Sofía Bozán: a cincuenta años de su partida. 
- el espíritu reo de Buenos Aires en el recuerdo -

Por Carlos Szwarcer

María Isabel Bergero nació en Buenos Aires, tal vez el 5 de noviembre de 1904. Como muchos de nuestros mitos la fecha en que vinieron al mundo es controvertida. Sabemos con seguridad que se recibió de profesora de corte y confección, pero lo suyo fue el arte. Olinda Bozán, su prima, la ayudó en los comienzos y tomaría de ella el apellido artístico. Ganó su merecida popularidad por su picardía y desfachatez para cantar el tango, al que le dio un tono entre reo y risueño. Comenzó en la Compañía de Vittone y Pomar. El primer tango que cantó fue Canillita, en 1926. Trabajó en  teatro, radio, cine y televisión. Su imagen está fundamentalmente asociada a la canción ciudadana, sobre todo al teatro de revistas y en particular al teatro Maipo, en el que actuó ininterrumpidamente veinte años (1934-1954). De sus primeros tiempos afirmaban: "... Ya apuntaba en ella, en esa época, esa modalidad  tan suya y tan antiacadémica, tan espontánea y sin maestros, que no los tuvo en la iniciación de su carrera artística, de la misma manera y por la misma razón que no ha de tener discípulos, porque Sofía, era una forma particular de ver y sobre todo, de sentir el tango porteño”. La "Negra" Bozán representó un verdadero fenómeno popular. 

Con Gardel filmó, en 1930, "Luces de Buenos Aires". Muchos de los tangos que estrenó en el teatro de revistas se harían populares.  “De su generosidad porteña — jamás traslucida por ella — hablan sus muchos gestos de solidaridad en trances económicos difíciles por los que atravesaron amigos y camaradas."

 

Su muerte dejó un vacío. Se dijo: "...coquetería fina en ella, tan amante de las joyas, de los vestidos, de los extractos... impuso la caricatura y el monólogo del tango. No lo cantaba,  lo decía, con ademanes "desacompasados",…no tanto de la música como al ritmo titilante de sus pulseras...". Pero la cancionista daba paso a un artista más completa: "... entre tango y tango, relataba ‘sus cosas’ y se reía un poco de la armonía y de la cadencia tanguística y mucho de ella misma, contando sus preocupaciones íntimas y las de las chicas de la pasarela, que la querían como a una hermana mayor...."

 

De su extensa y fructífera relación con el teatro Maipo hizo que se dijera de ella, cuando se hablaba de la posibilidad de la venta de "la Catedral de la revista criolla", que "merecía figurar en el inventario". Sin embargo, el olvido ciudadano, en vez del recuerdo merecido, parece haberse instalado en la mayoría de los medios de comunicación que en otros tiempos la mimaban. Hace pocos días se cumplió medio siglo de su fallecimiento. Fue un 9 de julio de 1958 cuando Noticias Gráficas decía con una mezcla de amargura y poesía “Los bandoneones porteños enlutados, rezongan en este día triste un responso a su memoria. Y como si escuchásemos su voz, perdiéndose en la eternidad y en el recuerdo: “Adiós muchachos compañeros de mi vida, barra querida, de aquellos tiempos… Sofía Bozán ha hecho su último y definitivo mutis”. Realmente, como se tituló por entonces, había partido un poco del “espíritu de Buenos Aires”.

Buenos Aires. Julio de 2008.
Carlos Szwarcer © 2008.

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