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Carta ciudadana desde el Paraguay (241)

 

No son los muertos los que en dulce calma en paz reposan en las tumbas frías...
Hace arqueología en el sepulcro de la historia: Chester Swann

Luque, Paraguay, 2 de noviembre de 2009

Hoy los muertos diz que están de fiesta; y, de seguro se estarán riendo de los vivos, de los vivillos y de los idiotas tanatofílicos. Estos, que que inundan los cementerios una vez al año, con flores, velas y pintura fresca en una suerte de rtual gótico de blanqueadores de sepulcros. Es muy católica la costumbre de honrar atroces reliquias cadavéricas, como si fueran aún lo que han sido en vida. Es como si Ud., amigo lector, gustara de la cerveza y homenajeara a las botellas vacías en algún depósito de trastos viejos.

A muchos han de escandalizar estas líneas, pero creo que es hora de ver las cosas de otra manera más filosófica y dejar de lado supersticiones macabras. Ahora, para completar, tenemos el festivo Halloween llegado desde el norte… pero olvidamos que a los seres queridos hay que honrarlos en vida; no a sus cáscaras vacías y post mortem. Mientras lo olvidamos, sólo nos queda recordar lo bueno que era el finado (a) cuando no les hemos dado pelota mientras alentaban. Es más. Hasta los hemos despreciado y contrariado sólo por ser del viejazo.

Todo ser biológico debe dejar de existir al cumplir su ciclo vital —regla áurea inapelable de la naturaleza— y dar lugar a nuevas generaciones de la especie que fuere. Desde el mítico Génesis nos han hecho creer que “en un principio fuimos inmortales” y que a causa de “la caída” perdimos tal virtud. Nada más falso. Nunca fuimos ni seremos inmortales y debemos hacernos a la idea, nos guste o no. Tampoco nadie ha probado científicamente que seremos inmortales en nuestra transición ultrasepulcral, sea en los cielos o en los infiernos.

Imagínense un mundo poblado de longevos o inmortales ¡qué aburrido sería! Y qué problemas logísticos afrontaría este pobre planeta. Memento mori—recordaba un anónimo esclavo, al filósofo y emperador Marco Aurelio, cada media hora con una ampolleta de arena. “Recuerda que debes morir” era su cantinela, para recordar al amo de ser justo y estoico en las buenas y en las malas. 

Nuestros hijos y nuestras obras son las que nos harán inmortales. No nuestras riquezas, petulancias y egoísmos. Más que vivir, deberíamos honrar a la vida al decir de la cantautora argentina Eladia Blásquez, y vivir, cada hora como si fuese la última; disfrutar de la naturaleza y los pequeños goces vitales evitando los excesos y cuidar nuestra salud como al más preciado tesoro. Todo lo demás, es pura vanidad. Vanitas vanitátum et omnia vanitas. 

Dejemos, al decir de la parábola evangélica, que los muertos honren a los muertos y dejémoslos en paz, a cargo del apetito de los gusanos o del fuego purificador de la cremación… y guardemos a nuestros seres queridos en el recuerdo. Y que sus despojos yazgan en paz per sæcula sæculórum. Amén.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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