Carta ciudadana desde el Paraguay (186)

El insoportable anacronismo de la política
Busca aggiornamento con urgencia: Chester Swann

Luque, 13 de julio de 2009

Los políticos paraguayos —del variopinto espectro cromático existente— se caracterizan por aferrarse al pasado con ahínco digno de mejor causa.  Dejando de lado el viejo esquema —caudillista, clientelista y corrupto a que nos han llevado desde fines del siglo XIX, tras la hecatombe de 1870 y su constitución “liberal” excluyente; donde el robo de una vaca tenía mayor pena que un asesinato alevoso—, aquellos se mantienen anclados en el pasado e ignoran los nuevos tiempos.  Muchos de ellos ni siquiera manejan conceptos actualizados e información al día, y se mantienen en sus curules con una verba paupérrima ajena a toda inteligencia, salvo manejar sus limusinas 4 x 4 o sus laptops por obligación.

Pareciera que temen al inexorable avance del tiempo y muchos hasta se creen imprescindibles; no sólo dentro de sus partidos, sino también en sus cargos electivos o no. Nadie se percata de su fusibilidad a las primeras de cambio; especialmente ministros, directores y gerentes de entes públicos.  De ser por ellos, manipularían alguna máquina de ciencia-ficción para atrasar los calendarios y seguir en el siglo XIX… o más atrás aún.

Pero ¿Qué hace el pueblo, el electorado horizontal, ante estos anacronautas manifiestos?  Es obvio que las masas ya no son las de antes, sumisas, obedientes y resignadas. Los cambios en la historia política mundial han sido casi vertiginosos; mucha gente está informada de cuanto ocurre a extramuros.  Quizá a medias o con aditivos erróneos, pero informada de todos modos y despierta.  No así los políticos, refractarios al conocimiento y a las ciencias, salvo las de la demagogia populista decimonónica. 

Y vivir con la mente en el siglo XIX a inicios del siglo XXI es un anacronismo manifiesto e insoportable.  Y que conste que muchos políticos parecen aún más anacrónicos, como salidos del paleolítico inferior; una suerte de neandertales con correo electrónico o primates con revólver.  Y ello se nota al oír sus guturales plagueos mal articulados, plenos de muletillas, gazapos, errores de dicción y de conceptos.  Sus “declaraciones” mueven a la risa, si no a la pena o a la vergüenza ajena.  ¿Es esto lo que nos merecemos en este Paraguay “moderno”?

La realidad es que este atraso mental de la política paraguaya —donde las escasas excepciones a esta regla brillan con luz propia—, se notan mucho más en el exterior que a intramuros.  Por algo muchos periodistas extranjeros nos toman a la chacota y nos consideran una especie de cavernícolas fuera de tiempo. Sólo los diplomáticos de afuera nos doran la píldora y fingen condescendencia hacia nuestros gobernantes.  Mas no sé qué imagen tendrán del pueblo, que poca o ninguna vela tiene en este entierro de teorías difuntas.

Es de esperar que, bien entrado este siglo, nuestros políticos adelanten sus relojes al menos hasta hace setenta años atrás… si es que no se deciden a ponerse al día. Que el miedo no es zonzo; especialmente el miedo a los cambios.

                                Cara a cara

¿Mienten los espejos, que reflejan nuestras almas?

No lo sé, pero es probable que ignoremos esa ilusoria imagen

Que rebota, apostrofando a nuestra vista con la nada.

Apetecible delirio que brota desde un cristal sincero y frío.

Orográfica epidermis que insiste en parecerme e imitarme.

Desafiando a los años de planicies apacibles y tersura.

A lo que ha sido mi rostro, que hoy ya no es sino un reflejo.

Mas insisto en enfrentarme a ese extraño que me mira

A ese engendro inexistente que ya denuncia mis canas.

Cara a cara, cuerpo a cuerpo, línea a línea, mano a mano.

Ese retrato inmaterial que me devuelve desde un vidrio.

Voy comprobando que no es cierto; que soy aquél

Que la vida ha respetado, congelándome al pasado.

Al contrario, el futuro me está alcanzando… y no me asusta

Prefiero sonreír, ante ese extraño que me imita frente a mí

Remedando mi sonrisa, aún sabiendo que es espectro

Que no existe y es ilusorio… como todo porvenir.

 

Del poemario “Bodas de Silencio”, libro próximo a escribirse.

Chester Swann Ex periodista, cantautor, escritor y diseñador gráfico, entre otras maneras de perder tiempo sin perecer en el intento.

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