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El viejo baúl y las memorias, de María Irma Betzel
por Lourdes Talavera
Escritora – Médica pediatra
talaveralou@gmail.com

 
 

El baúl sinónimo de arcón y cofre nos conecta con la idea de tesoro escondido. La memoria es un tesoro que se guarda y que hace de las personas lo que son. La existencia es el recuerdo. El secreto de quienes somos está guardado en nuestros recuerdos.  María Irma Betzel,  con su libro  “Memorias de un viejo baúl” nos invita a transitar el territorio de la infancia.

 

 

Literatura infanto - juvenil

 

Se puede considerar a la literatura infanto - juvenil como un sistema de géneros (narrativa, poesía, teatro, de divulgación científica, histórica o cultura) que presenta, como rasgos dominantes y constitutivos de su condición, una calificación estética y la potencialidad de comunicar, de ser leída y disfrutada, por los niños y los adolescentes.

 

Esta manifestación literaria,  posee un potencial formativo que se convierte en   una herramienta  de las corrientes pedagógicas y las vivencias en el aula de la infancia y la adolescencia. Es un hecho reiterado y, significativo en América Latina, que los orígenes de la escritura para la infancia y la adolescencia estén vinculados a la tarea de los educadores y a la edición de libros escolares.  Por esta razón, los textos de las escuelas son el medio de difusión principal de la literatura destinada a este grupo de la población.

 

Una consecuencia negativa de esa relación con la institución educativa ha sido que con su marcado delineamiento didáctico, muchas veces, limita la naturaleza lúdica  y las posibilidades emocionales e imaginativas de los escolares. Una concepción moderna sobre esta cuestión enfatiza una relación de equilibrio, colaboración, intercambio y enriquecimiento mutuos, en la cual tanto la literatura como la pedagogía, sin dejar de ser lo que son, se unen en el quehacer del maestro, del bibliotecario, del promotor de la lectura, a favor de la promoción de la lectura y el desarrollo humano, hoy, de los grupos infanto – juveniles de diferentes generaciones.

 

En una época dinámica y hasta de agresiva globalización arrasadora de identidades culturales, la mejor literatura infantil y juvenil,  es aquella capaz de influir simultáneamente sobre la sensibilidad y el intelecto desde las edades más tempranas,  y puede convertirse en un poderoso factor de reconocimiento y reafirmación de lo propio,  sin renunciar a la vocación de universalidad que singulariza a  América Latina y en nuestro caso, al Paraguay.

 

En este sentido, siguiendo a la Sociedad Argentina de Pediatría, su par la Paraguaya fomenta la lectura desde temprana etapas de la vida para “hacerles  a los niños una caricia que los llevará a imaginar otros mundos posibles, a identificarse con personajes y a viajar a lugares lejanos sin alejarse de sus seres queridos”  Estas entidades científicas incorporan al concepto de salud de la infancia, la expresión de todo el potencial de la misma y su armónico desarrollo. Contarles cuentos o leerles un libro es un modo de jugar con ellos, divertirse juntos, alentarlos en el aprendizaje, desarrollar su inteligencia, demostrarles afecto.

 

María Irma Betzel  y el territorio de la infancia

 

Desde la perspectiva territorial, la infancia nos conduce por senderos de acertijos y entresijos, que se van contextualizando en un espacio donde la imaginación, la fantasía,  y la ficción  permiten la creación de un mágico universo infantil.

 

En este territorio, el niño va elaborando un caleidoscopio multicolor, que en su dinamismo  se metamorfosea  y  se transforma,  en  otro mundo oculto y secreto donde la infancia sueña despierta. En nuestro país, las referentes en literatura infanto – juvenil son: María Luisa Artecona de Thompson, Nidia Sanabria de Romero, Gladys Carmagnola, Nila López, Milia Gayoso Manzur y otras destacadas escritoras y educadoras.

 

María Irma Betzel tiene otras obras infanto – juveniles y la que ahora nos ocupa “Memorias de un viejo baúl” se presenta con un lenguaje sencillo, preciso, fresco y cotidiano. La obra tiene una estructura de caja china, que según ella misma cita a Vargas Llosa, que define esta técnica como la de contar una historia como una sucesión de historias que se contienen unas a otras. La personaje principal, Mariana, descubre unos escritos, una carta y va entrelazando el pasado con el presente con una sucesión de eventos históricos ricos que ayudan a comprender algunos hechos de nuestra historia nacional.

 

El relato acerca de Cuatí, el niño payaguá, que socorre a su jefe, el Gral. José Eduvigis Díaz con su sabiduría ancestral contribuye a que la niña recree de manera más colorida lo que había escuchado acerca del héroe en la escuela y sobre la etnia de los payaguas, los piratas canoeros del Río Paraguay. Los cinco cuentos que se desarrollan en espiral en la obra aluden a sucesos o hechos de la vida en tiempos del Supremo, la guerra contra  la Triple Alianza y la del Chaco. La casa abandonada, Carta y epílogo reflejan lo citado anteriormente como la técnica de la caja china.

 

La guía didáctica al final del libro ayudará en aula a profundizar en los diferentes aspectos de las historias, así como en comprender  tanto de la forma como del contenido que nos ofrece el libro y permitirá la reafirmación del ser paraguayo  como una estrategia de permanencia en el contexto  globalizador y dinámico de nuestra era tecnológica. 

 

Lourdes Talavera
Escritora – Médica pediatra
talaveralou@gmail.com
Gentileza del blog Sabor a Algarrobo
http://saboraalgarrobo.blogspot.com/

 

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