Barrio de Colegiales: visita a la Comunidad Chalom

Por Carlos Szwarcer

El 28 de Septiembre fue una tarde hermosa y soleada de inicios de primavera,  momento propicio para acercarse a Colegiales, en el noreste de la ciudad de Buenos Aires. El lugar tiene el privilegio de lucir por esta época el espléndido verde de sus calles arboladas. La apacible calle Olleros, que cruza el barrio y las vías del tren, anida a la altura del 2876 a la Comunidad Chalom. Ese día, el emprendimiento “Los Barrios Porteños Abren sus Puertas” (iniciado en el año 2003 por la Dirección General de Patrimonio, dependiente de la entonces Secretaría - actual Ministerio - de Cultura del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), programó los recorridos por los Hitos Históricos de la Comuna 13 (Barrios de Colegiales, Belgrano y Núñez) y solicitó al Centro Comunitario aludido poder ser visitado por los vecinos para conocer la Institución y su valiosa historia.

Me acerqué para cumplir la grata tarea de coordinador del evento (1) y, minutos antes de la hora pactada, en la puerta del Templo encontré un numeroso público que superó largamente el cupo inicial de 30 personas. Fuimos recibidos por el Lic. Pedro R. Malewicz, Presidente de la Comunidad Chalom, la que fuera legalmente creada a fines de los años ´20 del siglo pasado por inmigrantes de origen judeo-español procedentes de la Isla de Rodas.

Apenas pasadas las 14 hs. comencé un breve recorrido por la historia del barrio que aquí resumimos: las primeras parcelas se otorgaron a la Orden de San Ignacio de Loyola a comienzos del siglo XVII. Pero luego de la expulsión de los Jesuitas, las instalaciones de los religiosos fueron utilizadas por los Virreyes como lugar de descanso, tal como harían años después los alumnos del antiguo Colegio San Carlos, para esparcimiento y recreo durante las vacaciones. Recordamos que de la Chacarita de los Colegiales, tal como se la conocía por entonces, partieron tropas para la defensa de la ciudad durante la Primera y Segunda Invasión Inglesa. También se mencionó que desde este sitio se inició el recorrido del ejército que llevó al Litoral y Paraguay el ideario de los revolucionarios de Mayo de 1810. Asimismo las tropas de Rosas y los indios prisioneros de la Expedición al Desierto se alojaron en aquellos terrenos y, con el paso del tiempo, las lamentables epidemias de cólera de 1867 y fiebre amarilla de 1871 dieron origen a la creación del actual Cementerio de la Chacarita.

El paso del tranvía tirado por caballos de los hermanos Lacroze, la Federalización de Buenos Aires y la incorporación de los pueblos de Belgrano (dentro del cual se encontraba Colegiales) y Flores al ámbito de la Capital, la inauguración de la Estación de tren “Colegiales” del Ferrocarril Central Argentino y otros tantos hechos que dinamizaron la zona, favorecieron el asentamiento de grupos de inmigrantes en el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del XX. Españoles e italianos, especialmente, fueron los que más aportaron a la cantidad del flujo inmigratorio, sin embargo, otras nacionalidades y etnias fueron esparciéndose por estos lares de la periferia que comenzaron a ser atractivos a los recién llegados. El parcelamiento de lo que habían sido las viejas chacras y grandes campos, la venta de lotes, fue un momento propicio y en este contexto llegaron al barrio, entre otros grupos, también los  sefaradíes. (2)

Ingresamos al templo y Marcelo Benveniste, integrante de la Comunidad Chalom,   pasó a relatar la historia del origen de los sefaradíes, coincidencias y diferencias geográficas y culturales con los ashkenazíes, la otra gran vertiente del judaísmo; la llegada a la Argentina y al barrio de Colegiales de los rodeslíes (término utilizado para designar a los judíos sefaradíes procedentes de la isla de Rodas). Continuó narrando la organización de la Institución con la firma del Acta de Fundación del Centro Cultural Recreativo en 1929 y la inauguración del Templo en 1937, construido por el Arq. Alfredo Joselevich y subrayó la importante labor religiosa, educativa y de beneficencia desarrollada por dicho Centro Comunitario. A continuación la concurrencia fue invitada a sentarse en el recinto sagrado y siguió atentamente a Marcelo Benveniste y a Diego Elman en la explicación de temas relacionados con la religión y el ritual. Fueron numerosas las preguntas de un público ávido por conocer distintos aspectos relacionados con el culto y, a pesar de la complejidad de estos ítems, fueron contestadas de manera sencilla y clara para la comprensión de todos los visitantes. Nuestros anfitriones hicieron notar la austeridad del edificio y su ornamentación, señalándola  como parte de una concepción que busca acentuar el brillo en la espiritualidad más que en aspectos materiales. Se recordó a los mártires rodeslíes del Holocausto, cuyos nombres figuran escritos en placas sobre las paredes del Templo. Por último, para el regocijo de los presentes, la cantante e investigadora Liliana Benveniste cantó una bella y antigua canción llamada “Una tarde de Verano”, versión marroquí extraída de un romance llamado Don Bueso y su Hermana. que redondeó el encuentro en un clima de especial sensibilidad permitiéndome, a modo de cierre, definir el evento cultural, transitado durante dos horas magníficas, como un aporte interesantísimo para abordar el conocimiento de nuestra diversidad cultural y, fundamentalmente, “una fiesta para el espíritu.”

Carlos Szwarcer

Notas

1) Segunda  visita al lugar.  La  primera  la realizamos en Septiembre de 2004.

2) Palabra que deriva de “Sefarad”, nombre que antiguamente se le daba a España. 

Sefaradíes: judíos que vivieron en la península ibérica y que a fines del siglo XV fueron  expulsados, iniciando una diáspora por el norte de Africa, el Imperio Otomano,  Francia,  Holanda,  Inglaterra,  Italia, los Balcanes, entre otros lugares.

Carlos Szwarcer

Buenos Aires, Septiembre de 2006.

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