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Registro
Luis Topogenarioario
topogenario@gmail.com
 

Rencilla intestina. Evidenciada, si usted es un técnico, en estos embates, contra una pared que no se mueve. Y esta pared, si usted cree en lo técnico... ¿Ya estoy expulsado?... Este círculo, que aspira a contener todo lo real, él solo, agujero nutricio, para mis sentidos... Situación a, be, ce, personaje a, be, ce, resultado a, be, ce, gran semillero, animal. La urna que me contiene es grande, casi extralarge, y hay de donde escoger... La luz, que muestra, y colorea, tengo mis cábalas, la luz, embriagante... Ya estoy expulsado. Yo, con mis sentidos, clasificándolo todo, desmenuzando, el guiso, para entenderlo. En un mundo, semillero, sin paredes, todo hay que entenderlo. Estoy alejándome de mí, esta sustancia o situación que soy... La vida denuncia que soy un vendedor, tengo mis cábalas, de buenas mercancías, con local, y todo, registrado, hasta la última pepita de la vida, registrada. Estoy acariciando, si usted puede reducirme, en lo técnico, a una caricia, la última imagen que me aportó el registro, seguida de trece números enteros. (Se ve que gano bastante bien) Se cerró muy tarde, el registro, la última venta, tengo evidencias, ocurrió en la trasnoche, minutos antes de los asesinatos, en el Henry's Swing Club... En este careo, público, semillero, respiración asbestosa, no reprocho, sólo detallo, en esta ruta, directa, a mis intestinos, descubiertos de meso... Sé, porque fue una de las primeras cláusulas que exigí, en el contrato, que mi enfermedad se acelera... Los usuarios producen contenido orientado para usuarios, yo debo venderlo, situación o sustancia, con local, y todo. Apareció una usuaria, en el portón del local, parecía fácil, si usted confía en lo técnico, sabe a qué me refiero, bien maquillada, enderezada la espalda, enjalbegada la máscara facial, capas de base, maxila rígida, con varias varillas de botox, su falda no pesaba mucho, usaba un sendo calzón caqui, de polímero, pringado, de manchas, numerosas, variopintas, barro café, y verdinegruzco, creo que al tacto percibí, en suma, que parecía de cartón, no de tela. La usuaria vino, se sentó, hurgó en su bolsa plástica, extrajo, me mostró hasta la última pepita de su vida, le di mi seña, luego me dediqué a vendérselas, se las vendí, en poco tiempo. Como si nada, el ciclo ya estaba cumplido. La usuaria desapareció. Las usuales ganancias, menos mi aporte, jubilatorio, fueron repartidas, entre mis resúmenes, de cuentas, y, bien, yo... Nunca te jubilarás de mí... Esta sustancia o situación, que se acaba, no por alejarme, de mí, me hallo impedido, no, de repasar, el registro... Hora clave, si usted es un tecnócrata, para usted. Hora crítica, si no. Corto, copio, confecciono, colijo, nuevo, siguiente numeración. Infecto, inhibo, incubo, intensifico, a última hora, me enderezarán, tenso, por las parálisis, con varillas, de botox. Abandono el hogar, mis últimas imágenes, para que se cumpla el ciclo... Reapareció la usuaria, bastante desmejorada, en mi local, ¿o era su muñeca, inflable, pringada?, si la pringaron no la secaron, a reportar las ganancias, ¿cómo la insuflaron?, la maxila, de las mercancías. Maldita carnicera pringada. Se las entregué, previos recibos, tengo mis cábalas, en mis libros, ya que eran varias, jugosas tajadas, gananciosas, y no pude disimularlas, en mis registros... Respiración asbestosa... La vida anuncia un nuevo convenio, ¿colectivo?, ¿caso colectivo?, ¿podremos negociar?, cumplo los requisitos, me postulo, para integrar la vida, no me avalan, me remiten, a, be, ce, a otra parte, no integro, yo, buen vendedor, el proceso. Mis intestinos, rencillosos, no están registrados, de la válvula bucal, al ano, con mis rosas de hemorroides, no. Aborto, entonces, la misión secreta, hemorroides en rosa, estrangulada, situación o sustancia, que amenazaba con salvarme... Para que amanezca, necesito apoyar la noche... Creo un estado dentro de un estado, con local y todo. Algunos números me describen. Creo una mercancía dentro de una mercancía, dentro de una mercancía. Si resulta que soy un método, entonces nunca me acabo. Pero, si soy sólo un hallazgo, qué... Dentro, usted apoya lo técnico, de un estado, usted se orienta a usted, sólo queda abandonarse... Sólo algunas pastillas, barbitúricas, rosas, barbitúricas, me ahorrarán, el espectáculo, de observar... Una marea de varillas, de botox, sostenidas por una bolsa de usuarios, gran listado, de clientes, fieles, viejos, ¿a usted le gusta hacer la fila?, descubrirá, denunciará, devengará, hasta la última pepita, ciclos, y ciclos, entonces haga la fila, nuevo convenio, en curso... El cliente es un cornudo, entrenado, pero no se lo hacemos saber, lo queremos, lo mimamos. Señora jubilada, si me permite quitarle un momento su crucigrama de sus garras. (Esta garra, paralizada, ¿de quién es?) Ahora, le mostraré una urna, en mi cuarto, secreto, luego la invitaré a pasar, a mi cuarto, para usar una urna, luego me dirá, en secreto, qué se siente. Su sensación, la enmarcaremos. Con el marco, color mate, pátina nueva, lindo, del mismo color... Nada holocáustico, nada, hecatómbico, sólo usuarios, y comentarios, enfriándose... Quienes tenían la misión, no usted, obviamente, gentil mascota, de alargarme, me abortaron, mi enfermedad, acelerada, me obliga a acariciar, lo que me queda, señas, trece números seguidos, el portón del local, si puedo recordarlo, intacto, sustancia o situación, signos de que aquí y ahora existió una franquicia... Yo soy la franquicia... Marca registrada. Imagen, coma, de imágenes. ¿Le gusta hacer fila, de imágenes, a usted?... Despego, me aparto, me alejo, me aborto, me abandono, en el centro de una mirilla de artillero, o enfermedad fecunda, para estallar, en trece mil fragmentos, situación o sustancia, mínima, en trece mil misiones secretísimas de la vida. Vaya pensando, usted, nutrición técnica, en un apoderado que me respete... Soy, coma, flores barbitúricas, las trece mil misiones, secretísimas, de la vida... Mis fragmentos se disgregan, partiéndose, escindiéndose, haciéndose tan distantes, tan lejanos, entre sí, y entre otros, que el mismo tiempo, y el mismo espacio, deja de serme común. Ni siquiera un nuevo registro, recibo, número seriado, un nuevo lenguaje, puede engarzarme, estoy donado, a las usuarias, a los estados, dentro de las mercancías, dentro de las usuarias... La noche, causa nacional, de mi artillero... Puede ser que mis intestinos, y mis últimas pepitas, ardan, en este momento. Pero yo me alejo, de mí, tan lejos, y a tanta velocidad, que un rayo de luz, emitido por mí, jamás me alcanzaría... Me enjalbegan, y no de buena gana, ni con modales, sino al brochazo, pringador, al bálsamo, al horno crematorio, al graffiti rencilloso. Recalco, contra una pared que no se mueve, un hombre que no se queda quieto. Ahora, no sólo una, muchas numeraciones me describen. Ya ocurro, entonces, íntegro, amigable capa, residual, sobrenadante, ya soy real. Y.

por Luis Topogenario
topogenario@gmail.com

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