Centenario de la Piedra Fundamental Inicio de la Construcción del Edificio del Teatro Municipal
Ciudad de Río Cuarto, Provincia de Córdoba (Argentina)
Eduardo Tyrrell

A comienzos del siglo XX, hacía ya largo tiempo que la sociedad Riocuartense clamaba por tener una sala de teatro.

Por su estratégica ubicación Central, en la Ciudad convergían los caminos y los rieles que procedían de Córdoba, el Litoral y el puerto de Buenos Aires. De manera que las compañías y elencos en gira que trasponían el país, reclamaban obligadamente en Río Cuarto, plaza codiciada por los empresarios, viéndose forzadas a actuar en salas improvisadas que desmerecían su desempeño.

Los primeros pasos para obtenerla se dieron en 1887 por parte de la Municipalidad con la compra de un terreno frente a la plaza General Roca con ese destino, pero a poco de andar las finanzas colapsaron y el proyecto se postergó. Debieron transcurrir casi quince años para que el Intendente Alfredo Boasi retomara la idea y encarara su concreción con fervor y energía.

Vital para ello fue, sin duda , el altruismo del vecino Mariano Nicomendes Arguello , que el 13 de junio de 1904 ofreció a la Municipalidad un préstamo de 50000 pesos, en condiciones muy favorables, “para la construcción de un teatro”, y posteriormente, el 18 de octubre siguiente, la donación del señor Elías Moyano de “ un terreno de su propiedad ubicado en calle Constitución con el objeto que la Municipalidad construya en él teatro que se propone edificar”.

Despejado el camino, el Intendente viajó a Buenos Aires a recabar la opinión de especialistas. El profesional elegido fue el genovés Juan Bautista Arnaldi, uno de los nueve arquitectos extranjeros que revalidaron su título entre 1878 y 1900, y al decir de Boasi “ uno de los arquitectos más acreditados en este género de construcciones en la Capital Federal ”.

En efecto, en su haber tenía para mostrar la autoría de los teatros Onrubia, Victoria, de la comedia, Rivadavia Y el recientemente inaugurado Marconi, además de Iglesias y colegios en distintos puntos del país.

Para confeccionar los planos pasó un presupuesto de 600 pesos y antes de 30 días el Consejo Deliberante los tuvo en su poder, aprobándose por medio de un acuerdo el 25 de enero de 1905, autorizando además al Departamento Ejecutivo el llamar a licitación para su construcción, con el único requisito de que el costo total no excediera la suma de 58000 pesos.

No cabe duda que Alfredo Boasi anhelaba dejar en marcha la obra antes de ver concluido su mandato, en realidad su tercer período consecutivo al frente de los hermanos José y Guillermo Partelli, de reconocida solvencia, que cotizaron $ 56014,20; y el 9 de marzo, ante el escribano público Rosario Ortiz, se firmó el contrato de la obra.

Para esos días estaban convocadas las elecciones municipales, más precisamente para el 12 de marzo.

Al acto electoral concurrieron dos listas: la oficial del Partido Autonomista Nacional que llevó como candidato a Emilio Pereyra Esquivel, y una opositora donde se coaligaron cívicos nacionales y radicales postulando al joven abogado Carlos J Rodríguez.

El recuento de votos dictaminó una ajustada victoria de los acuerdistas que reunieron 193 sufragios, tres más que los de la fracción gobernante.

Entonces se temió por la interrupción de la obra del teatro, pero el nuevo Intendente, hombre de vasta cultura, que asumió el 15 de marzo, expresó el formal compromiso de continuarla.

Para evitar cualquier incertidumbre, se fijo la fecha del domingo 16 de abril de 1905, a las dos de la tarde, para proceder a colocar la piedra fundamental del nuevo coliseo.

A esa hora el cura Párroco, acompañado de los padrinos Mariano N Arguello, Josefa Molina de Semería, Irene Capello de Boasi, madre del Intendente anterior, y el jefe político Dionisio Centeno, bendijo la piedra basal. La ceremonia dio lugar a que en el sitio de la fiesta y en los alrededores “ se congregaran numerosas familias de esta sociedad al igual que en los balcones de las casas vecinas y en los carruajes estacionados en la calles”, según la descripción del cronista de “El Eco de Río Cuarto” al día siguiente.

Grave Irregularidad

Muy pronto los constructores detectaron una grave irregularidad: el plano especificaba que entre medianeras debía tener el edificio 24 metros de frente y medido el terreno donado por Elías Moyano descubrieron que poseía solamente 21,88 metros.

¿ Qué hacer ? No hubo otra salida que acortar la fachada en cincuenta centímetros y convencer a los vecinos de la parte Norte que le vendieran a la Municipalidad una angosta lonja de 1,62 metros por 43,40 de fondo.

Surgió todavía otro escollo que salvar, también descubierto por los que tenían a su cargo la obra: los servicios sanitarios previstos en el plano se reducían a seis mingitorios para hombres , ignorando la asistencia de señoras. Hubo, pues, que disponer la construcción de dos baños completos Uno por sexo.

Entrado junio se inició al fin la construcción, advirtiéndose ya que el plazo estipulado en el contrato para su terminación no iba a poder ser cumplido. Todos los meses se aprobaba y se abonaba un certificado parcial de obra, pero al llegar al mes de julio de 1906, llevándose invertidos 36.930,55 pesos, se agotó la partida presupuestaria y los trabajos se paralizaron. La tregua exasperó al redentor de “El Eco” Que el 22 de julio, mordaz, opinó: “Como una efigie egipcia en el corazón del desierto de Libia se levanta, mudo, imponente, glacial, el Teatro Municipal en eterna construcción. No tendrá las proporciones colosales del olimpo y del Odeón, pero sí que se parece al teatro de los romanos en lo de la frase que ha pasado a la posteridad: “ Esto va a ser obra de romanos” y terminarán “ el día del juicio a la tarde”.

Durante este tiempo ocurrieron sucesos inesperados pero por fortuna propicios . Aquél altruista vecino que había prestado los 50.000 pesos canceló la deuda, y la convirtió en donación. Contemporáneamente, al lado del teatro en construcción , en una casa baja con salón a la calle que todavía perdura, tenía instalado su negocio de fotografía Don Vicente Beccarini, un milanés que tuvo la plausible ocurrencia de montar su cámara sobre un trípode y tomar las vistas inéditas hasta hoy que ilustran esta nota, y que han llegado nuestras manos gracias a la generosidad de su nieta Magdalena Beccarini que reside en aquella ciudad Italiana.

Al cabo de un año de permanecer detenida la construcción y considerando que con recursos genuinos no se podría continuar, la Municipalidad decidió el 22 de junio de 1907 para entonces ocupaba la Intendencia Rubén Agüero contraer un empréstito de 35.000 pesos, emitiendo acciones de 1000 pesos cada una, de las que muchas no se rescataron nunca. El importe de una acción se destinó para adquirir en Milán una parte de las decoraciones y la magnífica araña que hasta el día de hoy luce imponente en lo alto de la sala.

Ritmo muy lento

A pesar de la inyección de dinero fresco que significó el empréstito, las obras avanzaron a un ritmo muy lento, tan lento que recién en agosto de 1939 tocaron a su fin. Cuatro años y tres meses se necesitaron para concluirlo. Fue entonces cuando la Tesorería Municipal pudo presentar un balance de lo invertido. Las obras civiles requirieron 75.763,59 pesos, que sumados al costo del mobiliario, escenografías, telones, instalación eléctricas, aguas corrientes, terreno vecino, etc., por 16297,88 pesos, elevaron el total a 92.061,47 pesos.

Con la última mano de pintura aún fresca, el edificio lucía esplendoroso, erigiéndose por sobre los inmuebles vecinos. La fachada respondía a los cánones de la época, que el arquitecto Arnaldi exigió respetar rigurosamente. Solamente se modificaron las barandas de los balcones y la cornisa que previstas en hierro se levantaron en mampostería. En el interior de la sala se distinguían tres niveles, la platea separada del escenario por el foso para los músicos donde se instalaron 254 butacas y nueve palcos bajos por banda; la tertulia, con gradas y siete palcos altos también por costado; y el paraíso, al que se accedía directamente desde la vereda por una puerta lateral.

Evidentemente los niveles correspondían a la marcada diferenciación social que se esperaba del público asistente. Un detalle insólito fue que el piso de la platea naturalmente inclinado, estaba dotado de un complejo sistema de criquets o gatos que lo nivelaba horizontalmente, transformando al teatro en salón de fiestas o bailes, una vez retiradas las butacas.

La Inauguración

Solamente faltaba inaugurarlo. La oportunidad se presentó enseguida cuando la compañía encabezada por el genial actor trágico Italiano Remete Novelli que había terminado la temporada en Buenos Aires, y antes de regresar a Europa, decidió emprender una corta gira por el centro del país. Entonces se le ofreció por medio de su empresario estrenar nuestro coliseo, a lo que respondió con un rotundo sí, arribando a nuestra ciudad con todo su elenco por el Ferro Carril Andino. 

A la hora señalada, el jueves 9 de septiembre de 1909, con el teatro colmado, apagadas las luces de la sala y del proscenio, se levantó el telón, y primero un murmullo y después un interminable aplauso, recibieron a los actores que pusieron en escena la comedia “Papá Lebonard” de Aicard.

Las funciones continuaron el viernes 10, con el “ Hamlet” de Shakespeare y el sábado 11, con el drama de Pablo Giacometti “La morte Civile”.

No pudo ser mas auspiciosa la inauguración de nuestro Teatro Municipal.

Quienes tuvieron la felicidad de asistir quedaron conmovidos, con el alma saciada y ennoblecida, que al decir de Madame Stael, es el fin último del arte dramático universal.

Diario Puntal : Domingo 30 de Octubre de 2005.

Director: Archivo Histórico Municipal: Carlos Mayol Laferrére.

Río Cuarto y su Patrimonio Urbano y Cultural.

Sala Mayor de la ciudad, verdadero patrimonio histórico y arquitectónico, fue inaugurado el 9 de septiembre de 1909. Teatro Clásico a la Italiana, es un espacio de excelencia para realización de actividades de gran envergadura. Por sus dimensiones, características generales y acústicas, sus instalaciones están en condiciones para la presentación de espectáculos de distinta índole, de primer nivel Nacional y Mundial. Fue refuncionalizado en 2007.

Características Funcionales

Capacidad : 519 espectadores.
Dimensiones del escenario : 9 m de boca por 10 m de
fondo , altura de parrilla de 12m.
Equipo de iluminación: equipo compuesto por 19 par 64,32 spots PC y consola digital de 24 canales y 24 dimmers de 4 kw.
Ubicación : Calle Constitución 941 tel.(0358) 4671204.

Datos extraídos del la revista del Atlas Urbano de la Ciudad de Río Cuarto. (Diario Puntal) Fascículo Nro 4.

Eduardo Tyrrell: Trabajo de Compilación de Datos y Fotos. (11- 11. 2007)

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