Carta ciudadana desde el Paraguay (205)

Los Hermanos sean ¿unidos…?
Trata de recordar el pase de manos: Chester Swann

Luque, 10 de agosto de 2009

La última trapisonda del “venerable hermano” Diego Bertolucci, la de birlar cien mil verdes de Yacyretá, pone nuevamente al tapete a esta orden —tan antigua y misteriosa como sospechosa— llamada francmasonería.  Varios  jueces y fiscales convictos por coimas y conocidos delincuentes de frontera militan activamente en dicha sociedad, a trueque de impunidad “fraternal”.  Nada ocurre por casualidad en el mundo, no al menos los acontecimientos claves de la historia.  Todo deriva de planificaciones hechas en las sombras, aunque a veces algo de luz se filtra entre las tinieblas.

Es evidente que la primitiva masonería ha cumplido un rol importante como aglutinante de artesanos, constructores libres y artistas varios.  Tras la caída del imperio romano, los ex esclavos, canteros, escultores, arquitectos, etc. se agremiaron en collegiatas de trabajadores francos (libres) que dieron origen a las primeras logias de la edad media.  Las catedrales góticas fueron obra de trabajadores libres bajo el mecenazgo del clero romano; pero durante el Renacimiento decayeron tales obras faraónicas, debierndo las logias admitir a príncipes, burgueses ricos, mercaderes y políticos como “protectores” aceptados.

Tras la conquista, estas logias se trasladan al nuevo continente, medrando hasta los años de la pre independencia, en que, como nuevos señores feudales tomaron parte de las luchas emancipatorias.  Más que nada para seguir con sus privilegios sin los incómodos controles de las coronas metropolitanas, pero tan opresores como los europeos.  Al menos para con los nativos a quienes sacrificaron cruelmente en nombre de la “civilización”.

La masonería paraguaya fue fundada por el Dr. coronel Adrián Cháves, médico de la marina imperial brasilera, tras la ocupación de Asunción.  De ahí que nos impusieron una constitución masónica (la de 1870), en la que el robo de un vacuno tenía más punición que un homicidio.  Posteriormente, los masones del Rito Escocés fundaron al partido colorado para servir a los intereses de Río de Janeiro; los del Grand Orient de París crearon el Centro Democrático, embrión del partido liberal… para servir a los intereses de Buenos Aires.  Nuestra independencia y soberanía quedaron embargados a nuestros “tutores” y victimarios, gracias a los “demócratas” de las logias.

Las guerras civiles del Paraguay, entre esa posguerra hasta fines del siglo XX, fueron obra de rivalidades de logias e intereses de la proterva política criolla, manejada desde los centros de poder extranjeros.  Muchos políticos, abogados e intelectuales y de otras corporaciones militaron en las logias con mayor o menor fortuna, luces y sombras. 

Y ahora, un nuevo escándalo de un ex Gran Maestre grado 33, Diego Bertolucci, se suma a estos hermanos de las sombras.  ¿A esto obedece ese secreto crepuscular en el que se amparan como quirópteros al acecho?  Creo que es hora de identificarlos para que el pueblo paraguayo (profanos, dicen ellos con desprecio por los “no iniciados”) sepa quién es quién y qué hacen.  Por ahora, a manera de pista, diré que están enquistados en las instituciones públicas, especialmente en la ¿justicia?, el congreso nacional y varios ministerios claves.  Hay que sacarles la máscara y separar la paja del trigo.  

Nada más… por ahora.  Pronto volveré sobre el tema.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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