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Carta ciudadana desde el Paraguay (212)

Sin pena… pero tampoco con mucha gloria
Analiza la despenalización sin humos en la cabeza: Chester Swann

Luque, Paraguay, 1º. de setiembre de 2009

La cosa comenzó hace varios años en los Estados Unidos con una organización civil cuyas siglas eran NORML (National Association for Reform of the Marijuana Laws) o asociación nacional para la reforma de las leyes sobre la marijuana. Dicha asociación, integrada —no por locos, junkies, hippies o “colgados”, como podría creerse— por artistas del cine, la música y otras variedades, juristas del derecho positivo y hasta médicos, que propiciaban la despenalizacion del consumo de esta omipresente hierba. Lograron dicho objetivo en algunos estados aunque la Ley Rockefeller (que penaliza y criminaliza el uso de sustancias, fuera del alcohol y tabaco desde la era Nixon) sigue vigente hasta hoy.

Los pacifistas y los veteranos contrarios a la guerra de Viet Nam habían popularizado el consumo del cannabis, por lo que el gobierno endureció las penas contra ellos, alegando falta de respeto a sus símbolos patrios y por poner en tela de juicio la escalada bélica y sus ocultas razones de estado. Esa fue la razón principal —más política que otra cosa— de la represión indiscriminada a esta hierba, hoy recomendada incluso por terapeutas como paliativo de muchas enfermedades como el cáncer, el glaucoma, la anemia, la inapetencia y otras. 

Se calcula que gran parte de los ciudadanos encerrados en las cárceles norteamericanas lo son por delitos bagatelarios de tenencia o consumo —aunque no hayan cometido delito a causa de ello, ni violentado derechos de terceros— y cuestan al estado buenos dólares de gastos de mantenimiento, juicios y condenas. También en los países donde se ha copiado dicha ley Rockefeller, como la 357/72 o la 1340 actual, reprime y criminaliza a cualquiera, sin reparar en la conducta no violenta de los ciudadanos y favorece al narcotráfico. Es bien sabido que lo prohibido atrae curiosidad y aunque el riesgo sea mayor, los traficantes venden a buen precio algo que la naturaleza da gratis a cualquiera. Y también se anexa a esto la corrupción policial, militar y judicial; sin contar con narcopolíticos, narcoempresarios y hasta narcoganaderos fronterizos que hacen buen dinero de su tráfico ilegal.

Ahora la Corte Suprema de la República Argentina en un dictamen ejemplar, ha sentenciado que nadie puede ser detenido por portación de pequeñas cantidades para uso personal o si las consume en privado, amparados en el art. 19 de la constitución. México se ha adelantado en esta decisión y ahora le han seguido el Uruguay y el Brasil. Chile estudia la posibilidad de seguir en este camino, pese a la oposición de la iglesia católica.

Creo sinceramente que debería haber debates públicos, entre educadores, artistas, médicos (no de ésos que leen Reader’s Digest sin purgante), juristas y padres de familia a fin de determinar los pro y los contra de despenalizar una hierba que es uno de nuestros mayores rubros de exportación y cuya peligrosidad se ha exagerado en demasía a causa de intereses exógenos ajenos a nuestra realidad.

Cualquiera que haya probado la hierba, sabe que ésta no induce a la violencia. Y de seguro, hay más de lo que muchos creen; incluso políticos, periodistas, ejecutivos y empresarios. Pero se mantiene la prohibición y penalización por presión del gobierno de los Estados Unidos y para mantener la cotización en alza, que de eso se trata. De levantarse la prohibición, de seguro acaba el negocio de los traficantes e intermediarios… y se termina el dulce fluir de dólares de la embajada de U.S.A. hacia la SENAD y sus corruptos agentes.

Creo que hay que asumir nuestra mayoría de edad y debatir sin tabúes acerca del tema, sin caer en alarmismos baratos ni afirmaciones exageradas. El desafío lanzado por el diputado Elvis Balbuena está lanzado. 

¿Quién lanzará la primera piedra? Espero que no sea sólo Raúl Melamed…

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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