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Carta ciudadana desde el Paraguay (268)

 

Objetores… ¿De conciencia… o sin conciencia?
Solicita exoneración de rendición de cuentas a la historia: Chester Swann

Luque, Paraguay, 8 de diciembre de 2009

Sé perfectamente a lo que me expongo por pergeñar estas líneas. Es probable que suscite los truenos de la ira de mucha gente amiga, conocida o no tanto; pero es que tengo el berretín de que si no hacemos algo por el país ―por Nuestro País―, es que realmente somos poco concientes de lo que significa ser objetor de conciencia.

Una cosa es rechazar ser entrenado como asesino sin sueldo ―léase soldado― y negarse a la guerra ―al servicio de infames órdenes “superiores”―; otra es negarse a servir como voluntario civil a la patria, sin ser ordenanza de nadie y con dignidad. 

Por ejemplo, comoi camillero en hospitales, oficinista en municipios, paramédico o ayudante en hospicios, padres sustitutos en orfanatos, auxiliar de oficinas públicas, de guardabosques o brigadas ecológicas e incluso como instructores de artes a menores presos. Nunca estuve de acuerdo con quienes rechazaban porque sí cualquier servicio a la patria, simplemente declarándose objetor ¿de conciencia? ¡Vamos! ¿De cuál conciencia?

Si no hacemos un servicio a la patria, es que no reconocemos que ésta nos ha dado educación ―mediocre, es cierto, pero educación al fin―, nos administra servicios ―deficientes, pero útiles y nos documenta y representa ante potencias extranjeras dándonos un lugar digno sobre el planeta. Sería justo no retacear un modesto aporte de mano de obra voluntaria u opcional que permita prescindir de tantos parásitos que inficionan las instituciones haciendo nada; algo que cualquier voluntario puede hacer sin cansarse.

Hasta creo que podríamos hacerlo mejor que esos zaprófitos de seccional o comité que colman la demografía de políticos buenos para el bostezo. Èsos que llenan oficinas de cualquier institución y succionan sin pudor las ubres del fisco. Además, supongo que al menos se podrá prestar servicio dentro de la comunidad, del barrio o parroquia, sin tener que pagar pasaje para concurrir al mismo, ni tener que soportar a esos cabos y sargentos torturadores y sus descuereos cotidianos. Supongo que los legisladores ―pese a sus escasas luces― han de evitar humillaciones en esas áreas civiles a los voluntarios y hasta les otorgarían un modesto viático que los ayude a estudiar… supongo.

Cuando joven, me tocó ir de voluntario a un cuartel capitalino; con la salvedad de que mi madre ―que en paz descanse―, puso la voluntad y yo el cuerpo. De todos modos aguanté el castigo de trotar fusil al hombro (me tocó infantería) hasta que salí de baja. Ahora creo que si hubiera sido objetor, al menos hubiera aceptado de buen grado ser bombero, guardiaparque, guardabosque, ordenanza municipal o brigadista verde, guardián de la naturaleza o lo que fuere. Yo también odio tener que matar a quien no tengo el gusto de conocer, que no soy norteamericano, ni tengo pasaje reservado a Afganistán o a Irak para matar civiles como única diversión.
Al Servicio de Paz y Justicia (serpaj), sugiero que arríe su postura intransigente y presente propuestas creativas para servicios civiles optativos. Así, de paso desalojan a esos planilleros de sus puestos, como por ejemplo a los contratados fantasmas de la justicia electoral.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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