio secundario al flamante profesor Tenaglia.

Oftalmólogo Carlos Piller

Dr. Pedro Pury

En 1934, Pury ha recibido de la Sociedad Damas de Beneficencia un mandato provisorio: dirigir el Hospital de Caridad (Cabrera al 1300) precisamente cuando unos Médicos jóvenes cuestionan la concepción caritativa de la medicina y abogan por la modalidad igualitaria, como expresión del derecho social a la salud.

Desde febrero se arrastra la crisis determinante; las Damas han reducido las plazas gratuitas, si bien mantienen el pensionado.  

Pero los médicos rechazan la medida y lo expresan en una reunión convocada por el director interino, quien se compromete a gestionar su anulación. La respuesta es una nota que los separa del Hospital.

Un Oftalmólogo de 33 años, residente desde una década atrás en Río Cuarto, Carlos Piller, reacciona airado. Publica una solicitada en el diario “El Pueblo” argumentando a favor de su postura y, a la vista del episodio referido, califica a Pury de “ figura decorativa”.

Más extrema es la reacción de éste: pide al mayor Nabor Gómez del Regimiento 14 de Infantería con asiento en aquel entonces en la ciudad de Río Cuarto, y al escribano Alberto Pacheco lo representen para exigir a Piller una rectificación o la reparación por las armas.

Ignaro del arte de caballeros, Piller no se achica; designa padrinos a dos profesionales amigos, Luis Pezzuti y Domingo Grandi, con el encargo de no retractarse y, si es preciso, acompañarlo al campo del honor.

No hay acuerdo por lo que una quinta y no un campo será el escenario del desigual pero en apariencia poco riesgoso duelo.

En un predio que ocupa el propio Capitán Giachino, ascendiente del Giachino que, 48 años después, será el primer combatiente argentino muerto en el desembarco de Puerto Argentino en las Islas Malvinas.

El Capitán Giachino esgrimista, yerno del general Julio Roca, había sido, también, un atleta fondista participante de la primera maratón realizada en la Argentina en 1908.

El peligro de vida es mínimo por cuanto se a pactado el reto entre Pury y Piller “ a primera sangre”, o sea que ante el primer rasguño sangrante se suspende. Un río que no una gota confirmará una vez más que las armas las carga el diablo.

Confiados van los contendientes convocados por el destino, a aquella “ quinta de Garzón” que ocupa el instructor de esgrima.

Es un predio ubicado junto al lote que, después del 2000, dará lugar a la ampliación de la Villa Golf.

A las 10 de la mañana están los dos caballeros, los cuatro padrinos, los médicos Ernesto Alvarez y Fernando Ferrer, respectivamente designados por Piller y Pury, y el director del lance, el jefe de Distrito Militar 46, Teniente Coronel Antonio Parodi.

Los duelistas no aceptan la reconciliación propuesta por sus representantes por lo que desnudan los torsos y, previa desinfección del arma elegida por el ofendido, el doctor Pury, empuñan la espada. Este es experto en el manejo del acero y cortante.

“Se realizó un único asalto que duró pocos segundos”, constatará luego un acta de algo más de una carilla escrita a máquina. “ Después de varios batimentos de sables, el doctor Pury llevó una acción a fondo, efectuando un golpe ‘uno dos’, ocasión que el doctor Piller quiso detener con un arresto de ‘punta en línea’, tocándose ambos contendientes”, Arbitro alerta, Parodi da la voz de alto y cede paso a los médicos para que observen las heridas: Pury muestra una leve en la línea axilar derecha; Piller una en el hipocondrio derecho, a la altura de la décima costilla, no mortal, y otra “de carácter penetrante en la misma línea, a nivel del cuarto espacio intercostal”. Esta “produjo la muerte casi instantánea” (...) no obstante los solícitos cuidados prestados”.

Parece que sólo en ese momento todos los presentes tomaron conciencia de hasta dónde habían llegado; se cuenta que hubo estupor generalizado y como un sentimiento de culpa compartida.

El acta deja constancia de que “ambos contendientes se han conducido, en todo momento, con valor y corrección”.

El Acta del infortunado duelo Pury - Piller.

La repercusión ciudadana es semejante a la de los testigos del duelo. Azoramiento y pena colectiva. Una muchedumbre acompaña el sepelio en el cementerio y ocupa el Hospital de caridad.

"La población está indignada con el asesinato del doctor Carlos Piller”, clama el diario “Los Principios”, de Córdoba. “El Pueblo” de Río Cuarto, cuestiona a los padrinos que dieron curso al combate pese a la desigualdad de habilidades para el lance.

Juan Carlos uno de los hijitos de Piller, compartirá 65 años más tarde la crítica por la circunstancia de que el victimario haya elegido “ el arma de uso cotidiano, ya que era un consumado esgrimista. Es evidente que si alguien arriesgó su vida fue mi padre y la perdió”.

La autopsia ordenada por el juez Morcillos verifica la herida de 15 centímetros que llegó al pulmón, cortó la vena cava y provocó la hemorragia mortal.

Pury y todos los testigos son citados por el juez pero recuperan la libertad rápidamente.

El fiscal Capdevila pide sin éxito dos años y medio de prisión para aquél; al que corto tiempo pasa el episodio al archivo de los casos insólitos y dramáticos y del absurdo registro de “ laces caballerescos”.

Menos para la señora Ansaldi de Piller, quien debe regresar a la Buenos Aires donde residen sus padres y recibir alojamiento junto con dos niños hasta la mayoría de edad y el casamiento de éstos. Juan Carlos se graduará de arquitecto y desinflará el mito riocuartense de que Pury jamás ayudó a mi familia” escribió al diario “Puntal” en 1999. No le perdona, tampoco, que haya concurrido a dar clase al Colegio Nacional “ una hora después de haber matado a mi padre”.

Artículo de diario de la época
Fuentes

Transcripción Texto Libro: Puro y Fresco de Río Cuarto Tenaglia y otros providenciales (Lionel Gioda) 2007.

Ver Informe Especial - Diario “Puntal” Río Cuarto Tiene Historia. Lunes 02 de Febrero 2009 - Un trágico duelo de honor: Pedro Pury vs. Carlos Piller - Puntal ...

Eduardo Tyrrell : Trabajo de Recopilación de Datos y Fotos, noviembre 2009

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