Homenaje a Eladia Blázquez
-un espacio propio-
Por Carlos Szwarcer

Pasaron tres años desde aquel 31 de agosto de 2005 cuando su “corazón mirando al sur” se elevó a otra dimensión. Dueña de una manera distinta de sentir y expresar el tango, Eladia Blázquez, hija de  inmigrantes españoles (su padre era de Salamanca y su madre de Granada), había nacido en la ciudad de Avellaneda. Se abrazó a la música de tan pequeña que con razón solía decir “nací artista”.  Su carrera, iniciada a los 8 años, transitó diferentes estilos: los comienzos, en la canción española (por influencia familiar), luego, la música melódica y el folcklore hasta que incursionó en el tango y la balada, vinculándose intensamente con Buenos Aires desde el territorio de la nostalgia, evocando los tiempos cotidianos y primordiales.

Sala del Tortoni. Público durante el homenaje

Autora de más de 300 temas, no fue una revolucionaria de la música pero sí representó una brisa renovadora en la canción ciudadana. Sus creaciones tienen un modo diferente de mirar y de describir a la gran urbe. Las letras y melodías discurren por senderos que no conformaron del todo a los viejos tangueros que la miraban de soslayo, aunque no le dieron totalmente la espalda. Ciertamente, fue más apreciada por las nuevas generaciones por su moderno abordaje de la melancolía tanguera, los aromas del barrio, los perfumes del recuerdo, las  contradicciones de la mole de cemento, la ética en el proceder, así como los eternos amores o los grises desencantos. Su sello perdurará. Su obra queda viva en sus grabaciones y en la influencia que ha dejado. Son muchísimos intérpretes los que eligen sus canciones para cantarle a Buenos Aires y su gente.  

Recientemente, en el tercer aniversario de su fallecimiento, el Gran Café Tortoni, le realizó un merecido homenaje al asignarle el nombre “Eladia Blázquez” a una de sus salas. La iniciativa fue de su dueño,  Roberto Fanego,  que comentó al respecto: “he tenido en cuenta las grandes condiciones artísticas y la calidez humana y que,  como habitué del café, junto a Héctor Negro compusieron ese tango tan hermoso llamado  ‘Viejo Tortoni’”. El espacio elegido fue el del sector con puerta de salida a la calle Rivadavia. Había sido salón de  billares  y antiguamente se lo llamaba  “mixto”, porque a principio de siglo pasado “allí se permitía la presencia de ambos sexos en un época en la que no eran bien vista las mujeres solas”. Unos veinte años atrás se le colocaron  mesas de pool cuando este juego estaba de moda.    

Carlos Szwarcer y el poeta Héctor Negro

Los oradores del acto fueron los poetas Mosquera Montaña y Héctor Negro. El primero señaló la importancia de este sitio, hito histórico por el que pasaron grandes personajes del país y el exterior. A su turno, Héctor Negro, realizó una semblanza de la artista y reveló detalles de los orígenes de la canción “Viejo Tortoni”: "Como enamorado de este lugar le quise rendir homenaje e intenté unos versos, y dije: estos van a ser para Eladia Bláquez. Se los alcancé y le encantaron. Pero me pidió que se los lleve a un compositor que fuera más tanguero que ella”. Héctor Negro recordó que tuvo que insistirle, quería para su letra una autora de tango que “le cantara al tiempo nuestro con el lenguaje de hoy y con la  música de hoy”. Y la logró convencer.  

 

A los 15 días Eladia tuvo la primera parte de la melodía pero “se quedó atascada”.  El poeta la  serenó y alentó: “yo no tengo apuro”. Finalmente, adecuaron la música y letra, la redondearon y cuando la artista tocó la canción con su piano ambos quedaron satisfechos. 

“Viejo Tortoni” fue estrenado en la “Bodega” del Café por Osvaldo Arana en diciembre de 1979 y se difundió rápidamente. Susana Rinaldi pidió cantarlo, luego se realizó una bella grabación de Rubén Juárez con la orquesta de Raúl Garello y la propia Eladia lo incluyó en un compacto de sus canciones. Fueron las primeras versiones, después vinieron muchísimas más. Héctor Negro explicó que el éxito del tema probablemente se deba a que “tiene algo de atractivo,  no sólo por lo que fue el Tortoni sino que fue el traerlo al presente, y hacia el  futuro, cuando las generaciones vayan cambiando, cuando hayan otros poetas, otros músicos, otros cantores y vuelvan  a reverdecer las viejas glorias de este café”.

  

En tanto recordaba a su amiga, el poeta  confesó emocionado: “la  última vez que nos vimos me dijo: ´Negro, tenemos que hacer otro tango´. Lamentablemente la muerte se interpuso entre nosotros y no permitió que así fuera. Yo ya tenía pensado algo para ella y lo sigo pensando. En algún  momento nos encontraremos en algún rinconcito del cielo y vamos  a hacer ese tango que le debemos a nuestro pueblo”. 

Vitrina en la Sala

La proyección de un video de Eladia Blázquez en el que se la ve caminando por la calles de Buenos Aires, dirigiéndose al Tortoni -en el que ahora tiene su espacio con nombre propio-,  hablando de su vida, cantando sus populares canciones, trajeron al viejo café el recuerdo de una de las grandes creadoras del siglo XX.  

Carlos Szwarcer © 2008
Buenos Aires, septiembre de 2008

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